En Rosario, se hizo la costumbre, especialmente en los barrios y en los
clubes ir a tomar un café con los amigos, que se encontraban después de
almorzar o cenar, quedándose a veces, horas jugando al truco, para seguir
mintiendo los problemas del día concentrados
sobre una tacita de café.
Entre los recordados cafés, había
uno, casi sobre la avenida Belgrano, el "Cittá di Lavagna", donde se
jugaba a las bochas, se comía buena faina y se absorbía una buena taza de
café, entre los italianos del centro, el Bar "Victoria", el
mitológico "Villamil", lugar preferido de los jóvenes de los años
60, el concurrido "Resorte", muchos de estos están refaccionados.
Quien no se acuerda del Bar-Almacén "El Riel", frente a la Estación de trenes, con
su mostrador de estaño, donde muchos tomaban una ginebrita o un humeante y
oscuro café, el famoso Almacén y Bar "La Alianza" o el Bar
"Chiche" de Roberto Barra, donde se reunían los carreros que llevaban
las mercancías al Mercado y se tomaban un buen café caliente antes de empezar
el trabajo.
En calle Córdoba había
dos conocidas cafeterías, donde casi siempre se tomaba el café de pie, al borde
del mostrador, el "Sorocabana" y casi sobre calle Corrientes, el
"Panambí", donde eran famosas las tacitas de porcelana china, con una
traslúcida mariposa, que hacía placentero tomarse un buen aromático café.
Pasan los años, pero
cuantos recuerdos y leyendas se pueden
escribir una tacita de café
Fuente:
extraído fragmento de la revista “Rosario, su Historia y su Región Fascículo Nº 92. de diciembre 2010 Autor: Silvio R. Vaccarezza.