Escudo de la ciudad

Escudo de la ciudad
El escudo de Rosario fue diseñado por Eudosro Carrasco, autor junto a su hijo Gabriel, de los Anales" de la ciudad. La ordenanza municipal lleva fecha de 4 de mayo de 1862

MONUMENTO A BELGRANO

MONUMENTO A BELGRANO
Inagurado el 27 de Febrero de 2020 - en la Zona del Monumento

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viernes, 29 de mayo de 2020

CLUB DUENDES




Por Oscar Delgado 




"El logo de Duendes, es obra del célebre dibujante y humorista, Lino Palacios, y representa al Fantasma Benito".



Nos trasladamos al extremo sur de nuestra ciudad. En barrio Las Delicias se encuentra el Duendes Rugby Club (Batlle y Ordóñez 3680). La institución nació en cercanías de Sportivo América, sobre la calle Tucumán, en el domicilio de la familia Quijano; producto de la escisión de un grupo de jóvenes del Jockey Club y de Universitario. Quizás por esto del ocultismo aparece como flotando un logo que distingue a la institución y es tomado del excelente dibujante Lino Palacios. Nos referimos al dibujito del "Fantasma Benito". Años más tarde se lo comunican, piden disculpas y el mismo Palacios decide dedicarles el arcano que actualmente custodia la entidad. Al poco tiempo de aquel 8 de abril de 1956 los jóvenes, sus padres, empresarios y colaboradores financian la compra de los terrenos que actualmente ocupan. A hombres como: Jorge E. Bordabehere, Juan A. Sagasti, Osvaldo Aletta de Sylvas, José Imhoff, Aristóbulo Pelem, Emilio Ruiz Echesortu, Pantaleón Paez, Juan A. Ferrazzini y Felipe Negroni, se les debe la donación de lotes para llegar a nuestros días con instalaciones de 3 hectáreas para su club y sede social, 4 hectáreas para el country, extendiéndose sobre la misma propiedad y un anexo, a casi 300 metros del lugar, con tres canchas para práctica de su principal deporte. 

Su actual presidente ese! señor Miguel Conde, que por compromisos y reuniones con otras entidades para establecer dónde se jugarán las finales del actual torneo, derivó la charla con sus colaboradores Carlos Fronduto secretario- y Martín Sagarduy tesorero-, que muy amablemente nos aportaron los datos para esta nota. 

Fronduto dice que cuentan con 513 socios activos y que esa masa aporta para los gastos de mantención de la entidad, ya que no cuentan con subsidios. Alo que el hombre del "lápiz rojo", Sagarduy acota: "te imaginás que esta gigantesca institución, esa misma que empezó con carpas y sin iluminación (aporta fotos de antaño) no sería hoy nada sin el valorable amor de los socios y la inmensa ayuda por parte de los spónsores como: Bosch electrodomésticos, Acindar y Rogiro aceros, que nos bancan giras, transportes, indumentaria y refacciones en nuestro edificio". Evidentemente la familia del Rugby tiene un amor especial por la pasión deportiva. "Si hablamos de amor y pasiones no debemos olvidar de mencionar a las comienzan allá por el '65, emulando a vanos ,prometidos que practicaban y que ya ingresaban en los Pumas. La franja femenina también nos ha dado muchos logros", acota el secretario. 

Sin dudas, el progreso deportivo de la institución era hacia 1965 destacable porque en la gira de los Pumas por Sudáfrica Duendes aportó figuras para representarnos: Juan Benzi, el gringo Eduardo España y José Luis Imhoff. Asimismo, no nos debemos olvidar de don Miguel Chesta, incansable batallador que brindó todo para su club, fue jugador, socio, presidente y ocupaba el cargo de vicepresidente, cuando lo sorprendió la muerte. "Pero estamos seguros que enfundado en un Duende nos guía para que terminemos con éxito el Torneo del Litoral", concluyeron nuestros amigos. 


CLASICOS SON CLASICOS 

La clásica casaca de Duendes es repartida en cuatro paños iguales, alternando el negro con el verde en pares. Partiendo en el sentido de las agujas del reloj, tiene el negro sobre el pecho del lado del corazón, para terminar con el verde del lado opuesto. Y cuando referimos al clásico deportivo, nos cuenta el tesorero que su primitivo rival fue Atlético del Rosario (Plaza Jewell's), "pero como le tenían miedo a los 'Duendes', fantasmas y otras ciencias ocultas, -asegura- decidieron formar parte de la zona porteña, así se fueron para el torneo capitalino y nos quedamos sin poder ganarles. Ahora nuestro adversario es el Jockey Club y también Universitario. Todos se disputan con la misma pasión. Porque clásicos son clásicos," añadió Sagardu. 


Fuente: de de la Revista “ Rosario la fuerza de su Historia” Fascículo N.º 24 de Agosto de 2004

jueves, 28 de mayo de 2020

El Autódromo Rosario:



una iniciativa de medio siglo de vida 




Pensando en la ciudad del futuro en una Rosario de transformaciones, se decidió que las carreras que tradicionalmente se realizaban en el Parque independencia, en pleno centro de la urbe tuvieranun circuito con las comodidades e infraestructura necesarias. 
 

EL 21 DE NOVIEMBRE DE 1982 

SE INAUGURA EL AUTÓDROMO MUNICIPAL DE ROSARIO, CON UNA PISTA ORIGINAL DE 1.400 METROS, 




Por Miguel Siryi* 

Consideramos pertinente, a los efectos de aclarar cuestiones inherentes a la preexistencia del Autódromo en esa zona de la ciudad, profundizar sobre sus orígenes. Tal investigación es absolutamente prescindente de juicios de valor en especial dada las actuales características del entorno, cuestión que no debe obviarse en el proyecto que estamos desarrollando. 

Por Ordenanza N° 1.548/61 se declaró de utilidad pública y sujeta a expropiación la fracción delimitada al Este por avenida de Circunvalación, al Norte por la prolongación de calle Baigorria, al Sur por la prolongación de la avenida Sorrento y al Oeste por una línea ubicada a 1000 metros de la intersección de las avenidas Circunvalación y Sorrento, con el objeto de destinar la misma a un parque comunitario. 

Posteriormente y a raíz de un expreso pedido formulado por la Asociación de Automovilistas de Rosario, se resolvió modificar el uso de dichos terrenos afectándolos para la construcción de un Autódromo, mediante Decreto N° 4.422/61. 

Transcurridos más de cinco años de la citada ordenanza no se logró la sanción de la pertinente Ley de Expropiación. El señor A. Laboureau y la firma "José y Ramón Marzol" (Expediente 24597L-66) propietarios de la mayor área delimitada al Este por Circuvalación, al Norte en parte por el arroyo Ludueña, al Sur por la prolongación de Sorrento y al Oeste por los terrenos destinados a la ampliación del Aeródromo de Fisherton, solicitan autorización para urbanizar dicha fracción de 348 hectáreas. 

