Escudo de la ciudad

Escudo de la ciudad
El escudo de Rosario fue diseñado por Eudosro Carrasco, autor junto a su hijo Gabriel, de los Anales" de la ciudad. La ordenanza municipal lleva fecha de 4 de mayo de 1862

MONUMENTO A BELGRANO

MONUMENTO A BELGRANO
Inagurado el 27 de Febrero de 2020 - en la Zona del Monumento

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lunes, 17 de agosto de 2020

Costumbres y estampas de Rosario en la pintura

 



Por Roque Sanguinetti 




EL AUTOR PROPONE UNA ORIGINAL MANERA DE "LEER" EL PASADO LOCAL A TRAVÉS DE OLEOS DE DESTACADOS ARTISTAS QUE REFLEJAN SUS LUGARES Y PAISAJES. 




El vendedor de globos 

(Demetrio Antoniades) 


Costumbre rosarina la de pasear por el parque Independencia. Y uno de los personajes favoritos era el vendedor de globos, esos globos que a la hora de dormir se quedaban tocando los techos. 

Demetrio Antoniades nació en Atenas a fines del siglo diecinueve, su familia lo trajo de adolescente a la Argentina y se radicó en Rosario. Fue discípulo de Cordiviola, Alice y Ripamonte. Pintó el noroeste argentino, caracterizándose por el empaste, el color y la luz. Murió en 1965. 

Este cuadro, en el que describe un atardecer en ese parque, debe ser de las décadas de 1920 o 1930, por las ropas de los personajes y por el auto que apenas se divisa a la izquierda. Hay mujeres con vestidos largos y sombreros, y las diagonales conducen la vista hacia el anciano vendedor, que usa saco de brin y sombrero "panamá". La tarde deja sus últimos fulgores sobre los eucaliptos, mientras las sombras crecen. Atrás de los árboles también crece Rosario, y por allí andan nuestros antepasados con sus vidas .a cuestas. Va quedando poca luz y Antoniades empieza a empacar el caballete y las pinturas. El viejo "globero" ya se fue por Oroño hacia el sur.

Esquina de Rosario

(Delfina D´Alessandro)


La rosarina D'Alessandro pintó poco, porque después se dedicó a la escultura. Aquí recrea la esquina irregular de Corrientes y Wheelwright.

Domina la escena el itálico edificio del hotel y restaurante "Piemonte", enmarcado entre la torre de María Auxiliadora y el Sanatorio Británico con su frente primitivo.

Demolido a fines de la década de 1950, el "Piemonte" era el concurrido refugio de quienes llegaban a la Estación Rosario Central.

Pero la autora creó un paisaje casi metafísico, donde no se ven personas y que se configura mediante los volúmenes de los edificios y los firmes caracteres de su arquitectura. Una escena barrial, que bien podría figurar en un libro sobre tango.

Quienes de chicos hemos vivido en esa zona, creeremos también oír las campanadas de la iglesia, los silbatos de los trenes que recorren las vías cercanas y la sirena de algún barco.


Reflejo en el río

(Salvador Zaino)º


Zaino nació en Italia en 1858, estudió en Génova, Roma y Nápoles, y a los treinta años vino a América y se radicó en. Rosario, donde murió en 1942.

Pintó los frescos de la Catedral y del foyer del teatro El Círculo que todavía perduran, evolucionó del neoclasicismo al impresionismo, y llegó a ser el más destacado precursor de la pintura rosarina. La mayoría de sus obras están referidas a paisajes ribereños.

Y es que vivía en el barrio de Alberdi, frente a la plaza Santos Dumont que está sobre las barrancas del Paraná, y por eso también conocía los variados destellos de la luna sobre el gran río.

Este cuadro impresionista de 1929, en el que se nota la pincelada densa de su autor, debe mirarse de lejos.

Es una obra de gran intensidad pictórica.

Y será mejor apreciada por quienes, como Zaino, hemos vivido en Rosario y habremos contemplado noches como ésta, con el viento trayendo el olor del agua.

La Catedral de Rosario

(Luis Hourgras)


Luis Hourgras es franco-cordobés, de modo que resulta difícil imaginar su tonada.

En el año 2002 pintó esta imagen de la plaza 25 de Mayo. Los colores otoñales y las ramas deshojadas de los plátanos, contrastan con la perennidad de las torres de la Catedral, hacia la que nos lleva la perspectiva.

En este lugar nació Rosario sobre la estancia de Gómez Recio, y aquí está el corazón de la ciudad.

Por la plaza han pasado absolutamente todas las generaciones de los rosarinos. La ciudad seguirá creciendo alrededor con cambios que no podemos imaginar, pero. la vista que muestra este cuadro ha de ser una de las pocas que permanecerá inmutable a través del tiempo. Y remotos e impredecibles descendientes recorreráñ el paisaje conocido.

Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, su Historia y Región” Fascículo N.º 97 de Junio de 2011.-