Esta especie de la luna de miel vivida entre Ferrocarril y sus trabajadores estaba condenada a durar poco. Apenas cinco años después de otorgar el permiso, el Ferrocarril reclama las tierras, argumentando necesitarlas para su actividad. Lejos de renunciar a seguir adelante con lo que ya era su pasión, las autoridades del Club, con la ayuda del mismo Russell, < quien intercedió ante del ferrocarril, consiguiendo que el cedieran un terrero mayor, que era donde entonces se practicaba cricket> consiguieron que otro filántropo , Hermann Oldendorff * cediera parte de una propiedad suya ubicada en la Plaza Oldendorff, en la estación Parada del barrio Talleres, frente a lo que actualmente es el Ferrocarril Nuevo Central Argentino, cerca de la Av. Alberdi entre Humberto Primo y Jorge Harding ( hoy Br. Avellaneda) y cerca también del mítico café de Fuggini y de la Farmacia Vritánica del Sr. Taylor Paul. La misma fuente informa además que el terreno < se lo habían pedido en préstamo Green, Lucas, Calder y otros . Se sabe ciertamente que bajo la presidencia del señor Taylor Paul se siguió trabajando con la voluntad de siempre jugándose cada domingo un partido, y que la mayor parte de los integrantes Directivos eran sus propios jugadores. Había entonces 47 asociados>.
Si bien la estadía de la cancha es ese lugar fue más prolongada, que lo que había sido en la primera, no han quedado demasiados rastros de ella en la historia. Sí se sabe que frente a la cancha < se levantaba un chalét de estilo inglés de dos plantas, amplio, del mismo estilo que el núcleo habitacional del barrio inglés ( pero de la veresa de enfrente), donde vivía Aurora del Río Imbert, pionera de la educación en nuestra ciudad> y que a mediados de 1902, los terrenos que formaban la Plaza Oldendorff se lotearon y los viejos centralistas se quedaron otra vez sin lugar para disfrutar del fútbol.
*En algunas historias del Club figura que < H. Ollendorf> era británico, pero una entrevista con su bisnieto, éste nos aclaró algunas cosas: en realidad y para empezar, se llamaba Hemann Oldendorff, y había llegado de Alemania junto con su padre, militr, en 1850, quien había conseguido que el gobierno le entregan 20 leguas en Azul, con la condición de que defendiera ese lugar de los ataques de los indios. Oldendorff organizó, entonces, una estancia modelo en Sudamérica e importó algunas máquinas a vapor desconocidas por aquel entonces en el país. Con los años fue Secretario de Agricultura de Bartolomé Mitre. Hermann, por us parte, era Ingeniero agrónomo y la única relación que tuvo con Inglaterra fue una pasión por los deportes, dominados en aquellas época por los nacidos en la
Isla. Llegó a Rosario por negocios que tenía con el ferrocarril y aquí se quedó, conviertiendose en un palacio en la manzana que hoy ocupa las calles Mitre y Av. Pellegrini y de incalculables extensiones de tierra en la despoblada zona lindera con el ferrocarril – entre ellas, en las que hoy se erige la Sudsede Cruce Alberdi- . Fue fundador y primer presidente de Gimnasia y Esgrima – apasionado por ese deporte- y en 1880 fue designado Presidente del Banco Provincial de Santa Fe.
Fuente: Bibliografia del Libro “ El Gigante de Arroyito – La Verdadera historia Autor Fabián Bazán Editorial Cultura Canaya – Año 2009