El citado pedido no resulta posible por la vigencia del Decreto de creación del Autódromo, cuya área se incluye en la mayor que se pretende urbanizar. 

Por Expediente 8238-L-67 los nombrados en el punto 4 ofrecen al Poder Público, a cambio de la liberación de los terrenos afectados, la donación a la Municipalidad de aproximadamente 100 hectáreas de su propiedad para ser destinada al mismo uso que preveía el Decreto N°4.422/61. 

La Asociación de Automovilismo de Rosario, auspiciadora de la creación del Autódromo, solicitó la formación de una comisión especial destinada a posibilitar la concreción de la obra, prestando conformidad a la propuesta de donación mencionada. 

Sobre el tema se expide favorablemente la Comisión Coordinadora, Urbanística, Ferroviaria, Vial y Portuaria para la ciudad de Rosario. Igual criterio compárte la Comisión Asesora creada por Decreto N° 33.337/66 "División y Urbanización de Tierras en el Municipio de Rosario". En base a lo antes dicho, el Intendente Municipal decreta con fuerza de Ordenanza el Decreto N° 34.317 de junio de 1967 lo siguiente: Se deroga la Ordenanza 1.584/61. Se afectan con destino a la construcción del Autódromo Parque la fracción delimitada al Norte por la prolongación de Baigorria, al Oeste por los terrenos del Aeródromo, al Sur por el límite superior de la lonja Lavallol (30m al norte de Olive - hoy aproximadamente Schweitzer) y al Este por la Prolongación de calle Malabia, declarándosela de utilidad pública. Se acepta la donación (cesión) y se ordena la su escrituración a favor de la Municipalidad. Se autoriza a urbanizar la mayor área propiedad de los señores citados. Sc determinan aspectos inherentes a la urbanización autorizada, entre ellos la separación entre el autódromo y la urbanización a través de una franja de 50 mts de ancho. (Es dable destacar el texto específico de este punto, ya que define a esta separación como: espacio libre necesario para separar adecuadamente las actividades específicas del futuro Autódromo Municipal, con respecto al uso residencial que se conformará). 

Se define la obligatoriedad del poder Público respecto a la pavimentación de Sorrento (su prolongación) y la construcción del puente de la misma sobre el Arroyo Ludueña. 

Antes de la aprobación de la urbanización propuesta por el señor A. Laboureau y la firma "José y Ramón Marzol" se llevaron adelante estudios hidráulicos a los efectos de verificar la no inundabilidad del área, teniendo en cuenta su ubicación en las cercanías del cauce del Arroyo Ludueña. (Datos obtenidos de conversaciones personales mantenidas con funcionario municipal con responsabilidad en el área, de esa época). Los mismos arrojaron como resultado, que el sector de la mayor área previsto a urbanizar vecino a la avenida de Circunvalación, dado su mayor valor inmobiliario en ese entonces, estaba por debajo de la cota de inundabilidad, desestimando de esta manera tal previsión. 

En virtud de lo antes dicho, se detienen las acciones tendientes a la creación del Autódromo. 

Posteriormente y luego de exigir la adecuación de la zona a urbanizar conforme al estudio hidráulico citado, se autoriza la urbanización de la lonja que va desde circunvalación hasta el Aeródromo exigiendo la Municipalidad la cesión de espacios para uso público. Los espacios cedidos incluyeron el área del actual Autódromo. 

En la gestión del doctor Alberto Nata-le como Intendente de la Ciudad, ante la iniciativa de los representantes del sector automovilístico de la ciudad, se reactiva lo previsto en el Decreto 34.317/67 respecto al establecimiento del Autódromo en tal sector. 

El 21 de noviembre de 1982 se inaugura el Autódromo Municipal de Rosario, con una pista original de 1.400 metros, cuya primera competencia tuvo como ganadores a Rubén Gómez (formula 4), Norberto García (turismo grupo 2), Héctor Muzzo (karting mayor) y Horacio Varela (monomarca Fiat 128).

* Presidente Ente Autódromo Rosario 


Antes que Córdoba 

La iniciativa del autódromo de Rosario es anterior a la concreción del Autódromo Córdoba, que pasó a llamarse en 1968 "Oscar Cabalén", en homenaje al corredor fallecido el año anterior. Cabalén estuvo en Rosario en 1962, quien luego de recorrer 9.000 kilómetros, informó acerca de las virtudes del Peugeot 404, en la concesionaria de Córdoba y Alvear. La pasión automovilística junto al desarrollo de esa industria había impulsado al entonces intendente Luis Cándido Carballo y al gobernador Carlos Sylvestre Begnis (este último apasionado del manejo), a hacer realidad un prometedor y necesario anhelo propio del crecimiento de la ciudad. 

Nota del D.G.

miércoles, 27 de mayo de 2020

Menotti, Juárez, Fernández: una pequeña gran sociedad



Por Jorge Brisaboa 




—Menotti... Fernández... vengan!— pide el hombre de negro. 

—Uh.., seguro que nos caga a pedo— le susurra el "Nene" a Menotti. Los dos estaban listos para mover la pelota del medio, para dar el puntapié inicial. Central enfrentaba al Vélez de José Yuclioa en Arroyito. Menotti, en ese domingo del 63, era el 9. Y Fernández el 8. 

—Les voy a pedir una cosa— empieza con aires de sermón el referí Carlos Nai Foino. 

—(Sí, nos caga a pedo)— piensa el "Nene". 

—Yo quiero que la pelota se la den a aquél— y señala con el mismo dedo donde pende el hilo del silbato, a quien tiene puesta la número 7. E insiste: 

—A mí me gusta cuando agarra la pelota el "Gitano", yo les pido que le den la pelota a él. 

El "Nene" Enrique Fernández recuerda, ahora, a la distancia: 

"Nai Foino lo adoraba al «Gitano»... lo quería con mierda y todo". 

Juárez, octavo hijo de un matrimonio sirio que adoptó el apellido por la decisión del empleado del Registro Civil que sintetizó en esas seis letras una inentendible profusión de consonantes, que cuando se dirigía a su padre —estanciero, propietario de cinco mil hectáreas del campo "Las Maravillas"— lo trataba de señor, era un seductor. Con la pelota en sus pies, con sus arranques verbales. Con su bohemia. Sí, porque era un bohemio afuera y adentro de la cancha. Y como tal era inmensamente querible. Si hasta los árbitros, como Nai Pomo, gozaban con él. 

Siempre tuvo vuelo propio con la camiseta de Central. Pero esa sociedad de tres que armó con Menotti y Fernández fue un sello. El "Nene" —según Menotti— tiene una memoria prodigiosa, y es quién mejor se acuerda de aquellos años. Así es. 

