Escudo de la ciudad

Escudo de la ciudad
El escudo de Rosario fue diseñado por Eudosro Carrasco, autor junto a su hijo Gabriel, de los Anales" de la ciudad. La ordenanza municipal lleva fecha de 4 de mayo de 1862

MONUMENTO A BELGRANO

MONUMENTO A BELGRANO
Inagurado el 27 de Febrero de 2020 - en la Zona del Monumento

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martes, 15 de agosto de 2023

DE LA CARICATURA AL MAGAZINE: PERIODISTAS E INTELECTUALES (ROSARIO, 1870-1914)

 

Alicia Megías

Pese a que en Rosario no hubo imprentas hasta 1854, la prensa escrita tuvo una rápida expansión. En ese extenso catálogo de publicaciones -más de 300 títulos producidos por un nutrido elenco de actores- este trabajo explora algunos de los semanarios satíricos y las revistas publicadas entre 1870 y 1914. Cada semanario fue un emprendimiento colectivo que supuso la intervención de distintos oficios: desde los encargados de las redacciones (periodistas, cronistas, editores, dibujantes, coiaboradores) hasta los trabajadores de los talleres de impresión y grabado (tipógrafos, litógrafos, maquinistas, etc.), los fotógrafos y los encargados de la distribución l.

Tanto los semanarios como quienes los produjeron, constituyen objetos de estudio atractivos; sin embargo, las indagaciones sobre el tema en la ciudad de Rosario no abundan, y son menos aún las centradas específicamente en los staffs2 . Algunas de sus características explican, por lo menos en parte, esa relativa escasez. Los semanarios satírico-políticos del siglo XIX y las

  1. Entre 1854 y 1914, se publicaron en Rosario más de trescientos semanarios (excluidos las publicaciones obreras y sindicales) y aproximadamente un centenar de diarios y periódicos.

  2. Sólo a modo indicativo, pueden mencionarse algunos trabajos que han estudiado el tema para el caso de Buenos Aires: Eduardo ROMANO, "Escritores, intelectuales e industria cultural en la Argentina (1898-1933) en Prensa y cultura de masas", Rehime, Cuadernos de la red de historia de los medios, N.0 4, Buenos Aires, 2015-16. SZIR, Sandra M. "De la cultura impresa a la cultura de lo visible. Las publicaciones periódicas ilustradas en Buenos Aires en el siglo XIX" en Marcelo H. GARABEDIAN et al., Prensa Argentina siglo XIX. Imágenes, textos y contextos, Buenos Aires, Teseo, 2009. Laura MALOSETTI COSTA, Laura y Marcela GENÉ (Comps.) Impresiones porteñas. Imagen y palabra en la historia cultural de Buenos Aires, Buenos Aires, Edhasa, 2009. Claudia ROMAN, Prensa, politica y cultura visual. El Mosquito (Buenos Aires, 1863-1893), Buenos Aires, Ampersand, 2017.

revistas de los primeros años del siglo XX fueron efímeros, no buscaron trascender y se apoyaron en temas coyunturales habitualmente protagonizados por actores locales3. Así, los textos y las caricaturas, con apodos y detalles físicos, muy reconocibles para los lectores de la época, suelen convertirse en documentos crípticos que el investigador necesita descifrar. Además, el anonimato, el uso de seudónimos y la ausencia de datos sobre tirajes dificultan iluminar a los redactores, establecer secuencias certeras o avanzar sobre su real impacto entre los lectores.

Si bien esas condiciones convierten a los semanarios y las revistas rosarinos en un escenario algo opaco, habitado por actores difíciles de identificar, hay materiales disponibles para reconstruir parte de sus características. Esto sobre una convicción: quienes participaron en esas producciones editoriales siguieron el ritmo de la modernización de la ciudad; intervinieron en la profesionalización del trabajo periodístico y editorial y paulatinamente, conformaron una franja de intelectuales. Fueron activos y cambiantes: afrontaron las alternativas de ta vida económica, social y política; tuvieror éxitos generalmente más breves que los fracasos; se enredaron en conflictcs políticos; frecuentemente sufrieron problemas financieros y de casi esos temas hablaron en sus publicaciones.

El siglo XIX: Los semanarios

Los semanarios satírico-políticos fueron tan diversos como la cosmopolitz sociedad rosarina. A Eo largo de la década de 1870, se definieron sus rasgcs Tuvieron corta duración; buscaron lectores entre quienes se interesaban en política y en menor medida, en temas comerciales y asuntos concernientes las distintas nacionalidades: hubo semanarios en italiano y sus dialectos, fracés, inglés, alemán, croata, lenguas eslavas y hasta uno, El Coyuyo (1871), cluyó el quechua. Fueron menos los que se pretendieron literarios; entre ellCE varias pequeñas hojas a cargo de jóvenes estudiantes, para los cuales Eudc-Carrasco (periodista y coleccionista de la prensa local del periodo) acuñó categoría ad hoc: los definió como del "género tonto" 4

El primer semanario rosarino conocido fue El Ernbustero, el suplemer.--: dominical "satírico, burlesco, locuaz y entrometido" del diario El Progre: :

  1. 3.Afirma Beatriz Sarlo en la "forma revista", "su tiempo es (...) el presente", no busca reconocimiento futuro, sino "la escucha contemporánea". Sus textos, ponen ('el acento sa: Io público, imaginado como espacio de alineamiento y conflicto. Su tiempo es, por espresente (...), no se planean para alcanzar el reconocimiento futuro (...) sino para la esc•-: contemporánea". Beatriz SARLO, "Intelectuales y revistas: razones de una práctica América: Cahiers du CRICCAL, Paris, N. 0 9-10, 1992.

  2. 4.EL SOL, 16 de diciembre de 1877.

siguieron otros semanarios y bisemanarios satírico-políticos; órganos de trinchera que respondieron a las facciones políticas cruzándose "las más espantosas injurias y calumnias"5. Todos remedaron el estilo y la estética de los de Buenos Aires -en particular de El Mosquito (1863)- e incluso de los europeos; El Tábano(1869), Diablo Cojuelo (1876) y Látigo(1884) tomaron sus títulos de la prensa española y Figarilio (1886) apeló al seudónimo de Juan B. Alberdi o quizás, al referencial Fígaro parisino (1826).

Ha quedado poca información fehaciente sobre el modo en que se financiaron. Seguramente, recibieron apoyo del partido o la facción para la que batallaron; un respaldo tan inestable como esas agrupaciones y que siempre ocultaron6. De hecho, esa condición efímera muestra que la venta, las suscripciones adelantadas y los pocos avisos publicitarios que ocasionalmente incluyeron, no alcanzaron para sostenerlos. A excepción de El Embustero no fueron suplementos dominicales, simplemente contrataron los servicios de imprenta en los talleres de los diarios. El frecuente cambio de los lugares de impresión y los reclamos de los litógrafos e impresores por falta de pago, confirman las dificultades financieras de la mayor parte de esa prensa.

Es probable que estar siempre ai borde de una inminente desaparición haya intervenido en el interés con el cual buscaron el reconocimiento de sus pares. Ante los de la ciudad, el reconocimiento mutuo tomó, por lo general, forma de provocaciones y "chicanas" políticas; frente a los editados fuera de Rosario no faltaron esos comentarios punzantes, pero al mismo tiempo mostraron gran satisfacción al ser mencionados o sa[udados. El crédito que confería aparecer -aun en unas pocas líneas formales- en un diario o semanario de Córdoba o Buenos Aires, merecía una transcripción completa.

