Escudo de la ciudad

Escudo de la ciudad
El escudo de Rosario fue diseñado por Eudosro Carrasco, autor junto a su hijo Gabriel, de los Anales" de la ciudad. La ordenanza municipal lleva fecha de 4 de mayo de 1862

MONUMENTO A BELGRANO

MONUMENTO A BELGRANO
Inagurado el 27 de Febrero de 2020 - en la Zona del Monumento

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lunes, 27 de marzo de 2017

EL ASESINATO DEL DOCTOR BORDABEHERE

Luego del asesinato de Enzo Bordabehere en la sesión de la Cámara de Senadores del 23 de Julio de 1935, a manos de un oscuro personaje vinculado al parecer con ciertos funcionarios gubernamentales, de la Torre co­mienza a mostrar los signos ine­quívocos que conducían al cri­men, mientras se discutía el ne­gociado de las carnes:"Al señor José Luis Acosta, que llegaba con frecuencia conmigo, y no le observaban la entrada al recin­to, tampoco le permitieron en­trar ese día; y al representante del Frigorífico Gualeguaychú, que tenía un título para asistir al debate de las carnes como re­presentante de un frigorífico, y que había entrado en días ante­riores a solicitud del senador doctor Laurencena, ese día se lo rechazó.
Y mientras eso sucedía, un ordenanza iba especialmente a la antesala pedido que hiciera entrar al recinto a Validez Cora.
(...) Llegamos, entonces, a una primera conclusión indestructible para la opinión consciente y serena de la República, con impresionante unanimidad: Valdez Cora no ha sido un concurrente habitual del Senado, que ha asesinado a un senador en un arrebato de pasión.
(...)No medió motivo alguno para que Valdez Cora sintiera un arrebato de pasión: no conocía al doctor Bordabehere ni de vista, hasta el día en que comenzó el debate de comercio de carnes. Vino especialmente al Senado a vigilarlo.
Durante el debate, ninguna incidencia se produjo en que fuera actor el doctor Bordabehere, puesto que su diploma no había sido aprobado y no tomaba parte enla discusión, y no podía pronunciar ninguna palabra que hiriera los sentimientos que Valdez Cora ha manifestado tener hacia los ministros. Hubiera sido más explicable que me dirigiera los tres tiros a mí.
Valdez Cora asesinó al doctor Bordabehere fríamente, porque lo venía acechando para eso día a día, siempre a su espalda.
(...) La rapidez con que procedió es la más clara prueba de premeditación. Apenas se movió el doctor Bordabehere, le hizo fuego por la espalda. Poco importaba que el doctor Bordabehere no tuviera armas; poco importaba que, como lo ha declarado el secretario privado del ministro de Agricultura, no agrediera al ministro de Agricultura. Apenas se movió, le hizo fuego por la espalda. Estaba previsto.
(...) Hechos y no suspicacias comprometen la posición del ministro de Agricultura. Negó, ante la Comisión Especial yante el juez, conocer al asesino del doctor Bordabehere, y prueban lo contrario testimonios fehacientes.
(...) Cometido el crimen y reconocido Valdez Cora por la fotografía, no faltaron vecinos que interrogaron al agente de policía de facción acerca de su
identidad, y el agente no vaciló en admitir que la fotografía correspondía exactamente a la persona que iba a la casa del ministro de Agricultura. (...) Y no quiero hacer mérito de otras informaciones que se han transmitido, del pueblo de Colón, que afirman el haber visto a Valdez Cora bajar del automóvil de la estancia del ministro de Agricultura, o bien de otras personas del mismo pueblo que aseguran haberlo visto en el andén de la estación con el ministro de Agricultura.
(...) En la forma en que se produjo el asesinato del doctor Bordabehere, el esclarecimiento de los hechos pudo ser quizá cuestión de horas. Hoy, en el expediente nadie sabe nada, nadie ha oído nada, nadie ha ordenado nada. (...)Y muchos, al ver encarrilarse él proceso dentro de esas condiciones precarias, llegan a la conclusión de que todo está concluido. Yo no soy tan pesimista : cuando se ha formado conciencia pública sobre un crimen, las explicaciones convencionales duran poco, y llega el día en que se sabe la verdad".

(Larra, Raúl, Tomo II, págs. 391 y ss)
Fuente: Extraído de la Revista “Rosario Historias de aquí a la vuelta”. Fascículo Nº 7. Autor Marta Bonaudo. De Noviembre 1990