"Yo llegué a la primera con 18 años. Juárez tenía 31 y Menotti 23. En verdad el «Flaco» vino de grande a Central. Una tarde teníamos que ir a jugar con la Escuela de Fútbol que dirigía Piotto a Totoras y faltó un jugador. Entonces, Castiglione, que era delegado, dijo: «Ahí abajo en la playa hay un flaco que le pega muy fuerte a la pelota, yo lo vi en un torneo libre». Lo fueron a buscar, fuimos a Totoras y le ganamos a Unión 4 a 2. Menotti hizo dos goles y al domingo lo hicieron debutar en reserva contra River. Después fue a la primera, sin hacer inferiores, porque él jugaba en una liga de San Jerónimo. Cuando yo llego a la primera, con Jim López de técnico, Menotti ya llevaba más de un año y Juárez muchos más, el «Gitano» era mi ídolo de pibe". 

Fernández se acuerda cada detalle. Menotti tenía razón. 

Lo suficiente para conocer cómo eran en la cancha, más allá de lo que el hincha veía en cada jugada, de la forma de correr o de pegarle a la pelota. 

"Eran tremendos. Al «Gitano» se la dabas al pie, la perdía él y te puteaba a vos. Se la dabas al «Flaco», que se había contagiado del «Gitano», y te puteaban los dos. Como yo era pibe no les daba ni pelota. Menotti no permitía que le entregaras una pelota dividida o que no se la dieras como se la tenías que dar, el «Flaco» siempre fue así, si le dabas una pelota mal perfilada, larga o corta, era puteada segura. Y el «Gitano» igual. Pero ellos eran quienes manejaban la cosa adentro de la cancha, te puteaban pero también te guiaban: ubicate acá, andá allá, fijate aquello... Los dos veían bien el fútbol. Y adentro de la cancha te lo transmitían". 

Ya por entonces Menotti acudía al ejercicio de discutir las ideas futbolísticas. Para el bincha era, fundamentalmente, el de la pegada potente, el del chanfle que inflaba la red, o el del toque preciso, al pie. Sin demasiado esfuerzo físico, claro. Pero en el plantel se lo escuchaba. Fernández no se olvida: 

"El «Flaco» era un tipo muy intelectual, era diferente a nosotros, quizá era «reo» igual que todos pero más fino... La forma de hablar, de defender sus conceptos, en aquel momento ya se peleaba por el fútbol: si se jugaba bien, si se jugaba mal. Lo que pregonó después como técnico ya lo pregonaba como jugador". 

En la cancha, el fútbol lo vivían con alegría. El domingo o en la semana. Pero el abanderado de ese estilo de sentir el fútbol siempre fue Juárez:. 

"Una vez jugábamos contra Boca. El «Gitano» se fue por la línea y tiró el centro atrás, Menotti la agarró como venía y le hizo un golazo a Roma en el arco de calle Génova. Juárez salió gritando el gol por la línea y un policía que estaba ahí empezó: «Gitano viejo... Gitano viejo». Y Juárez se paró, le agarró la gorra y se la enterró hasta el cuello". 

No sólo los recuerdos del "Nene" afloran. Uno no puede olvidarse de largas sobremesas con Juárez o charlas compartidas en el tren a Retiro cuando dirigía Huracán en el 77, mientras mascaba una y otra hoja de coca que le enviaba un amigo, comisario de la policía de Salta. "Mi viejo quería que yo fuera abogado y me mandó a Córdoba a estudiar Derecho en la Universidad, empecé a jugar en Belgrano y dejé los estudios.. .claro mis otros siete hermanos tuvieron todos sus títulos universitarios... y bueno, el señorito Juárez —como me decían en casa— tiene el de director técnico de fútbol", contaba y reía con picardía. 

Y, mientras un cigarrillo lQ, pedía permiso a otro, evocaba a aquel Peralta, la "Mona" Peralta de Belgrano, que lo bautizó con el mote de "Gitano" por "la cara que tengo, por las facciones árabes". Y respondía a la pretendida pregunta profunda. 

—Qué es el fútbol, Miguel? 

—El fútbol es un juego, una diversión que hace que ganés guita con lo que de pibe hacías en el campito o en el potrero. 

Pero Miguel, como uno le decía en los mano a mano, seducía también con sus historias: 

La escena se ubica en un entrenamiento dirigido por Jim López, respetado por los jugadores pero con más antecedentes deportivos en su juventud de boxeador que de futbolista. 

—A ver.., yo les tiro la pelota, ustedes la matan con el pecho, la bajan con el muslo, y le pegan. ¿Entendido?...— ordena el entrenador con nariz ganada en golpes recibidos sobre un ring. 

Y empieza. Hasta que llega el turno del "Gitano". Jim López le apunta al pecho, le arroja la pelota, y Juárez la para con sus mancV 

—Perdón, no entendí bien... la puede hacer usted primero así le copio— es la salida del "Gitano" entre las carcajadas de sus compañeros, conocedor de las limitaciones de su técnico en el trato con la redonda. 

Así vivía el fútbol Juárez. 

Aunque, Enrique Fernández recalcará que no todo era broma. Además Jim López cumplía la doble función de técnico y preparador físico, y marcaba muy de cerca a cada jugador. Le gustaba verlo a Menotti practicar tiros libres. 

"El «Flaco» ponía una silla y le daba. Y te arrancaba el arco. No había eso de engañar al arquero, él iba y le pegaba. Con gran dirección y con gran potencia. Las dos cosas tenía el «Flaco», no como la mayoría que tiene potencia pero sin dirección, o al revés", cuenta el "Nene". 

Bordeando la alegría con la irresponsabilidad, pero fieles a una manera de sentir el fútbol, queda también la calentura que entre los tres —Menotti, Juárez y Fernández— 

y algún otro cómplice, le hicieron agarrar al "Tuerto" Montaño, también conocido como "Loco" y célebre por relatar los partidos mientras los jugaba ("... toma la pelota Montaño... que bueno que es Montaño, sale Rattín... -lo gambetea... que malo que es Rattín...", recordaba siempre el propio Juárez). 

Según Fernández fue "una travesura": 

"Jugábamos contra Atlanta en cancha de Argentinos Juniors. Nos pusimos de acuerdo para no darle la pelota al «Tuerto» Montaño, que era un tipo que si no tenía le 

pelota se volvía loco. Empezó el partido, el «Tuerto» la venía a buscar: «... damelá... damelá ... » y se la dábamos a otro. Pasaron como veinte minutos y el «Tuerto» no la había tocado hasta que sale la pelota al lateral a favor nuestro. Entonces va Montaño corriendo, agarra la pelota, la va a sacar, viene el «Flaco» Menotti y se la pide: «La querés?», le dice, y se la tira a pegar en la cara. Con el dolor que sentía por el pelotazo al «Flaco» le quedó la pelota picando, le pegó un voleo, y si el «Tuerto» no se tira al suelo lo mata". 


Pese a todo, y más allá de las "travesuras", Menotti, Juárez y Fernández fueron el símbolo del reconocido fútbol rosarino, lento pero de respeto por la pelota, en los primeros años de la década del 60. El problema mayor se centraba en que de local, el equipo rara vez perdía,. pero de visitante se la hacía difícil ganar. Para Fernández existían varias razones. 