La Cabrionera sintetizó muchas de las características de los semanarios satíricos rosarinos del siglo XIX. A diferencia de otros logró sostenerse, aunque con intermitencias, durante varios años. Dominical y con editor anónimo, apareció en 1871 como "Periódico satírico burlesco y de caricaturas". Se imprimió en el establecimiento de Monzón y Frías, donde también se editaba el diario La Opinión Nacional; en los primeros números los dibujos fueron de Manuel Frías y unos meses después, de José Müller, del taller

  1. Eudoro y Gabriel CARRASCO, Anales de la Ciudad del Rosario de Santa Fe, Buenos Aires, Peuser, 1897.

  2. Ese tipo de informaciones suele aparecer en medio de peleas y provocaciones políticas. En 1889, por ejemplo, Caramelo aplaudió el cese de aun papelucho iturraspista" (Fígaro, de Santa Fe Capital), porque su sostenedor, Iturraspe, "le cerró su bolsillo". Caramero, 12 de mayo de 1889. El editor de El Cosmopolita (1884) fue "apremiado por el impresor por pagos, dejó de publicarlo muy pronto". Del mismo modo, Enrique Covani, director de Ej Sol de mayo (1884), "no pudo pagar la imprenta". Wladímir MIKIELIEVICH, "El periodismo literario-artistico y anexos culturales en Rosario (1854-1900)" en Revista de Historia de Rosario, N.0 35, 1983.

litográfico Müller & Fleuti. Durante sus primeros cinco años estuvo a cargo de un redactor de La Opinión Nacional, Gualberto Escalera y Zuviría (con el seudónimo Aben Deíd) y de Emilio Ortiz (padre del poeta Emilio Ortiz Grognet) 7. Su número inaugural del 23 de abril de 1871 incluyó una aguda nota titulada "La Caricatura", un manifiesto temprano sobre los dibujos satírico-po[íticos. El articulista anónimo -que firmó "Cabrión N. 0 1"- aseguró que la caricatura requería "ingenio". Por lo tanto, suponía "un grado honroso de adelanto sociaf"y la ciudad de Rosario estaba "ya al nivel de la caricatura. No es poco decir".A su juicio, los dibujos satíricos que antes eran vistos como ofensivos, comenzaban a ser aceptados y algunos individuos hasta deseaban ver su "rostro desfigurado en un rincón de la lámina". Suponían honores que no se prodigaban a “tipos oscuros" o "personajes inútiles" porque los dibujantes necesitaban "paño en que cortar": sólo quienes se distinguían "por algo de extraordinario" proporcionaban materiales "a la crítica simbótica y a la suspicacia del espíritu". Enfático, destacó el valor de los dibujos -un trazo de lápíz vale más que un "tomo escrito por Girardin"- y de los litógrafos: "La elocuencia de todas las lenguas reunida en una sola, no da el resultado de las líneas trazadas sobre la piedra ". Con un entusiasmo que, en la mayoría de los casos no fue confirmado por los hechos: consideró a la prensa satírica -la llama 'festiva"- más atractiva que "los diarios comunes' porque era capaz de interesar a distintos tipos de lectores:

Un diario festivo es una reforma plácida: una reforma entre carcajadas; y es mayor su eficacia precisamente porque todos ríen; y tiene que ejercer más influjo porque mayor es su circulación, tiene que ser más prestigioso porque fija más la atención y más entretenido por el trabajo de la definición y más comunicativo por la malicia, y más duradero por su condición artística (...) Los diarios comunes no tienen más porvenir que el rato del almuerzo; la caricatura entra por el salón y toma asiento por todo el día.

La gente que parece seria lo mira con cierto desdén, pero lo mira y remira. Los viejos a fuerza de creerlo inmoral desde antes de nacer le cierran la puerta, pero el diablillo se cuela por la ventana.

Las muchachas se juntan, lo toman con avidez, lo descifran a su manera y atruenan los aires.

Los aludidos lo esconden, Eo rompen; pero estas precauciones dan más valor a la mercancía porque aumenta el consumo.

El éxito de los semanarios caricaturescos y satíricos le pareció indudable:

La caricatura va extendiéndose como el aceite, va colándose, va haciéndose lugar y muy luego es la dueña de casa, cortejada por muchos y buscada por todos.

7. Apuntes Biográficos Contemporáneos, Rosario, Imprenta de El Comercio, 1878 (s/a).

La lámina (...) resume la parte inteligente de la prensa en su trapecio moral, haciendo todas tas pruebas acrobáticas del periodismo y arrostrando todos los peligros de la cuerda floja en que baila todos los días8.

En efecto, La Cabrionera estuvo siempre en un inestable equilibrio. Su Económico y relativamente numeroso staff agitó a los vecinos, al resto de la zona en local y a la de otras provincias con notas cáusticas que desencadenaban enredos políticos o sociales ante los cuales, los redactores redoblaron el sarcasmo 9 de sus primeras crisis fue provocada por el áspero anticlericalismo de una caricatura donde aparecía el canónigo Piñero (el cura de la ciudad) dándole una hostia a un burro. Por supuesto, La Cabrionera contestó las quejas con más insolencia: quienes se habían sentido ofendidos habían hecho una Interpretación falsa y maliciosa" porque no se trataba de una hostia sino de una bolita para que la tragaran todos los que se han alarmado, representados --tan al natural... Eso es todo... no hay tal hostia ni bueyes perdidos" 10.

La situación de sus finanzas fue una preocupación constante. Incluyeron publicidades y, a veces, anunciaron aumentos de tiraje o éxitos económicos; obstante, esas informaciones son inciertas y parecen ser simples ironías ll . Conseguir el reconocimiento de sus pares fue un anhelo constante. La Cabrionera reprodujo los comentarios de otros diarios y semanarios y se quejó cuando no fue mencionada:

Querido Mosquito: Se me ocurre dirigirte esta por puro capricho, que al fin mujer soy y basta. No sé si ha llegado a tu noticia que estoy levantando polvareda y, que como esto siga, voy a meter más ruido que el bombo de Héctor Varela. Me he tomado la molestia de hacerte algunas visitas, pero ni siquiera te has dado por entendido.

Parece que la quieres echar de desdeñoso conmigo y tengo fundados motivos para creer que no te alcanza la talla. (...) estás muy desabrido. (...) Ten siempre presente esto que te dice una mujer de fundamento y trata de esmerarte (...). Aquí tenemos gracia a patadas y tipos de sobra (...).

Con que hasta siempre (...) recibe un púdico abrazo de quien bien te aprecia y cuando quieras escandalizar el barrio no tienes sino hacerme una seña.

Un besito a los chicos. Cabrionera12

la Cabrionera, Año I, N.0 1, 23 de abril de 1871.

La Cabrionera, 20 de agosto de 1871, describe una reunión del equipo del semanario a la que concurrieron 8 0 9 individuos.

La Cabrionera, 20 y 27 de agosto de 1871.

La Cabrionera, 6 de agosto de 1871. Ese número informa que agotaron el tiraje y una reimpresión de otros cien ejemplares. Pero a continuación, dice que con las primeras utilidades del periódico comprarán "un gran carri-coche, tirado por mulas blancas" en el cual saldrán los redactores para agradecer personalmente a los lectores.

La Cabrionera, 23-7-1871. En el mismo número, agradece a los diarios rosarinos "los galantes

Alrededor de 1874, aumentó su equipo de redacción "con varios muchachos picantes», pero dejó de salir por un tiempo y reapareció en diciembre de 1875, con la leyenda "Segunda Época". La primera nota editorial habló de la "desaparición y reaparición de La Cabrionera" y cambió la imprenta de Monzón por la del diario La Capital. Sin embargo, el intento fracasó y volvió a interrumpirse13.

