Por Jorge Brisaboa
La hinchada. Así la llaman ellos: El "Turco" Espip, los "karatecas" hermanos Negrette, el "Oso" Norese, el "Tano" Chitarroni, "Pepón" Salido, el "Cabezón" Fanta, el "Alemán" Martino, el "Lolo" Schammun, el "Chuky" Boda, el "Rulo" Pietrapertosa, el "Negro" Segovia, el "Mauri" Salvo, el "Loco" Alegría, el "Loco" Oroño, el "Tula".
Se fueron conociendo en los escalones de la tribuna que da al club Regatas. Espontáneamente, se fueron juntando detrás dl arco. Después, el punto de encuentro pasó a ser la esquina de bulevar Avellaneda y Rioja, desde donde partían hacia la cancha de Arroyito o hacia Rosario Norte para viajar colados —o con los boletos que pagaban algunos generosos jugadores— a Buenos Aires, cuando el equipo jugaba de visitante.
"No era una barra brava" —se apresura a definir el "Turco" Espip. "Era una barra sana, era la hinchada, y los líos que hacíamos eran para poder entrar a la cancha y viajar en tren".
Los muchachos tenían entre 16 y 18 años, allá por el 64, 65, cuando comenzaron a integrarse. La mayoría estudiaba de noche, trabajaba durante el día, pertenecían a familias humildes, y provenían de los barrios Echesortu, Bella Vista, Godoy.
Y según se desprende de los dichos del "Turco", la conducción era horizontal. —¿ Quién era el jefe?
—No había jefe. Las cosas las resolvíamos entre todos.
—Pero, ¿cuando usted entró a la cançha y salvó el gol contra los mendocinos,
quién lo había decidido?
—Yo entré con el "Alemán", después de hacer un boquete, pero no a salvar el gol. Eso fue de casualidad. Entramos para decirle al referí Bossolino que nos estaba perjudicando. Eso surgió en el momento entre todos, nadie dio una orden.
-¿ Cayeron muchas veces presos?
—A veces nos llevaron, pero era por colarnos en la cancha o en el tren. A nosotros lo único que nos importaba era alentar a Central. No éramos violentos. Teníamos amigos en muchas hinchadas, y a lo sumo nos peleábamos porlfanar una bandera, nada más.
Cuáles eran las hinchadas más amigas de Central?
—La de San Lórenzo, donde estaban "Poli", "Milanesa"; la de Vélez, en la que había un muchacho que llegó a vicepresidente, Raúl "Pistola" Gámez; la de Chacarita y la de Racing. Nosotros impusimos que entre las hinchadas se jugaran partidos amistosos, me acuerdo que jugamos contra San Lorenzo, River y Vélez. La de San Lorenzo siempre fue una gran hinchada, eran los primeros en todo, en los cantitos, en las cosas que hacían, después las otras hacíamos lo mismo. Fue la primera en tirar papelitos.
-¿ Y con la de Newell´s cómo se llevaban?
—Y... en la cancha nos decíamos de todo, pero cuando peleábamos era por el afane de la bandera. Al otro día nos cruzábamos en la calle y nos saludábamos, no había problemas. Estaban el "Monito" Zambrano, el "Loco" Pica.
-Los problemas los tenían con la policía...
—Y... las hinchadas de fútbol siempre tuvieron problemas con la policía.
-Ustedes tenían hinchadas amigas, pero también enemigas...
—Sí, la de Boca, la de Colón... la de Newell's. Pero repito, en esos años del 60 al setenta y pico, no íbamos a la cancha a pelearnos contra los otros, íbamos a alentar a Central.
— Y no tenían jefe, decía? ¿Y el "Tula"?
—El "Tula" estaba en la hinchada. Venía, estaba con nosotros, era uno más. Después empezó a venir con el bombo...
—Por eso la llamaban la hinchada del bombo...
—Sí, pero el "Tula" era uno más. Lo que pasa es que nosotros no estábamos en la política, la mayoría somos peronistas pero no estábamos en la política. Ibamos a la cancha por Central. Yo creo que él aprovechó la oportunidad y se metió con el tema de la política. Pero era uno más. Una vez tuvo un accidente muy fiero, volvíamos de un partido que empatamos con River 1 a 1 con gol de Bielli, él venía en el estribo y se golpeó en las piernas contra un puente a la salida de Buenos Aires. Lo atendió Cisneros, el masajista del equipo, y después lo tuvieron que bajar en San Martín.
Por aquellos años la palabra márketing era desconocida. Quizá ni existiese. Pero el bombo sostenido y tocado por el "Tula" representó un símbolo centralista que se popularizó en todo el país. Y la hinchada del arco de Regatas pasó a ser conocida como la hinchada del bombo. Y el "Tula" fue el referente.
Un día después del primer título, en el 71, Diego Lucero le dedicó casi una página en "Clarín" con el título "Tula y el bombo, rey del tablón". Y escribió: "El Tula es el cacique del tablón a todo bombo, porque el Fula y el bombo son indivisibles. Son una misma lonja y una misma alma. Tras la divisa amada de los centraleros, el Tula y su bombo saben de la dureza de todos los tablones fulboleros, de todos los climas y de todas las grescas, porque él y el bombo son los vagabundos de la esperanza".
Por esos tiempos los militares en el poder se derrocaban entre ellos, hasta que el general Alejandro Agustín Lanusse asumió el Ejecutivo. La espiral de violencia se incrementaba, los Montoneros ya habían secuestrado y asesinado a Aramburu en Buenos Aires, y Perón —desde Madrid— preparaba su retorno. El viaje a España, para muchos peronistas, era un clásico. El "Tula" no podía quedar al margen.
El "Tula" se llama Carlos Tula. En ese año del primer campeonato conoció a Perón. Fue con su bombo. Lo contará a la revista "Noticias" en 1996: "... No tenía plata para ir a España y gracias a un periodista amigo di un mensaje en Canal 5 de Rosario para que todos los que quisieran firmaran el bombo que yo le llevaba de regalo a Perón y a cambio me daban lo que pudieran. Así junté la plata. Le conté a López Rega que no tenía plata para volver y Perón me dio 501 dólares, con lo que pude pagar la pensión y el avión de vuelta".
Aferrado a su bombo ("que es mi hermano"), siguió acompañando a Central, pero haber ido a Madrid, donde iban tantos, lo potenció. Más afuera que adentro de la hinchada, pero el "Tula" se transformó en un personaje. "De chiquito era de Racing, pero mi viejo me terminó haciendo de Central", confesará a "Noticias", y su prioridad política sobre la deportiva tampoco la negaría: "Desde 1955 hasta 1976 me encargué de que la gente de Central cantara la marcha peronista".
Mientras estaba en el Mundial de Alemania, en el 74, con una mochila y un homho donde los escudos de Rosario Central y el Partido Justicialista acaparaban las miradas, así como dos palabras pintadas en azul —Argentina y Perón—, se enteró de la muerte del general. Y se volvió.
Para el "Tula" el peronismo pudo más que Central. Para el "Turco" y sus amigos Central pudo más que el peronismo. El "Tula" dejó de pertenecer a la hinchada, a la barra. El "Turco" y sus amigos siguieron. Cuando la edad y otras responsabilidades así lo determinaron, fueron dejando la tribuna detrás del arco para otros que tomaron la posta.
La hinchada, la barra, la barra del bombo. Eran tiempos de triunfos. La violencia atroz estaba en otra parte, no en las canchas.
Fuente: Extraído del Libro “ de Rosario y de Central”. Autor Jorge Brisaboa. HomoSapie