"No estábamos preparados para jugar de igual a igual en Buenos Aires, en vez de arriesgar nos hacíamos conservadores. La culpa era nuestra. Si en Rosario yo me atrevía a llegar al área, a pegarle al arco o a meter pases en profundidad, en Buenos Aires jugaba quietito, la d psicosis con Buenos Aires aunque 62 les ganamos a Boca, Independiente y Racing". 

La otra cuestión alude concretamente a los arbitrajes: 

"Los árbitros nos perjudicaban, eran más localistas y tenían favoritismo con los clubes grandes". 

Y Fernández rememora aquel histórico triunfo del 62 ante Boca 2 a O, con goles de Sebastián García y Juárez, que la metió entre las piernas de Roma cuando salía del arco, y con su puño arriba lo festejó para la foto de los recuerdos. 

"Boca venía puntero y con la cancha invicta. Dirigía Velárdez. Lo había echado a Montaño, quedamos con diez hombres, y Rattín le dice a Velárdez: «Mirá que acá estás dirigiendo a Boca, a ver si dirigís bien». Y eso pasaba siempre, hoy por una cosa así el referí expulsa al jugador, sea de Boca o de River. Antes no, al contrario, se dejaban influir". 

En ese 62, Central terminó quinto. Y las vidas de los tres se bifurcaron. César Luis Menotti fue vendido a Racing, Enrique Fernández a River, y Miguel Antonio Juárez quedó por un tiempo más en el club. Pero la sociedad estaba rota. 

La dirección técnica los volvería ajuntar en los setenta. Paradójicamente, Menotti y Juárez se acercaron a Newell's. El "Gitano" armó un equipo, de fútbol bien jugado, en el Parque Independencia, Menotti dio vida al inolvidable Huracán del 74 de Brindis¡, B abington y Housemann como antesala de instalar a la Argentina por primera vez en el fútbol grande internacional con eltítulo de campeón mundial en el 78, y Fernández, a instancias de Menotti, también se puso el buzo de entrenador en Banfleld, Mendoza y Central. 

Menotti se convirtió en un referente del fútbol argentino, defendió un estilo que mucho tenía que ver con sus años de jugador en Central. Dirigió a River, Boca, Independiente, y en el exterior —entre otros— al Barcelona de España. Pero siguió atado a Central en los afectos: "Yo llevo a Central en el alma. Si no fuera por Central hoy estaría atendiendo un puesto en el pueblo de Funes... Con el amor no se negocia. Aunque el técnico del equipo fuera el que de te dije (por su enemigo como técnico, Carlos Bilardo), igual seguiría rogando lo mejor para Central". 

Juárez y Fernández se quedaron en el país. Mientras Menotti preparaba en Mar del Plata la selección que iría a disputar el Mundial de España en 1982, los encontró juntos el viaje final-del "Gitano". El "Nene" no se olvidará jamás. 

Fernández, de pibe, iba a ver los partidos, las prácticas, y ya había sido atrapado por el juego de Juárez. Tenía 12 años y como pintaba muy bien, lo hicieron fichar en las inferiores de Central. 

Era 1956. 

"Salgo de firmar en la Asociación Rosarina en calle San Lorenzo y lo veo en la vereda de enfrenta a Juárez, caminando con un yeso, junto a Sánchez y Castro. Juárez era mi ídolo y lo estaba viendo ahí, al lado mío. La agarré a mi vieja que me había acompañado, y la llevé a la rastra para verlo nomás, durante tres o cuatro cuadras. Pensar que después jugué con él...". 

De ese-primer encuentro al último, con goles, toques, retos, viajes, en el medio; la horas entre;el 3 y 4 de marzo de 1982. 

Fernández maneja su Renault 12. Lo acompañan su hijo Alejandro de 11 años y el "Gitano" Juárez, a quien acaba de subir en San Martín y San Luis. Van a la cancha de Newell's. La "lepra" juega con el River dirigido por Alfredo Di Stéfano. Un policía los detiene. 

—¡No pueden pasar!— vocifera como si estuviera dando la voz de alto a un delincuente. Cuando asoma su mirada al interior del auto lo reconoce al "Gitano", y cambia de tono. Por unos instantes demuestra ser de carne y hueso. 

—Juárez...!, sí pase, como no va a pasar usted. 

El auto avanza, lo, estacionan a metros del ingreso. 

—Viste "Nene"... te traje hasta la puerta de la cancha— bromea Juárez. Y le pide que vaya a comprar las entradas. 

—Pero estás en pedo, fuiste técnico de Newell's y vas a sacar entrada. 

—Dejá, yo no quiero molestar. 

—No, voy a hablar con el gordo de la puerta 9—insiste Fernández y allá va:— Mire, ahí está el "Gitano" Juárez. 

—¿Dónde está el "Gitano"?— pregunta el gordo. Se trata de un control de AFA: Llámelo, llámelo.. 

Viene Juárez, y el gordo lo abraza, lo besa:—Pase Juárez, pase... CONO lo quiero, us4d ni sabe. 

En el trayecto hacia el palco se chocan con Santiago Santamaría, el puntero rol inegro que por esos días estaba concentrado con la selección dirigida por Menotti, preparándose para España. 

—Hola Miguel, cómo le va ... !— saluda Santamaría. 

- Qué hacés, ¿y el "Flaco" como anda?, decile que la próxima semana vamos a ir a verlo con el "Nene". Tenemos que hablar con él. 

—Sí, quédese tranquilo, yo le aviso. 

De pronto, Juárez observa a un flaco alto, canoso, parecido en el caminar a Menotti. —Pará "Nene" que pase este tipo, que a mí no me quiere y no me lo quiero cruzar—El "Gitano" mira para otro lado como perro que tumbó la olla, y el tipo pasa. Es Jorge llharrescondo, secretario de Newell's, con quien tenía algunas cuentas penden-tes de su último acto como técnico rojinegro. 

Finalmente marchan hacia un palco ubicado detrás del arco del hipódromo. 

—Mirá cómo juega ese zurdo, mirá—grita Juárez y le da un codazo al "Nene". - Mirá aquél—. Y otro codazo. Cada frase es seguida de un codazo, y, como están sentados, los golpes son a a la altura de los riñones. 

—Miguel, me vas a matar. 

—No me des pelota, me tomé cuatro whiskies antes de venir. 

El partido, decididamente, es malo. Apenas sobresale un pibe de River que juega de 9: Alegre. Hasta que cinco minutos antes que termine, Juárez no aguanta más. El 0 a 0 y lo que ocurre en la cancha lo fastidia demasiado: 

—Vamos "Nene"...! Te voy a llevar a comer a un lugar bueno, una parrilla de avenida Pellegrini: "La Brisa". 