Desde el primer día de 1877, comenzó una "Tercera Época". Por primera vez, publicó el nombre del editor -Eugenio Terroso- y tuvo nuevo dibujante -"Lima"-. De esta tercera época casi no se conservan ejemplares, pero es claro que el staff era distinto. Todavía vinculada a los talleres de La Capital, La Cabrionera se involucró en la larguísima pelea entre Ovidio Lagos editor y propietario de ese diario y Eudoro Carrasco -antiguo socio de O. Lagos- y su hijo Gabriel -propietarios del diario El Sol- 14. Ovidio Lagos negó cualquier vínculo con el semanario, pero G. Carrasco insistió en señalarlo como "editor responsable de aquella afrenta al Rosario. Lo aseguramos"15

Los únicos datos sobre La Cabrionera a fines de la década de 1870, provienen dei diario de G. Carrasco empeñado en su campaña contra Lagos. Escribió que el semanario había "resucitado" por tercera vez, por lo tanto. tos vecinos debían prepararse para recibir sus insultos porque ia difamación estaba en la naturaleza del semanario. En esa interminable disputa, Carrascc reivindicó los primeros años de La Cabrionera (cuando salía por la imprenta de La Opinión Nacional). En esa época, se había mantenido debido "a IE caballerosidad e ilustración de los jóvenes que la redactaban y a ia manere mesurada con que trataban las cuestiones". Pero no había logrado prosperar: a mediados de la década de 1870, "La Cabrionera se fundía viva (ya diremos la causa por la cual se funde en el Rosario todo periódico que no sea insultedor y cueriador) (sic)". Tras ese fracaso económico, el semanario había pasoa otras manos:

Una porción de muchachos de aquellos que se mueren por ver en letras de molde algo escrito por ellos. Arreglado ai pájaro es el nido, como arreglado a los redautores es la redacción (sic).

y nobles artículos... recomendando a nuestro humilde periódico". En el número siguier.-= anuncia que tiene 75 suscriptores más y que su fama "ha pasado los Andes" porque mencionado en un diario de Chile.

  1. 13.La Cabrionera, I de noviembre de 1874 y 19 de diciembre de 1875.

  2. 14.Sobre esas disputas, Cf. Alicia MEGíAS, "La prensa en los estrados judiciales. {Rosario, 1877-¯en Alicia MEGíAS et al. Rastrear memorias: Rosario, historia y representaciones sociales, IE:E 1950, Rosario, UNR Ed., 2017.

  3. 15."La Cabrionera: El redactor de La Capital aseguraba en su diario, ha pocos días, que nada te- que ver con la Cabrionera y sin embargo sabemos que es el Editor y responsable de este narío".

¿Qué había de escribir aquella manga de muchachos tontos e ignorantes si los hay? Chismes e indecencias...

En fin, se convirtió aquello en una feria de necedades, estupideces y cuando esto ya fue poco, apeló al insulto, arma común de los necios. En La Capital se insultan hombres, en La Cabrionera se difaman mujeres. Rol tan miserable y tan vil, está reservado a la escoria de la sociedad, a Io que en un castellano enérgico y apropiado a la cosa se llama a la inmundicia .

Pese a todo, La Cabrionera sobrevivió hasta abril de 1877. Por supuesto Gabriel Carrasco se mostró complacido cuando cesó: "Por sexta vez ha —.uerto este periódico de caricaturas que tanto ha difamado a los habitantes Rosario. Ha muerto de hambre, porque nadie prestaba protección a ese de la difamación pública. Nos felicitamos» 17

Esa desaparición coincidió, casi exactamente, con dos episodios que conmocionaron fa ciudad y en los que estuvieron involucrados los dueños . parte del personal de La Capital. El primero, giró en torno de una publica impresa en los talleres de ese diario: unas cuarenta páginas tituladas Bocetos al Carbón donde se injuriaba fuertemente a comerciantes, políticos y profesionales de la naciente burguesía rosarina. El asunto terminó en el estruendoso juicio cuyos detalles Carrasco hizo públicos con detalle 18 .El segundo, fue la participación de Ovidio Lagos (h) junto con algunos de -os tipógrafos de su diario en una sublevación y un complot para asesinar Gobernador Servando Bayo. La crisis fue importante: Lagos (p) logró fugarse, su hijo terminó en prisión y seguramente, el trabajo en los talleres de La Capital se alteró 19 .

A esas dificultades se sumaron problemas económicos. Su histórico litógafo, el suizo Eduardo Fleuti, reclamó el pago de sus trabajos en una solicitada de prensa. La queja fue significativa: por un lado, dudó sobre quién era el responsable del semanario -"sí existe una Redacción de La Cabrionera que tenga derecho al título de esa publicación"- y por otro, la deuda acumulada era importante. Irritado, declaró "ni Diablo Cojuelo, ni Linterna, ni Cabriora era o llámense como quieran, no se harán más en mi establecimiento, ni ninguna publicación con caricaturas" hasta que no apareciera "una persona

E/ Sol, 3 de marzo de 1877.

E! Soj, 2 y 3 de abril de 1877.

Esas hojas aparecieron con el título "Álbum de bocetos al carbón de las notabilidades en todos los ramos del saber y de la bestialidad humana. Que existe en la provincia de Santa Fe bosquejados por un carbonero. Imprenta La Capital". En los siguientes días, El Sol dedicó casi todas sus columnas a criticar a O. Lagos y a alentar la indignación de los mencionados: "La Capital degradada. Difamación pública. El pasquín insultador (...). Hace tiempo que 'La Capital' venía anunciando la aparición de un Álbum de Bocetos al Carbón', diciendo que era una crítica imparcial... que causaría gran sensación".

Ej Sol, 13 de mayo, 8 de setiembre de 1877 y 1 de mayo de 1878.

que pueda responder a las obligaciones contraídas y a las eventualidades que puedan surgir"20

En ese contexto de agitaciones, complots políticos y obstáculos financieros, La Cabrionera desapareció durante los siguientes diez años. Volvió a publicarse en 1887, con cambios transcendentes: nuevo director -Enrique Ferreyra- y nueva imprenta -la del diario El Municipio, propiedad del belígerante periodista Deolindo Muñoz- 21 . En esta etapa, tomó como propias las batallas que libraba El Municipio. Como se vio, a finales de la década de 1870, el semanario se imprimía en los talleres de La Capital y sus antagonistas eran los Carrasco, propietarios del diario El Sol. A finales de la década de 1880, esas querellas se invirtieron: La Cabrionera querelló constantemente con La Capital, tal como [o hacía; esto es, no cambió el estilo, sino los destinatarios de sus provocaciones.

El nuevo director (declarado como propietario) de La Cabrionera habíê sido durante muchos años redactor de La Capital, de donde se había retiradc en conflicto con O. Lagos (h), circunstancia que El Municipio se encargó de destacar22. El director de ese diario promocionó abiertamente a Ferreyra; pcblicó halagadoras notas sobre su casamiento, que él mismo apadrinó, con e mismo tono grandilocuente que solía usar para las familias socialmente encumbradas, condición que no parece coincidir con la de un joven reportera Un tiempo después, desde La Capital llamaron "pasquinero" a Ferreyra quien respondió calificando al director de ese diario de cínico, imbécil, y acusó de haber traicionado su anterior posición política a cambio de "un merdrugo convertido en banca de diputado"y al propio diario como despreciab 'porque durante veinte años fue y es el caño de desagüe de ia bilis de su directores". Él, en cambio, había sostenido honradamente "mi semanario Cabrionera, que ha llegado a convertirse en el escudo de la gente honorable'

  1. 20.El Independiente, 4 de junio de 1878 y El Sol, 5 de junio de 1878.

  2. 21.Deokindo Muñoz (1845-1912) fue un personaje central en la historia periodística rosarina. _ inició en el comercio, luego se involucró activamente en política desde finales de la décad.? 1870, cuando presidió el Concejo Deliberante Municipal; en 1882 fue Jefe Político de Rosar _ en 1884 ministro de Gobierno de Santa Fe. En 1887 fundó su exitoso diario Ef Municipio. : bablemente el único diario local que se vendió en Buenos Aires. En la década de 1890 e: : intensamente los levantamientos radicales.

  3. 22.Caramelo, 11 de agosto de 1889, asegura que La Cabrjonera es costeada por Deolindo ML "Enrique Ferreira. Este joven que durante once años ha colaborado en la crónica de La Caz _ dejo ayer de formar parte del cuerpo de reporters de ese diario. El colega pjerde un activo borador. Ferreira se dedicará exclusivamente a la dirección de La Cabrionera, semanario de es propietario. No se retira, pues, de la prensa". El Municipio, 30 de octubre de 1887.

  4. 23. Anuncia la boda de Ferreyra de la que participaron "varias familias de nuestra sociedad numerosos caballeros conocidos, entre las que se notaban altos funcionarios, fuertes cc— ciantes y miembros de la prensa El Municipio, 7 y 15 de julio de 1888.

  5. 24. O. Lagos fue electo diputado provincial en 1887. El Municipio, 27 de setiembre de 1888.

El Municipio siguió defendiendo sin condiciones a La Cabrionera y a director. Cuando en setiembre de 1888, Enrique Ferreyra fue preso por ¿na denuncia promovida por ef propietario de otro diario -El Mensajero de Felipe Moré- publicó notas denunciando arbitrariedad policial y judicia1 2S . No obstante, en los primeros años de la década de 1890, la relación entre =erreyra y Muñoz se deterioró. A fines de 1891, el semanario dejó de imagen los talleres de El Municipio y lo hizo en Buenos Aires26. En 1892, . diario La Razón, reprodujo una nota de Las Instituciones, afirmando que Ferreyra se radicaría en ese pueblo para continuar editando La Cabrionera, afectado por las "persecuciones" y "asedios de las autoridades enfermizas" Rosario "que lo habían obligado a emigrar "27. No hay rastros de que haya sa!ido desde San Nicolás ni menciones a ello en otros periódicos. Obviamenla armonía entre Enrique Ferreyra y su protector (y probable propietario/ =narcista) Deolindo Muñoz, se había desbaratado. Es posible que se haya pasado de un distanciamiento por asuntos personales o comerciales, ya que :omparían militancia en las filas radicales. De hecho, en el diario de D. Mutoz nunca más se habló de su antiguo protegido.

Después de una breve interrupción La Cabrionera reapareció el primer z'.a de 1893 continuando su numeración, con otro subtítulo -"Semanario Civico Radical"- y sin editor reconocido. Con su pública adhesión al radicaismo, se fue alejando del tradicional formato de la prensa satírica28 . E. Fereyra, por su parte, persistió en el negocio editorial: en noviembre de 1892, Editó en otro periódico "joco-serio y de caricaturas" titulado Sancho Panza cuya administración funcionaba en el mismo domicilio declarado por La Cabrionera. En su editorial inaugural se reconoció como "pariente muy cercano de la tan conocida Cabrionera que tantos buenos ratos hizo pasar a este público alegre y chacotón". El Municipio sólo mencionó la aparición de Sancho Zanza en tres líneas formales29.

Fin de siglo: El boom y la(s) crisis

Desde la década de 1880, editores y redactores trataron de capturar catanción de un público lector cada vez más numeroso y diverso. Hubo algún

25 E! Municipio, 23 de seiembre det888.

26Cabrionera no pudo aparecer porque se había roto la piedra litográfica de la caricatura y, "como tanto la parte litográfica como la tipográfica se hacen en Buenos Aires" prometía volver a la normalidad "como cuando se imprimía en esta ciudad". El Municipio, 2 de diciembre de 1891.

27 La Razón, 25 de abril de 1892.

    28 Dos semanas más tarde, el número de fin de ese mes volvió a salir con su tradicional encabezado. La Cabrionera, y 29 de enero de 1893.

29La Razón, 20 de noviembre de 1892, Sancho Panza, 20 de noviembre de 1892. Ef Municipio, 22 de noviembre de 1892.

esfuerzo temprano por publicar un semanario literario -El Álbum (1881)donde prometieron difundir la literatura nacional -"que será el principal resorte que levantará bien en alto el amor a las letras"- y hacer conocer las bellas artes y la música publicando partituras y copias de cuadros notables. Aunque se declararon prescindentes de los partidos políticos, su adhesión fue inocultable: la portada del primer número fue un enorme retrato de Julic A. Roca. Apareció tres veces por mes y sólo se conocen once números30.

A lo largo de la década, continuaron los semanarios satírico-políticos como El Clavo (1880), El Serrucho (1883), Martín Fierro (1884-1886), El Campeón (1885); los especializados en noticias comerciales, al estilo de El Avisador (1885) o El Valor de la Propiedad (1888) y ediciones orientadas a grupos específicos, particularmente, a los extranjeros: L'Ecodelle Colonie (1880), La Carit(1881), Rosario Po (1882), L'Avenir (1883), II Bersagliere (1885), ll Commerc:.: (1885), The Rosario Observer (1886-87) y L'Italo Rosarino (1887).

Hubo también varias revistas redactadas por estudiantes del Coleg:: Nacional, la única escuela secundaria de una ciudad donde no existía univesidad: La Aurora Literaria (1877), El Estudiante (1885-1886), El Sof de Ma•, : (1884), La Alborada (1877), El Bazar Literario (1874-1876), La Propaganc: (1885), El Semanario (1885) y El Trovador (1887), entre otros. Más allá c su condición efímera y probablemente, de su escasa repercusión, estos semanarios estudiantiles/literarios cumplieron otro roi: fueron escuelas en cuales muchos jóvenes se iniciaron en el periodismo y la literatura.

La Idea, una revista semanal de ensayos literarios y temas sociales e: tada desde 1888 por algunos estudiantes del "Nacional", fue clave en eE experiencias: se sostuvo durante más de dos décadas. Su primer director fue Arturo Suárez Pinto y el secretario de redacción, José Ramón Gómez. siempre le fue sencillo conseguir colaboradores. En 1894, uno de ellos escribió al director para ofrecerle ayuda con algunas notas literarias y añadió reflexión: "El Rosario no está para letras: demasiado tiene con su lucha electoral; la muchachada no habla más que de política"y lamentó que A. Suarez Pinto estuviera obligado a desatender la revista, para trabajar en La Plaza semanario comercial y de publicidad que había aparecido ese mismo De hecho, el director parece tratar de conciliar su actividad periodístico sus necesidades económicas.

Años más tarde, en una de sus novelas, Carlos Suríguez y Acha imaginó un individuo que parece referir el perfil del Director de La Ideo. Lo presentó como Ufundador y propietario de La...! (sic) la revista más antigua y gloriosa

  1. 30.E! Álbum, 15 de enero de 1881.

  2. 31. La Idea, 28 de enero de 1894.


de Rosario. En ella casi todos nos hemos iniciado"; empeñado en conseguir colaboraciones y vender números de su revista. En el satírico el diálogo que entraba con otros personajes, describe el número extraordinario que planea publicar: "Cuenta con muy buenas colaboraciones, a las que agregará el -relato de cada colaborador, el de las principales autoridades, el de las más

distinguidas damas, y algunos fotograbados de ciertas casas de comercio, pues eso deja mucho, lo menos cincuenta pesos cada una, si se le da un buen bombo … ¡se entiende!32

Más allá de las esperanzas del director, varios de los colaboradores de La Idea se transformaron -en la primera y segunda década dei siglo XX- en

periodistas cuasi profesionales o profesionales, en escritores y poetas y en

muchos casos, trabajaron juntos. Entre los colaboradores de este semanario

que siguieron esa trayectoria hacia la profesionalización estuvieron: Herman Both Modesto Barroso, Dermidio T. González, Francisco Velázques Pujadas, Carlos Lac Prugent y José Cibils33.