Mientras viajan en el auto van escuchando con atención los resultados de los otros partidos. Juárez tiene una propuesta para hacerse cargo de Vélez, pero depende de que esta noche pierda. Llegan, estaciona, y aguardan que den todos los resultados. Vélez había ganado. 

—Bah... ganaron, vamos— se resigna y baja del auto. 

Se sientan a la mesa. Piden vino. Y el "Gitano" saca la boquilla blanca, introduce la punta de un Jockey largo... Alejandro, el hijo del "Nene", con la inocencia de sus 11 años le pregunta al padre. 

—¿Me vas a dejar fumar cuando sea grande?. 

—Yo te recomiendo que no fumés. 

Y el "Gitano", paternalmente, se engancha: 

—Yo te recomiendo que no fumés nunca. A mí el único vicio que me domina es éste—y marca con sus ojos el cigarrillo. 

La carne, el vino y los cigarrillos se van de largo. Son las dos y media de la mañana. Hace calor. Pero Alejandro se duerme, termina apoyando la cabeza sobre la mesa. La charla se ha centrado sobre fútbol, como corresponde. 

—Bueno "Nene", llevame... porque éste se quedó dormido. 

De nuevo el Renault 12. Fernández lo lleva hasta su departamento de Paraguay y San Juan, en el centro de la ciudad. Juárez se baja, y deja armado el programa para el nuevo día: 

—Me pasás a buscar y vamos a ver Renato Cesarani-Racing, y después nos vamos a comer ranas. 

Cuatro horas después, Fernández está durmiendo en su casa de Alberdi cuando golpean la puerta. Es su suegro: 

—Le vengo a avisar que se murió el "Gitano" Juárez, lo dijeron por la radio. —Cómo, si estuvo conmigo hasta las dos y media, no puede ser. 

Es. El corazón había cantado el no va más. El "Nene" se levanta, se viste con la misma ropa de la noche anterior, pasa por la casa de Alejo Medina para que el ex puntero centralista se entere, y se va al velorio de Miguel. 

A las 8 y media suena el teléfono en la Villa Marista de Mar del Plata, concentración de la selección. Atiende el arquero Baley —uno de sus hijos es ahijado de Juárez—y se produce el impacto por la noticia. El periodista Pedro Uzquiza, del otro lado del teléfono en la guardia matutina del diario "Clarín" en Buenos Aires, ha recibido el cable y se lo comunica a Baley primero, después a Menotti. 

—Mueren tantos hijos de puta... cómo se va a morir el "Gitano" Juárez—reacciona, con la bronca de la impotencia, el "Flaco". 

A las siete de la tarde, los restos ya eran trasladados a su Salta natal, allá desde donde un día partió con la idea de su padre de que fuera abogado y la suya de ser jugador de fútbol. 

El "Nene" Fernández, vaya parábola, aquel que lo siguió con sus 12 años por tres o cuatro cuadras para verlo de cerca, había compartido su última cena: 

"El «Gitano» a mí me quería mucho, él decía que yo era el hijo que no había 

tenido. Y se muere... si me quedaba un rato más en una de esas se descompone delante mío ylo salvo. Pero... el vino, el faso... si yo fumaba uno él en el mismo tiempo se fumaba diez cigarrillos... y la bola de coca con bicarbonato.., y la comida. Al «Gitano» le gustaban todas, la quiniela, los caballos. Se murió y no dejó nada, ni una casa. Y la plata que ganó... Pero uno le decía: «Miguel, necesito plata», y si tenía doscientos pesos en el bolsillo y uno necesitaba doscientos te la daba toda...". 

Menotti, en la intimidad de la Villa Marista, quiso "decir varias cosas" de Juárez a "El Gráfico". Y dijo: 

—Fue mi ídolo cuando empecé a jugar, luego fui su compañero y protegido... era un tipo noble, generoso, de todos los ambientes. Estudiante de abogacía, hombre de la noche, de los amigos, que vivía más de los afectos que de otra cosa... 

Juárez se había ido demasiado pronto. A los 50 años. Su viaje a Mar del Plata, junto a Fernández, para reencontrarse con Menotti, quedó trunco. La sociedad se integró a la memoria colectiva de los centralistas. 

El "Nene" Fernández en el medio, acomodando el cuerpo para defender cada pelota y comenzar un nuevo intento, con cabeza levantada, buscando a algunos de sus sios. El "Flaco" Menotti, casi de enganche, para tocar, descargar, y encontrar el espacio necesario para sacar su potente derechazo. Y el "Gitano" Juárez viendo toda la cancha desde donde la jugada lo encontrara, en el área, o sobre la raya, con ojos en la nuca, poniendo cada pelota donde correspondía. Los tres, con toda la audacia en Arroyito, con más reparos en Buenos Aires. 

Menotti, Juárez, Fernández. Una pequeña gran sociedad del fútbol de Rosario. Y de Central. 



Fuente: Artículo Publicado en el libro “ De Rosario y de Central , Autor: Jorge Brisaboa Impreso en Noviembre 1996 por la Editorial Homo Sapiens.

martes, 26 de mayo de 2020

DOS GOLEADAS HISTÓRICAS - ANECDOTARIO



Por Andrés Bossio 



Fue el 2 de octubre de 1960. Central terminaba de ganarle a Newell's 4 a 1 y fue confiado a Avellaneda, para enfrentar a Racing. Formó ese día con Andrada; Bautista y Cardoso; Alvarez, Lombardi y Ramos; Antonio Rodríguez, indalecio López, Pagani, Castro y Francisco Rodríguez. Enfrente estaban: Negri; Anido y Murúa; De Vicente, Víctor Rodríguez y Cap; Corbatta, Pizutti, Mansilla, Sosa y Belén. 

Ganó Rácing por 11 goles a 3, con cuatro goles de Rubén Sosa, tres de Corbatta, dos de 'Pizutti y dos de Pedro Mansilla. Los goles del "honor" centralista los anotaron Antonio Rodríguez (dos) y Lombardi. Fue el partido en que mayor cantidad de goles se había anotado hasta entonces en el profesionalismo —catorce-- igualando una marca registrada en 1945, en el que curiosamente también uno de los protagonistas fue Central. 

Esta vez, con igual cantidad de goles, la cosa fue más "pareja": Huracán, en Parque Patricios, ganó por 10 a 4, jugando ese día Ricardo; Maffei y Armándola; Julián, Melo y Fogel. De Cicco, Santos, Geronis, W. Aguirre y Marracino. Los del Globito contaron entonces con Guaico; Marjneili y Alberti. Banchero, Videla y Titoneli; Unzué, Méndez, Salvini, Simes y Ferreyro. Los go. leedores del ganador fueron Tucho Méndez 3), Simes (3), Unzué (2), Videla y Salvini. Los tantos auriazules fueron marcados por el "Torito" Aguirre 2), Benjamín Santas y Angel De Cicco. 


Fuente:Colección Andrés Bossio

lunes, 25 de mayo de 2020

LA PRIMERA ESCUELA DE FÚTBOL DEL PAÍS - ANECDOTARIO



Por Andrés Bossio 


La comisión directiva de Central sancionó, en su sesión del 19 de mayo da 1959, un proyecto del entonces secretario general del club, Enrique E. Rodríguez. Por el mismo se estable. cía las características y funcionamiento de la Escuela de Fútbol, la primera experiencia de ese tipo que se realizó en el país y que, en años sucesivos, fue imitada en otras instituciones de nuestro medio e inclusive del extranjero. 

El mismo Rodríguez fue encomendado para presidiría, nombrándose secretario general a Héctor U. Gatti; a Jorge Alod, tesorero, y Víctor Rodaro y Salvador Castiglione vocales. Director ad honorem de la misma fue nombrado en principio Mateo Roselló, quien contó con la invalorable colaboración del doctor J. Somma, profesor de Higiene Psicosomática Deportiva; del profesor Oscar H. Gobella, docente de Educación Física, y el profesor Aníbal Angeloni, titular de los cursos de Fútbol Práctico y Fútbol Teórico y Leyes de Juego. 

Fue justamente don Aníbal Angeloni el alma mater de aquella escuela, que forjó en su seno la estirpe de infinidad de brillantes jugadores auriazules que pasaron por ella. Poco después se incorporaban Cipriano Ramos, Antonio Reale, Carmelo Sangenito y Atilio Castillo, entre otros, que junto a don Aníbal Angeloni —lamentablemente desaparecido hace unos pocos meses— moldearon aquella cantera inagotable da cracks que llegaron con el sueño de vestir un día la camiseta auriazul en la primera división centralista. Por esa Escuela pasaron en sus primeros tiempos: Jorge Ainsa, Aldo Pedro Poy, Héctor Pignani, Oscar Santos May, Rogelio Poncini, Raúl Castronovo, Néstor Manfredi, José Malleo, Otto Sesana y muchos más. 


Fuente:Colección Andrés Bossio

viernes, 22 de mayo de 2020

LA "FIESTA" CANALLA ESTUVO EN EL PARQUE



Por Ándres Bossio 




El campeonato de 1960 fue, por muchas circunstancias, algo muy especial. Boca y Ríver desataron una fiebre que ya se -venía preanunciando desde las temporadas anteriores y que consistía en contratar a cualquier extranjero que anduviera de paseo por la Argentina: si era brasileño, mucho melor. Los dirigentes centralistas no pudieron quedar al margen de a moda e incorporaron a tres elementos: los hermanos Antonio y Francisco Rodríguez - de aceptable rendimiento ambos, especialmente el segundo— y Joel, un desconocido que jugó un solo partido en primera. Se fueron Pepe Minni y el chiquito Jiménez a Independiente (el puntero volvería al año siguiente), Miguelito La Rosa a Newell's y Colla a Ferro. Un verdadero acierto fue la contratación de un zaguero santiagueño de notables aptitudes: José Casares. Otra buena incorporación, la de Indalecio López, no dio los frutos esperados, una persistente lesión impidió a c!icho jugador mostrar las relevantes condiciones que se le conocieron jugando para Central Córdoba. Transcurridas 11 fechas Central había perdido seis partidos y se produjo lo que ya estaba también de moda: el cambio del técnico: se fue Juan Carlos Fonda y vino Enrique Lúpiz junto a quien trabajó en la preparación física un joven de sobrados méritos para la función, el profesor Pascual Benedetto. 

Estos cambios en la conducción, las lesiones de Inda. ledo López, de Juárez, de Cáseres y de Cardoso, entre dieron lugar a que durante el campeonato debiera recurrirse a muchos valores formados en el club. Algunos alcanzarían, con el tiempo gran jerarquía en el fútbol nacional, tales los casos dé César Luis Menotti, Edgardo Norberto Andrade, Gualberto Muggione y Alejo Medina, a los que se sumaron también en circunstancias diversas. Rossi Ramos, Bazán, Villalba y Urrestarezú. 

Un caso singular aconteció recién iniciado el torneo cuando se cumplió la quinta fecha. Ese día jugaban en el Parque Neweil's y Central; los auriazules mostraron amplia superioridad y a los cinco minutos Néstor Cardoso abrió el marcador; aumentó veinte minutos después Antonio Rodríguez; parecía fiesta total cuando descontó Zurita y luego, inesperadamente, Sacchi marcó dos tantos más para su equipo, que pasó a ganar un partido en el que era superado neta mente. Enseguida empató Antonio Rodríguez pero faltando dos minutos, Sosa, primero Lallana después, marcaron pa ra Newell's, que ganó cinco tres. Todos los reproches cen tr.alistas fueron para el arquero Bertoldi, quien desde es día no quiso jugar más er Central. Ello posibilitó que a la semana siguiente debiera recu rrirse al entonces arquero d la reserva, formado en el club Edgardo Norberto Andrada Ese día, 15 de mayo, Ráciní e ganó a Central por dos a ce ro. Mejor suerte tuvo al cumplirse la 12ma. fecha; otro de butante. Tras soportar tres de. rrotas consecutivas el elenc auriazul le ganó a Boca er Arroyito por tres a uno. El último gol- lo convirtió César Luis Menotti que ese día, 21 de junio, jugaba su primer partido en primera división. 

Se produce a partir de allí una serie de resultados positivos que lo aleja al equipo de Lúpiz de las últimas posiciones, terminando la primen D rueda con 13 puntos, uno más que Estudiantes y Newell's, dos más que Lanús y Ferro tres por encima del último, que era Atlanta. El inicio de la segunda rueda no interrumpe la racha ascendente, que contrasta con el flojísimo desempeño del otro elenco rosarino. Los hinchas canallas comienzan a avizorar para sus vecinos del Parque un futuro de negros presagios, largamente conocido por los centralistas. Cuando deben enfrentarse en Arroyito la mala colocación de Newell's y el recuerdo del amargo traspié de la primera rueda estimulan a la hinchada auriazul que copó el estadio. Se puso en ventaja el elenco rojinegro pero sucesivos tantos de Castro, Francisco Rodríguez, Antonio Rodríguez y Pagan¡ pusieron un lapidario cuatro a uno para acelerar la caída del rival de toda la vida. Por primera vez los hinchas de Central vislumbraron el casi seguro derrumbe ñulista, que jamás había conocido la triste experiencia de la "B". 