El camino debió ser difícil, ya que la mayoría de ellos (sobre)vivió con otras actividades y empleos34.

Desde finales de la década de 1890 la actividad editorial local fue más intensa. Entre 1887 y 1893, pese a las sucesivas crisis, aparecieron más de sesenta y cinco semanarios y revistas y unos veinte diarios que lograron, aunque en zocos casos, perdurar varios años. Las trayectorias de esos semanarios replican las características y dificultades de sus predecesores. Caramelo (1889) dirigido por José Codina y dibujado por Manuel Pérez Vicente, salió menos de un año durante el cual cambió tres veces de imprenta. Abiertamente partidario zel gobernador Juan Manuel Cafferata, acérrimo enemigo de Deolindo Muñoz

y de El Municipio -a los que llamaba "el empresario del vicio" y "El Burricipio", respectivamente-, desapareció un poco antes de la Revolución de 1890. El director y el caricaturista, emprendieron poco después otras iniciativas: Codina editó Rosario Cómico (1893) y Pérez Vicente La Familia (1896).

La Bomba, "Petardo político nacional" dominical y de caricaturas, anunció su filiación política en su primer número, datado al día siguiente del levantamiento del Estado de Sitio impuesto a raíz de la Revolución de 1893 35 -de enorme impacto en Rosario por su violencia y repercusiones-: "Somos radicales". La dirección estuvo en manos de Alberto Linares, los dibujos fueron de Federico Gallegos, las litografías de Luis Ricardone36 y cesó antes de cumplir un año. Aunque tuvo un buen número de avisos publicitarios, el semanario fue abrumado por dificultades internas y presiones externas. En pocos meses tuvo dos administradores; el director de la oficina de correos -acérrimo opositor del radicalismo- boicoteaba la distribución en las localidades de Santa Fe, Sur de Córdoba y Buenos Aires; otro semanario local -E Quijote (1893)- dirigido por Juan Ramón Gómez, injuriaba constantemente al director37 y el juez Serafin Álvarez -a quien La Bomba caricaturizaba comc un pavo- lo denunció y Linares terminó en la cárce1 38 .

En marzo de 1895, las duras críticas al Gobernador Luciano Leiva -"ccnocemos las miserias que rodean a los fraudulentos déspotas que explotela provincia de Santa Fe "39- fueron determinantes en el destino de La Bor ba: Alberto Linares y Federico Gallegos decidieron migrar su semanario a ciudad de Buenos Aires, como antes lo había hecho La Cabrionera:

Después de saludar desde nuestro nuevo domicilio en Buenos Aires al público todo y a la prensa de la República, nos dirigimos al Señor Gobernador de Santa Fe con la consideración y el respeto debidos: iAsí te parta un rayo!

Después de semejante salutación, comprenderán nuestros lectores las importantes reformas que ha sufrido La Bomba (.„).

Desde que Leiva se dedicó a ser de Nerón Provincial, la vida se hizo insostenible en el Rosario (...), procuraba nuestra muerte por todos los medios imaginables (...) et cambio de domicilio no ha cambiado nuestra fe política 40 .

    35. Ver en este volumen Agustina PRIETO, "Teoría y práctica de la resistencia a la autc.' revolucionarios y anarquistas en 'el 93' rosarino"

      36 En mayo de 1894, anuncia la incorporación de un dibujante de seudónimo "Cureña" — desde Buenos Aires. Sin embargo, desde agosto los dibujos volvieron a ser firmada: Federico Gallegos. La Bomba, 13 de mayo de 1894.

  1. 37."Nuestro director en la cárcel. Supresión de pavos y colonos (...), los diarios indepenc han dado noticia de los cariños hechos a este humilde semanario por sempiterno de desacatos y madgiar (sic) de los periodistas: acusación de oficio sin beneficio cc,-— Bomba". La Bomba, 18 de noviembre de 1894.

  2. 38.La Bomba, 3 de junio de 1894.

  3. 39.La Bomba, 24 de marzo de 1895.

  4. 40.La Bomba, 7 de abril de 1895.

Seguramente en Buenos Aires no mejoraron su situación: un par de semanas después de la mudanza, La Bomba se fusionó con El Cid Campeador,cin la dirección compartida de A. Linares y José M. Ca041 .

El siglo las revistas

En la segunda década del siglo XX hubo un nuevo formato de semanario: - -evistas. Resultaron de los avances técnicos, en particular -pero no únide los recursos que proporcionaba la fotografía. Así como El Mosquito había sido referencial para los semanarios satírico-caricaturescos rosarinos. Caras y Caretas (Buenos Aires, 1898) lo fue para las revistas locales. A envidencia de los semanarios del siglo XIX, especializados en la sátira política os intereses particulares de corporaciones o nacionalidades, buscaron atraer a un público más amplio con artículos políticos, literarios, policiales, económicos, internacionales, modas, comerciales, ciencias, curiosidades, soz:es e institucionales, etc.; prácticamente, no dejaron fuera ningún tema.

-ES notas aparecen ilustradas, a veces a color, con fotos, dibujos, caricaturas simplemente con orlas, y contienen, además, abundantes publicidades. lo tanto, los staffs ya no solo necesitaron dibujantes, litógrafos y redactores, sino personal técnico especializado (fotógrafos, ilustradores en general etc.). Además, los anuncios y la ausencia de aquel tipo de dependencia Exclusiva con un partido o facción -habitual en el siglo XIX- indican que las -revistas tuvieron cierta independencia o estuvieron en camino a conseguir y los miembros de las redacciones fueron abandonando el anonimato y seudónimos. No lograron convertirse en empresas editoriales sólidas, al estilo de Caras y Caretas, Fray Mocho o El Quijote de Buenos Aires, pero considerando las características del mercado de lectores local, las emularon zona cierta eficacia42 .

En ese género se destacó Monos y Monadas que apareció entre junio áe 1910 y abril de 1913 con el subtítulo "Semanario festivo, literario y de

El Municipio, 27 de abril de 1895. Prontuario Periodístico Wladimir Mikielievich, Museo de la Ciudad, Rosario.

Cora GAMARNIK, 'La fotografía en la revista Caras y Caretas en Argentina (1898-1939): innovaciones técnicas, profesionalización e imágenes de actualidad" en Estudios Ibero-Americanos, Vol. 44, N.0 1, 2018. Pontificia Universidade Católica do Rio Grande do Sul. Sandra SZIR, 'Representaciones del arte y otras formas culturales en la intermedia[idad de Caras y Caretas" en

Jornadas Internacionales de Estudios sobre Revistas Culturales Latinoamericanas. Ficciones metropolitanos: revistas y redes internacionales en la modernidad artística latinoamericana" , Buenos Aires, Espigas, 2017. Claudia ROMÁN y Olga VALLEJO MURCIA, "Publicaciones periódicas literarias y revistas culturales argentinas de influencia en el sistema literario. Un avance bibliográfico" en Ahira. Archivo Histórico de Revistas Argentinas, publicaciones periódicas, 2016.


actualidades"43. Comenzó con un propietario, Abel Elizagaray44, y dos directores: uno artístico, José de la Guardia y otro literario, Carlos Lac Prugent, quien como se dijo, había trabajado en La Idea (1888). Ese equipo formado por un especialista en publicidad, un artista y un redactor reunió actores vinculados a la prensa, la literatura y el arte. Entre los dibujantes estuvieron Manuel Caro, A. Porsch, R. G. White y varios de los alumnos de la academia de arte dirigida por Mateo Casella 4S: Arístides Rechaín; Humberto Catelli, Luis A.Paz y Alfredo Guido. Fueron redactores y colaboradores, entre otros, Albertc Iracheta, español, abogado y poeta, quien fue también jefe de redacción Francisco de Fillipís Novoa, poeta y dramaturgo y varios otros escritores: A fonsina Storni, Emilio Ortiz Grognet, Horacio Sívori, Manuel Núñez Regueiro, Agripino Amado Méndez y Ovidio Fernández Ríos. Con ellos, el joven fotografo Joaquín Chiavazza, pionero de los cronistas gráficos de la ciudad.

Desde su primer número reconocieron la fragilidad de su publicación Monos y Monadas estaba "condenada fatalmente por los augures, a un rapida y desastrosa muerte". Esos augures señalaban que en Rosario "no arte, ni belleza, ni cultura, ni aire respirable"; que una revista no podía posperar porque «no hay lectores, no hay firmas, no hay imprentas, no hay tas, ni siquiera muchachos que sepan vocear convenientemente". Perc opinaban lo contrario. Rosario era:

Una ciudad bella y amable llena de bellas mujeres, de burgueses amables. una ciudad sonriente, habitada por seres felices; una ciudad que viste los soberbios atavíos de la gran dama y los pintorescos oropeles de la moza risueña y casquivana; una ciudad serena y sencilla como una aldea; una ciudad ríe cándidamente las ingenuas frivolidades de los cines (...), una ciudad on imprentas, con firmas, con bellezas, con artistas; una ciudad, en suma, que

  1. 43.Reproduce casi textualmente el subtítulo de Caras y Caretas: "Festiva, literaria, actualidades".

  2. 44.Wladímir MIKIELIEVICH, Diccionario de Rosario, Museo de la Ciudad de Rosario. sobre Elizagaray: "La Editora. Empresa constituida el 11-6-1912 con el propósitc talleres gráficos y editar publicaciones. Fue su gerente A, Elizagaray y comenzó las imprimiendo la revista semanal Monos y Monadas en su segunda época. micas dieron cuenta, muy pronto, de la empresa". Antes de su paso por Rosario. 1901 es mencionado como Jefe de la Oficina Municipal de Avisos en Buenos Aires por Rodrigo RODRIGUEZ Y VIÑUALES, "Las primeras exposiciones modernistas de la Argentina (19„ Revista de Museología, Madrid, N. c 15, octubre de 1998, pp. 119- 123

  3.  45.Mateo Casella, pintor y escenógrafo italiano que dirigió desde 1905 el Instituto Morelli, sucursal del fundado en Buenos Aires en 1900. Fue el lugar donde se formaron artistas que serían reconocidos, como César Caggiano, Emilia Bertolé, Arístide Rechain , Alfredo Guido: "Según el escultor Herminio Blotta la Academia de Casella fue origen al movimiento artístico más serio del Rosario (...), fue la primera que ir: modernos de enseñanza, entre ellos el de hacer copiar directamente el paisa. dictar en sus salones conferencias de estética y belleza'". Cf. Nora AVARO, academia" en Suplemento "Señales", La Capital, 12 de marzo de 2006.

se nos ofrece como un campo virgen que sólo aguarda [a buena semilla para -etribuir al agricultor con sus más sazonados frutos.

Se propusieron "despertar a la vida generosa del arte, a un pueblo de las cosas todas rinden pleito homenaje a la belleza"". En efecto, •yeron una sección más o menos fija titulada "Artistas Locales", en la - comentaban la trayectoria y la obra de pintores, poetas, etc. Pero la línea dominante de Monos y Monadas fue otra: notas sobre personajes de burguesía, la vida social y los deportes de élite, temas a los que dedica secciones y columnas fijas, por ejemplo: "Hombres de peso y pesos"

Nuestros Ediles", "Nuestros periodistas" y "Monos y Monadas", donde ----:aron fotos o dibujos de hombres y mujeres con protagonismo social. Aunque los redactores de Monos y Monadas se declararon prescindentes adhesiones partidarias, se alinearon con Lisandro de la Torre. Publicaron sobre otros partidos, pero como de la Torre, reivindicaron en la Revolución de 1893 y la Liga del Sur y, cuando ésta fue en las elecciones de marzo de 1912, abandonaron esa posición y el estilo47. Poco a poco, se redujeron las notas y las caricaturas poy aumentaron tos artículos sociales y las fotografías. Un año después ¿quellas elecciones de 1912, sin explicación alguna, Monos y Monadas de salir48 .

Cuatro meses después del cierre de Monos y Monadas, parte de su staff-con el mismo director- publicó otro magazine: Gestos y Muecas, que : parece haber cumplido [os propósitos declarados e incumplidos por su antecesora. Migraron de una publicación a otra, los directores Abel Elizagaray, Carlos Lac Prugent, los dibujantes José de la Guardia, Arístides Rechain, R. G.White y A. Porsch, a quienes se sumaron Eugenio Fornells, José Andrade, Jacobo Abramoff. También varios colaboradores artísticos y literarios: -Alfredo Guido, Ovidio Fernández Ríos, Francisco de Fillipis Novoa, Agripino, Amado Méndez y Manuel Nuñez Regueiro, entre otros49

46 Monos y Monadas, 12 de junio de 1910.

47 Sobre el tema Cf. Darío MACOR y Susana PIAZZESI, "Poder legislativo y democracia electoral. Santa Fe, 1912-1930" en Revista de Historia Americana y Argentina, Vol. 47, N.0 2, Universidad Nacional de Cuyo, 2012.

48 Monos y Monadas, 30 de octubre de 1911.

49 Cf. Alicia MEGíAS, "De Monos y Monadas a Gestos y Muecas: el impacto de la política sobre el campo periodístico rosarino" en XVI Jornadas Interescuefas/Departamentos de Historia. Deartamento de Historia. Facultad Humanidades. Universidad Nacional de Mar del Plata, Mar del Plata, 2017. Sobre los dibujantes de esa revista, Cf. Lorena MOUGUELAR, "Viajes, redacciones e imágenes modernas. Los dibujantes de Gestos y Muecas (Rosario, 1913/1914)" en XIV -'ornados Interescuelas/Departamentos de Historia. Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, 2013 y "Pintores, ilustradores y caricaturistas, El arte como profesión en Rosario a comienzos Eel siglo en Caiana, N.c 6, Buenos Aires, 2015.


El equipo de Gestos y Muecas también declaró como uno de sus objetivos impulsar las manifestaciones artísticas. Comenzaron con una "Academia de Dibujo Gratuita" que funcionó en las oficinas de la redacción "bajo la dirección del conocido y reputado profesor A. Guido "50• organizaron concursos literarios, publicaron colaboraciones de niños, poemas y prosas de autores locales y semblanzas de artistas también rosarinos: "Porque aquí hay artistas, y más de cuantos el vulgo cree” 51

Gestos y Muecas fue escéptica respecto de los partidos políticos. Critico en la misma acidez a la UCR oficialista, al anarquismo y particularmente la Liga del Sur, definiéndola como un grupo "aristocrático", una "espantos; mueca del separatismo provincial" que podría llevar a una "guerra fratricidE entre la ciudad de Rosario y la provincia de Santa Fe; aunque fue un pc:: más benevolente con ta UCR disidente y el socialism0 52 .

Pero hubo otra diferencia, quizás más esencial, entre Monos y Monadas y Gestos y Muecas: si la primera había elogiado a la burguesía comercial sarina; la segunda la describió con burlas y sarcasmos. Esto, a pesar que ambas revistas aspiraron a conseguir lectores en esa franja social, seguramete a única que podía comprarlas.

En Monos y Monadas además de las notas políticas, abundaron las • dicadas a comerciantes e industriales, siempre presentados como claves sustituibles del progreso de Rosario y profusamente ilustradas. Sus redactores, en notas como "Los Cresos rosarinos", ensalzaron a las grandes fortunas locales declarando que ansiaban "poder figurar entre ellas y muy pronto” 53..