Una semana después de esa victoria resonante y fuertemente connotada por la desesperada posición rojinegra —que exaltaban puntualmente los hinchas canallas— Central fue a Avellaneda para enfrentar a Rácing. Nade podrá jamás explicar cómo, en ese partido, se convirtieron nada menos que 14 goles; 11 fueron para Rácing, 3 para Central. La víctima fue Andrada, los victimarios Corbatta, Pizutti, Mansilla y Sosa; Belén, ex rojinegro, no “mojó" ningún gol de los once de su equipo. Siete días después se presentó en Arroyito el puntero del campeonato, que no era ni Boca, River, Rácing o San Lorenzo. El líder era Argentinos Júniors, que con Moreno; Valentino y Ditro; Sainz, Ramacciotti y Malezzo; Canseco, Pando, Carceo, Hugo González y Scierra se había convertido en el animador casi exclusivo del torneo. Fue un partido dramático, pleno de emociones, que terminó igualado 

e en tres tantos. 'Después vendrían series alternadas de 3 triunfos y derrotas. Pero verdadera "fiesta" centralista fue ese año el 16 de noviembre. en ocasión de jugarse la 28a. fecha. Independiente, que había escalado posiciones en las últimas jornadas, le ganó a Central 3 a O en Avellaneda y sacó tres puntos de ventaja cuando faltaban cuatro por jugarse; el hincha canalla no le importó mayormente la derrota porque ese mismo día, en el Parque Independencia, Pizutti y Corbata le daban un cómodo triunfo a Rácing y sellaban definitivamente la suerte de Newetl's OId Boys que, per primera vez en su historia, debía descender de categoria. El "honor" centralista —cuya hinchada conoció das veces (hasta entonces) ese amargo momento— pareció estar vengado. Y hubo largos "festejos" de la parcialidad canalla que pocas veces como en aquella ocasión inventó tantas y tan originales "cargadas" a sus eternos rivales. 

Todavía hoy, con sus tres descensos a cuestas y sus puntuales reincorporaciones a primera división al año siguiente, celosos hinchas auriazules les recuerdan a sus colegas del Parque que el equipo rojinegro estuvo tres años consecutivos* en la "B" (durante 1951, 1962 y 1963) participando en el torneo superior en 1964 sin haber triunfado el año anterior en el ascenso y en razón de una absurda reestructuración que tuvo como abanderados a los soberbios presidentes de Bcca y Ríver. Y recuerdan también los "analistas" canallas que en el año de su reestreno en primera división profesional —1964Newell's OId Boys llegó último y si no retornó a la "B" fue por obra y gracia de la mencionada reestructuración, que suprimió los descensos. 

La memoria de aquel año de 1960 muestra abundantes vistas fotográficas del balneario, sus vestuarios y las terrazas y demás comodidades dispuestas para atender las exigencias que acarreaba la gran expansión institucional del club de Arroyito, cuyas autoridades terminaban invitando —en la contratapa de la rendición de cuentas bianual— a sus asociados y simpatizantes a asistir a los bailes de carnaval. Por esa época eran numerosas las entidades de nuestro medio que competían para atraer la mayor asistencia de público en las fiestas de carnaval. Central ofrecía ese año a la muy cotizada orquesta típica de Juan Sánchez Gano, a la jazz de Rudy Machado y a Walter Gómez y sus Globetroters. 

Volviendo al fútbol de 1960 corresponde señalar que a la defensa centralista le correspondió el triste privilegio de ser la que más goles soportó en la temporada: nada más y riada menos que 71, en 30 partidos. Curiosamente, 10 goles le fueron convertidos a Bertcldi en los cinco partidos que jugó: los otros 61 fueron para ese arquerazo —uno de los mejores en •toda la historia centralista— que se llama Edgardo Andrada. 



Fuente:Colección Andrés Bossio

Por Provocar Desordenes se Devutieron a Futbolistas



jueves, 21 de mayo de 2020

"Pancita" Biaggioli



Por Jorge Brisaboa 




Rápido, con la suficiente elasticidad para saltar y cabecear o deleitar con una espectacular chilena. Y con garra, mucha garra. 

No muy alto para el puesto de zaguero pero con una personalidad que el nueve rival sentía. 

Juan Carlos Biaggioli. "Pancita". O "Potrillito". Y por sobre todas las virtudes técnicas o físicas, una pasión: Rosario Central. Porque Biaggioli era "canalla". 

A los 20 años debutó en primera. Corría 1954, y de disputar los torneos infantiles se vio al lado de "Coco" Rosa, Massei, Minni, La Rosa. Tres años después lo convocaron a la selección pero —coincidentemente— comenzó a acentuarse un fuerte dolor en la pierna derecha, que terminaría marcando su destino. 

Por ser demasiado "canalla" soportó todo. Que no lo consideraran como a otros compañeros, que no le cumplieran con los pagos. Un día dijo ¡basta!. 

Central debía enfrentar a Independiente en Avellaneda. 

—Yo no viajo—anticipó "Pancita". Y el tren del sábado partió desde Rosario Norte sin él. 

Pero a la noche, en casa, la madre —tan hincha como el hijo— le suplicó: 

—Tenés que ir, te van a suspender, no le podés hacer esto a Central. 

El ¡basta! quedó para otra ocasión. Biaggioli se subió al tren del domingo, a las 7, y llegó a Buenos Aires. Esa tarde las hizo todas. Los hinchas de Independiente, enterados que el club pretendía adquirirlo, lo llevaron en andas. Inusual para el fútbol. 

"No.. .al final no me vendieron. Algo pasó", contaría años después en una mesa del café "Sol de Mayo", en Pellegrini y Corrientes. Y a pedido repasaría su historia. Cuando viajó a Italia para una frustrada operación, allá por el 59, que no se concretó porque con las liras que le prestó Oscar Massei no alcanzó. O su paso por Tigre, Huracán, Talleres. Y no se olvidaría de Jim López que lo hizo volver a Central en el 63, para después emigrar a Estudiantes de la Plata y finalmente a Colombia. 

—El domingo nos venos en la cancha— dijo, mientras apostaba tres cifras a la cabeza en la quiniela cIandetina de ese viernes del 79. El "Sol de Mayo" se había mudado a Corrientes y Zeballos. Y el domingo, ahí estaba, como un hincha más, entre la gente de Central en la popular. 

Ahí estaba, con una sola pierna y con muletas. Les dolía más a los centralistas que a "Pancita". La enfermedad avanzaba. 




Fuente: Artículo Publicado en el libro “ De Rosario y de Central , Autor: Jorge Brisaboa Impreso en Noviembre 1996 por la Editorial Homo Sapiens.

miércoles, 20 de mayo de 2020

Las primeras imágenes en vivo



Por Jorge Brisaboa 




Ese negro Ormeño en el arco. Después el "Colorado" Bertoldi que termina cargando con la culpa de una derrota ante Newell's, en un partido que estaba para ganarse, y debe entregarle el puesto al "Gato" Andrada. 

"Pancita" Biaggioli con todo su corazón y la pierna que lo lastima. Y José Poi. O la dupla Lombardil y Néstor Lucas Cardozo. O Ducca y Cardozo. Y la línea media de Alvarez, Minni y La Rosa. 

Arriba Sánchez, Rivero, Miguel Antonio Juárez, Castro y Giménez. Y Mottura que entra por Rivero. Y Pagani que llega desde Casilda. 