Gestos y Muecas, en cambio, sostuvo una sección titulada "Vitascopio rosarino", donde retrató tipos populares cotidianos y callejeros (lustrasbotas, canillitas, peluqueros, vendedores ambulantes) que presentan una mucho menos glamorosa.

Los redactores de Gestos y Muecas se buriaron del destino de . vista imaginando un futuro próspero, sin deudas, con buenos réditos caricaturizaron a sí mismos54. Se presentaron participando de un bemiserablemente organizado en un "modestísimo boliche, a dos cuadras la parada del tranvía (...), cerca de la vía del ferrocarril, donde nadie donde todo el mundo compra, barrio completamente progresista". El grupo

  1. 50"Academia de dibujo gratuita" en Gestos y Muecas, 28 de setiembre de 1913.

  2. 51"Caggiano y Blotta" en Gestos y Muecas, 21 de setiembre de 1913.

  3. 52"Divagaciones" en Gestos y Muecas, 31 de agosto de 1913.

  4. 53."Los cresos rosarinos" en Monos y Monadas, 3 de julio de 1910.

  5. 54.En varios números aparecen caricaturas de dibujantes y redactores. "Los dibujantes del natural por los interesados" en Gestos y Muecas, 30 de noviembre de 1913. Los dibu jantes..." en Gestos y Muecas, 7 de diciembre de 1913; "Lo que hará cualquier díaen Gestos y Muecas, 28 de diciembre de 1913.

de pintorescos comensales, que apareció en varias fotografías, es sorpren±ente. Se trataba de la despedida a Eugenio Fornells, que viajaba a Europa y -.abía asistido con "un frac prehistórico, pantalón blanco y zapatos incoloros' el uso. Alfredo Guido, encargado de cobrar los tres pesos del almuerzo, había tenido problemas: el poeta Agripino Amado Méndez intentó pagarle un soneto; el dibujante Arístides Rechaín, con una caricatura; Andrade, otros de los dibujantes, con un discurso en alemán. En los brindis, Francisco de Fillipis Novoa había leído un suelto y el vitralista Buxadera -ajeno a Gestos y Muecas pero muy cercano a sus redactores, dibujantes y al pequeño —undo artístico de la ciudad- "haciendo heroicamente frente a la lluvia de -bananas, panes, uvas'} había recitado un poema55 .



Los intelectuales de la "ciudad fenicia":

Más allá del grotesco deliberado con el cual los presentó Gestos y Muecas trataba de un grupo de intelectuales y artistas activos, en una ciudad la cual no abundaron las actividades culturales. Habían compartido la solos proyectos y las redacciones de semanarios literarios, culturales y de crítica teatral -antes, en Gil Blas (1909), Rosario Ilustrada (1910), Bohemia (1912) o El Teatro (1912) y poco más tarde, en Con Permiso (1914), Arte y Labor (1914) y La Nota (1914)- y también ejercieron el oficio colaborando en diarios y revistas de Buenos Aires56.

Alrededor del Centenario, esos actores coincidieron (una vez más) en necesidad de promover las manifestaciones culturales en la ciudad. En Ese sentido, las revistas que reunieron variedad de temas y tuvieron algu--a posibilidad de sobrevivir económicamente, se presentaron como una

"Gran festival en honor de Monseñor Fornells" en Gestos y Muecas, 1 de febrero de 1914. Con el mismo color amistoso, preside una nota de Monos y Monadas: en 1910, algunos políticos, periodistas, redactores y dibujantes de esos semanarios fueron invitados a "divertirse a ia moderna: con un picnic" por el Intendente de San Nicolás. Participaron, entre otros: Enzo Bordabehere, Alejandro Murguiondo, Juan B. Massa, J. R. Carasa, Abel Elizagaray, Francisco de Iracheta, Francisco de Fifippis Novoa, Maximifiano Monge, Rafael Mulet, Luis Crespi, Emiliano Ferreyra, Mariano Forcat, Dermidio T. González, José Oliva Nogueira, Humberto Félix Castro y Alejandro Berutti. Monos y Monadas, II de diciembre de 1910.

El catalán Eugenio Fornells fue un prestigioso pintor que tuvo junto con Alfredo Guido una academia de arte. Salvador Buxadera, también catalán, fue uno de los más destacados vitralistas del país y Arístides Rechaín, dibujante e iEustrador, trabajó también para Caras y Caretas, Fray Mocho, La Novela Semanal, Plus Ultra y El Hogar. Alejandro Berruti fue corresponsal de La Prensa y Joaquín Chiavazza de La Razón y El Hogar, todos de Buenos Aires. Colaboraron en Caras y Caretas Humberto Félix Castro, Santiago Dailegri, Eugenio Fornells, Alfredo Guido, José Cibils y Pablo Della Costa (h), quien también cofaboró en Nosotros y La Novela Semanal. Entre quienes trabajaron en Lo Capital de Rosario estuvieron Alejandro Berutti, Humberto Félix Castro (seud. Felix del Rímac) y Joaquín Chiavazza.

vía posible, lo cual provocó una "manía revisteril". Monos y Monadas, Ic advirtió:

Antes no teníamos una triste revista mensual en la cual los vates pudieran hacer participar al buen público de sus dolencias amorosas y hoy vamos resultando pletóricos.

Revistas para los domingos (...), otras para los lunes, otras para los sábados, (...) y en cuanto la manía revisteril se extienda un poco más, las habrá matutinas, vespertinas y nocturnas.

A esta plétora corresponde (...) una mayor plétora de literatos que han surgido (...). Parece que la consigna de escribir resulte lo que resulte y aunque las musas lloren (...). Todo esto es un progreso, y si antes nos quejábamos por falta de ambiente intelectual ahora nos quejamos por plétora de intelectualidades.57

Paulatinamente, el reconocimiento tan ansiado por los redactores de los semanarios satíricos en el siglo XIX llegó, aunque de otro modo. En aquel período, las expectativas habían estado en formar parte del universaso publicaciones de[ país y en especial, de Buenos Aires. Habían esperado ser mencionados, recibir saludos y réplicas e incluso, intervenir en polémica de alcance nacional. A partir de la segunda década del siglo XX, ese reconocimiento llegó, pero con un matiz: no refirió tanto a las publicaciones en sí mismas, sino a quienes las producían: los intelectuales, artistas y periodistas rosarinos.

En el magazine de Buenos Aíres Ideas y Figuras(1909) dirigido por Alberto Ghíraldo, Raúl Marfieri dedicó dos números monográficos a la ciudad Rosario. El propio Marfieri hizo, en un pie de nota, una afirmación contundente "No hay pues, en el Rosario, un verdadero y propio ambiente intelectual porque la agitación mercantil lo había impedido. "Los verdaderos intelectuales andan aquí dispersos, aislados: pero existen, y eso es lo esencial", pese a que vagaban "de una redacción a otra, a impulso de los azotes periodísticos. Pensó que «estos trabajadores del cerebro" permanecían demasiado silenciosos , los presentó "como exponentes que son de la mentalidad del medio" y trató de estimularlos "a una difusión más constante de su producción. 58

Para Ideas y Figuras, Rosario estaba en un "momento novísimo en sus anales y crítico para su desarrollo". Iba"en busca de nuevos rumbos: la ciudad mercantil por excelencia- ciudad de fenicios, como ha sido apostrofada más de una vez, víbra toda en un anhelo de cultura". Esa transformación no era

  1. 57. Monos y Monadas, 21 de agosto de 1910.