Ahí están. Son las primeras imágenes en vivo. A partir de aquí no habrá terceros para buscar y encontrar historias en azul y amarillo. Una platea baja, casi a la altura del césped, sobre la esquina de Génova y Cordiviola. Cruzando la mirada, allá arriba de la tribuna, el letrero Alumni para conocer los otros resultados: la chapa amarilla, penal a ejecutar; la azul, penal desviado; la blanca sobre azul, penal atajado. La religiosa fruna. El tipo ese de las pastillas "Meterete", disfrazado y adentro de la cancha. El sorteo de la pelota. El abuelo de pocas palabras a un lado. Y el viejo arriba, en otra platea, planificando seguramente estrategias comiciales con otros "canallas" para cambiar la historia del club mientras se espera que el equipo salga a la cancha. 

Ahí están. Son iguales a los de las figuritas. 

Ahí están. El "Gitano" Juárez, ese de bigotes, el número 9, el de la rodillera en la pierna izquierda. Se arrima al alambrado. Olor a aceite. El "Negro" Castro. Ese le pega de punta. El "Petizo" Giménez.., 

El "Gitano". Sí, el "Gitano" Juárez que hace sentir una picazón extraña en la garganta. El tiempo ayudará a entender de qué se trata pues todas las emociones tendrán el mismo final, el de la picazón con tos agregada. Sobre todo cuando el rival es Vélez. Juárez lo tendrá de hijo. Siempre le hará goles. Jugando de 9 y hasta de 7. Una tarde marcará cuatro, pero la noticia llegará por radio desde Liniers: Central 5, Vélez 3. Pero, ¿por qué se va de la cancha?, ¿con quién se enojó?, ¿se puede ir de la can-ha? El abuelo no contesta... Y el "Gitano" se va por el túnel, y estos del Milán de Italia que nos hacen otro gol: 4 a 1. 

Es un partido amistoso, pero Central perdió. Un gol del Milán lo marcó Grillo. Ernesto Grillo, argentino. Claro, el que fue goleador del torneo del 56 junto a Juan Castro. Los dos hicieron 17 goles ese año. 

El "Negro" Castro. ¿Cómo? Le pegó de punta... ¿no es que no hay que pegarle de punta? Ah, ahora no. Gol... golazo de Castro. Central 1, NewelI's O. Falta una fecha, Central pelea el tercer puesto. Y la alegría que baja desde la tribuna. Y desde la platea. 

"Yo te daré... te daré niña hermosa... te daré una cosa... una cosa que empieza con C... ¡Central..!", canta la hinchada. Tiempos de canciones con letras "románticas". 

Finalmente logra el cuarto puesto. La mejor clasificación desde el 39, casi histórica en este 1958. El campeón es Racing. 

Después, el regreso a la irregularidad. El 59 será como el 57. Y como el poderío económico de los clubes grandes de Buenos Aires había decidido que para el descenso se computase el promedio de los últimos tres torneos, el fantasma de la "B" reaparece. Cambian los técnicos, Juan Piotto, Juan Carlos Fonda. Desciende otro rosarino: Central Córdoba. Es campeón el San Lorenzo de José Sanfilippo. 

Para Central, del paraíso al infierno hay un paso. Un torneo bien, otro mal, triunfo resonante un domingo, derrota inexplicable el próximo. Central está en crisis. 

Pero el fútbol está en crisis. La selección nacional también pasa del paraíso al infierno. Tras el éxito en el Sudamericano de Lima de 1957, con esa delantera de los "carasucias" Corbatta, Maschio, Angelillo, Sívori y Cruz, y con el "Gitano" Juárez y Juancito Castro de suplentes, llega el fracaso del Mundial de Suecia en 1958 y la avergonzante derrota por 6 a 1 ante Checoslovaquia. 

Y el país está en crisis. El general Aramburu, que en el 57 había pasado por Rosario para inaugurar el Monumento a la Bandera, pergeña la salida institucional. Con el peronismo proscripto en el 58 es electo presidente Arturo Fróndizi, un político que ha tomado distancia de la Unión Cívica Radical y es apreciado por la izquierda y bien visto por los peronistas. El vicepresidente es rosarino, Alejandro Gómez. A los pocos meses comienza la confrontación por la enseñanza laica o libre. Gómez preside en octubre la Semana de Rosario, aunque una agitación estudiantil termina en una serie presión policial: hay muertos y heridos. Los estudiantes siguen movilizándose. Y estalla el primer conflicto gubernamental: Gómez renuncia. 

Mientras, se sigue atentamente la gesta revolucionaria de los cubanos. Las ideas, la ropa guerrillera y la barba de Fidel Castro, el "Che" Guevara y los milicianos de Sierra Maestra que derrotan a la dictadura de Batista, se popularizan en la Argentina. 

Especialmente un personaje atrae una particular atención: el "Che". Es argentino, nacido en Rosario. Tiempo después vendrá casi en secreto el país y se entrevistará con el presidente Frondizi, episodio que a éste los militares no le perdonarán jamás. 

El "Che" Guevara tendrá tiempo para preguntar por Central. 

Hugo Gainbim lo testimonia en su libro. Mientras era trasladado al encuentro con Frondizi en 1961, el "Che"preguntó a su chofer sobre Rosario Central: ¡ "El domingo le hizo cuatro goles a San Lorenzo"!. 

El "Che" es de Rosario. Y de Central. 

El domingo juega Central. 

Ahí están. El "Gitano" Juárez. Y esos dos lungos. El "Flaco" Menotti, que le pega con un cañón, y Enrique Fernández, que llega con sus 18 años. 

—Nene, dámela... nene, al pie— le grita Juárez. 

—Dale nene... no, larga no, acá nene— le dice Menotti. 

Y Enrique Fernández terminará siendo el "Nene" Fernández. 

Menotti, Juárez y Fernández. ¡Qué terceto! Aunque ya es época del 4-2-4, impuesto por Brasil. Llega el técnico Jim López, y el 10 de punta pasa al medio para juntarse con el 5. 

Ahí están. Andrada en el arco; Aranda, el maravilloso santiagueño Casares que siempre saldrá jugando desde el área, el "Tablón" Bautista y el "Negro" Néstor Lucas Cardozo en la línea de cuatto; el "Huevo" Muggione y el "Nene" Fernández en el medio; y arriba Meiiotti, Juárez y los dos hermanos brasileños en las puntas, Antonio y Francisco Rodríguez. O Alejo Medina, o el "Loco" Montaño. O los pibes que emergerán desde la Escuela de Fútbol, Storti, Malleo, Bulla, Manfredi. 

'Es hora de divertirse adentro de la cancha. 

Es hora de las utopías futboleras. 

Es hora de las utopías del sesenta, que levantan tipos como el "Che", quien además lleva una marca en el orillo: es "canalla". 

Fuente: Artículo Publicado en el libro “ De Rosario y de Central , Autor: Jorge Brisaboa Impreso en Noviembre 1996 por la Editorial Homo Sapiens.