  2. 58.Ideas y Figuras, Buenos Aires, 1 de noviembre de 1913. El primero de los dos ejemplares tiene una pintura de César Caggiano en la portada

Un retoño artificial" sino una "necesidad real" y genuina, que producía «un periodo pre-renovador" donde intervenía algo nuevo: un "factor intelectual" capaz de señalar "nuevos derroteros". De ese momento, dependía"en gran parte, el

porvenir de la segunda ciudad argentina". Si Rosario lograba equilibrar

su potencia financiera con "su elevación cultural", participaría "más plenamente de la existencia nacional" y hasta se convertiría en "uno de los focos principales de esta civilización sudamericana. 59

La condición mercantil -la "ciudad fenicia"- fue argumento central en las semblanzas de ese flamante grupo de artistas, periodistas e intelectuales, pero no con signo negativo, sino como una reivindicación de su esencia. Para R. Marfieri, la "febriciente (sic) actividad más o menos poliforme" de Rosario

no era "en fin de cuentas, un mal" porque evitaba la concentración de esos actores en cenáculos elitistas y el aislamiento de "la vida palpitante "60

En la misma década, como ha estudiado Silvia Saítta 61, Caras y Caretas buscó trasladar su mirada desde Buenos Aíres a toda la nación e incorporó

imagenes y notas sobre distintas ciudades. A partir de 1912 y hasta 1920, in-

cluyó una sección con fotografías y textos sobre Rosario. Gran parte de esa *” Rosario textual", diferente a otras ciudades presentada por el semanario porteño fueron firmadas por Humberto Félix Castro -quien había integrado las redacciones de Rosario Ilustrado (1910), El Teatro (1912) y Gestos y Muecas(1913)- y por Francisco de Filippis Novoa (periodista y dramaturgo) —miembro de los staffsde Gestos y Muecas y Monos y Monadas (1910), entre otros

Las miradas de ambos autores difirieron: Castro celebró la modernización Fillipis Novoa mostró las consecuencias de la crisis de los años de la Gran Guerra

Pero ambos describieron ef "ambiente cultural" rosarino que, atravesado por ese mercantilismo inherente a la ciudad.

En 1913, H. F. Castro describió las inmediaciones de la Plaza Santa Rosa de donde residía "un número relativamente alarmante de poetas, periodistas, literatos y pintores, algunos músicos y varios conservatorios, academias , colegios, formando un conjunto barriotatinesco (sic)". Allí se reunían:

Los soñadores que, dominados por las costumbres del Nuevo Mundo, absorbidos por el ambiente de la "vida práctica% se hicieron comerciantes burgueses a la fuerza

Se tornaron en poetas que cobran sueldos y arreglan libros de Caja, en literatos que hacen editoriales y corretean avisos, en músicos con tarifa y en

59 Ideas y Figuras, 15 de octubre de 1913.

60 Ideas y Figuras, Buenos Aires, I de noviembre de 1913.

61 Cf. Silvia SAÍTTA, "Balconeando el Rosario de Santa Fe desde Buenos Aires" en Prohistoria, 21, Rosario, 2014.

pintores que pintan sólo los domingos (...) para vivir otros seis días en el taller oscuro y esclavizante donde se trabaja a un tanto el metro "62 .

Al año siguiente, volvió sobre el tema: "El calificativo que despectivamente le fuera aplicado por quienes (...) no le querían bien, al llamarle “pueblo de fenicios"' era injusto e inoportuno porque, mientras la ciudad crecía y se enriquecía, "el alma popular" se abría a "las más nobles aspiraciones de la cultura trascendental", a "las conquistas superiores de inteligencia en las ciencias y en las artes". La ciudad empezaba a "a valer más de lo que generalmente imaginábase". Al mismo ritmo que sus progresos materiales, se producían "adelantos que dejan entrever un gran centro de cultura artística "63.

En 1916, Francisco de Filippis Novoa escribió sobre el espíritu de ese activo grupo de artistas, periodistas e intelectuales que buscaba " reconocimiento:

Artistas rosarinos: No hemos de empezar con la acostumbrada protesta contra el Rosario, fuertemente trabajadora y fuertemente materialista, por el hecho de ocuparnos de arte.

Creemos que los artistas formados en ambientes apáticos como éste. agradecer mañana a ese mismo ambiente muchas virtudes que en su lucha por el ideal, desconocen o no aprecian ahora.

El Rosario, como toda ciudad industrial, ofrece hoy ai artista indiferencia y vacío. Pero su fuerte carácter utilitario y sus virtudes de trabajo, inducen a aquel a una labor sin tregua y a una constante preocupación por su arte. resultados los recogerá después 64.

Este recorrido deliberadamente impresionista sobre la trayectoria de los semanarios rosarinos durante casi medio siglo, muestra cuestiones interesantes. Como se sabe, los semanarios satíricos del siglo XIX dependieron de apoyo de facciones y partidos, pero no de manera directa, sino subordinados a las estrategias políticas de fos grandes diarios. Como lo hicieron O. Lagos o D. Muñoz, propietarios de esos grandes diarios, de modernos talleres de impresión y por lo tanto, de la tecnología editorial disponible en cada época, financiaron los semanarios caricaturescos y, seguramente, intermediaron entre los partidos y esas publicaciones. La trayectoria de La Cabrionera, lo confirma. La propiedad del nombre de las publicaciones, fue de los editores (anónimos o públicos), pero las posibilidades reales del seminario

  1. 62.H. F. CASTRO, "El barrio latino del Rosario de Santa Fe" en Caras y Caretas, _

  2. 63.H. F. CASTRO, "El Rosario en el arte" en Caras y Caretas, 10 de enero de

  3. 64.F. de FILLIPIS NOVOA, "Artistas rosarinos" en Caras y Caretas, 18 de noviembre de 1916.

dependieron de los recursos económicos: cuando se distanció de DeoÍindo Muñoz, Enrique Ferreyra intentó editar su semanario en otro lugar, sin conseguirlo.

Sin dudas grandes diarios estuvieron mejor posicionados para negociar con los

partidos o para defender adhesiones políticas. Al mismo tiempo, esas publicaciones “ joco-serias" fueron una herramienta adicional -eficaz, generalmente feroz- para hacer públicos aspectos que no quisieron ( o no les convino) divulgar en sus diarios. Desde esa perspectiva, se comprende las largas querellas en las que se involucraron periodistas y editores de los diarios más importantes a través de la prensa satírica.

Pero paulatinamente, los periodistas y colaboradores fueron consiguiendo alguna independencia. Intentaron muchas veces sacar nuevos títulos buscando el éxito y la perduración; en ese camino, las redacciones fueron de encuentro, donde se cruzaron y compartieron experiencias de oficio.

Hacia el Centenario, el escenario local comenzó a ser más propicio para quienes buscaban una tribuna para el ejercicio de sus profesiones o sus vacaciones , porque apareció un nuevo formato: las revistas tipo magazine. Menos exclusivos respecto de los partidos, con menos obligaciones políticas imperiosas y con más temas, más publicidad y más público, vislumbraron alguna autonomía.

En una ciudad en la que no existían grandes instituciones culturales, esas revistas fueron espacios donde artistas e intelectuales pudieron mostrar trabajo. Sin embargo, no consiguieron armar empresas editoriales al estilo de las grandes revistas porteñas. A juzgar por la posición de Gestos y Muecas al respecto, siempre supieron que esa era una posibilidad remota en una ciudad esencialmente mercantil. Fueron pocos los que lograron vivir de la pluma, de la pintura o de la literatura, la mayor parte de ellos tuvo otros empleos; sin embargo, persistieron, desafiaron las determinaciones que imponía la "ciudad fenicia" y conformaron ese peculiar ambiente intelectual local descripto por los redactores de Caras y Caretas.


Fuente: Extraído el Capitulo del Libro “ Historias de la Chicago Argentina. Rosario, Imaginación, y Sociedad 1850-1950. UNR Editoria 2022.