Por Ándres Bossio
El campeonato de 1960 fue, por muchas circunstancias, algo muy especial. Boca y Ríver desataron una fiebre que ya se -venía preanunciando desde las temporadas anteriores y que consistía en contratar a cualquier extranjero que anduviera de paseo por la Argentina: si era brasileño, mucho melor. Los dirigentes centralistas no pudieron quedar al margen de a moda e incorporaron a tres elementos: los hermanos Antonio y Francisco Rodríguez - de aceptable rendimiento ambos, especialmente el segundo— y Joel, un desconocido que jugó un solo partido en primera. Se fueron Pepe Minni y el chiquito Jiménez a Independiente (el puntero volvería al año siguiente), Miguelito La Rosa a Newell's y Colla a Ferro. Un verdadero acierto fue la contratación de un zaguero santiagueño de notables aptitudes: José Casares. Otra buena incorporación, la de Indalecio López, no dio los frutos esperados, una persistente lesión impidió a c!icho jugador mostrar las relevantes condiciones que se le conocieron jugando para Central Córdoba. Transcurridas 11 fechas Central había perdido seis partidos y se produjo lo que ya estaba también de moda: el cambio del técnico: se fue Juan Carlos Fonda y vino Enrique Lúpiz junto a quien trabajó en la preparación física un joven de sobrados méritos para la función, el profesor Pascual Benedetto.
Estos cambios en la conducción, las lesiones de Inda. ledo López, de Juárez, de Cáseres y de Cardoso, entre dieron lugar a que durante el campeonato debiera recurrirse a muchos valores formados en el club. Algunos alcanzarían, con el tiempo gran jerarquía en el fútbol nacional, tales los casos dé César Luis Menotti, Edgardo Norberto Andrade, Gualberto Muggione y Alejo Medina, a los que se sumaron también en circunstancias diversas. Rossi Ramos, Bazán, Villalba y Urrestarezú.
Un caso singular aconteció recién iniciado el torneo cuando se cumplió la quinta fecha. Ese día jugaban en el Parque Neweil's y Central; los auriazules mostraron amplia superioridad y a los cinco minutos Néstor Cardoso abrió el marcador; aumentó veinte minutos después Antonio Rodríguez; parecía fiesta total cuando descontó Zurita y luego, inesperadamente, Sacchi marcó dos tantos más para su equipo, que pasó a ganar un partido en el que era superado neta mente. Enseguida empató Antonio Rodríguez pero faltando dos minutos, Sosa, primero Lallana después, marcaron pa ra Newell's, que ganó cinco tres. Todos los reproches cen tr.alistas fueron para el arquero Bertoldi, quien desde es día no quiso jugar más er Central. Ello posibilitó que a la semana siguiente debiera recu rrirse al entonces arquero d la reserva, formado en el club Edgardo Norberto Andrada Ese día, 15 de mayo, Ráciní e ganó a Central por dos a ce ro. Mejor suerte tuvo al cumplirse la 12ma. fecha; otro de butante. Tras soportar tres de. rrotas consecutivas el elenc auriazul le ganó a Boca er Arroyito por tres a uno. El último gol- lo convirtió César Luis Menotti que ese día, 21 de junio, jugaba su primer partido en primera división.
Se produce a partir de allí una serie de resultados positivos que lo aleja al equipo de Lúpiz de las últimas posiciones, terminando la primen D rueda con 13 puntos, uno más que Estudiantes y Newell's, dos más que Lanús y Ferro tres por encima del último, que era Atlanta. El inicio de la segunda rueda no interrumpe la racha ascendente, que contrasta con el flojísimo desempeño del otro elenco rosarino. Los hinchas canallas comienzan a avizorar para sus vecinos del Parque un futuro de negros presagios, largamente conocido por los centralistas. Cuando deben enfrentarse en Arroyito la mala colocación de Newell's y el recuerdo del amargo traspié de la primera rueda estimulan a la hinchada auriazul que copó el estadio. Se puso en ventaja el elenco rojinegro pero sucesivos tantos de Castro, Francisco Rodríguez, Antonio Rodríguez y Pagan¡ pusieron un lapidario cuatro a uno para acelerar la caída del rival de toda la vida. Por primera vez los hinchas de Central vislumbraron el casi seguro derrumbe ñulista, que jamás había conocido la triste experiencia de la "B".
Una semana después de esa victoria resonante y fuertemente connotada por la desesperada posición rojinegra —que exaltaban puntualmente los hinchas canallas— Central fue a Avellaneda para enfrentar a Rácing. Nade podrá jamás explicar cómo, en ese partido, se convirtieron nada menos que 14 goles; 11 fueron para Rácing, 3 para Central. La víctima fue Andrada, los victimarios Corbatta, Pizutti, Mansilla y Sosa; Belén, ex rojinegro, no “mojó" ningún gol de los once de su equipo. Siete días después se presentó en Arroyito el puntero del campeonato, que no era ni Boca, River, Rácing o San Lorenzo. El líder era Argentinos Júniors, que con Moreno; Valentino y Ditro; Sainz, Ramacciotti y Malezzo; Canseco, Pando, Carceo, Hugo González y Scierra se había convertido en el animador casi exclusivo del torneo. Fue un partido dramático, pleno de emociones, que terminó igualado
e en tres tantos. 'Después vendrían series alternadas de 3 triunfos y derrotas. Pero verdadera "fiesta" centralista fue ese año el 16 de noviembre. en ocasión de jugarse la 28a. fecha. Independiente, que había escalado posiciones en las últimas jornadas, le ganó a Central 3 a O en Avellaneda y sacó tres puntos de ventaja cuando faltaban cuatro por jugarse; el hincha canalla no le importó mayormente la derrota porque ese mismo día, en el Parque Independencia, Pizutti y Corbata le daban un cómodo triunfo a Rácing y sellaban definitivamente la suerte de Newetl's OId Boys que, per primera vez en su historia, debía descender de categoria. El "honor" centralista —cuya hinchada conoció das veces (hasta entonces) ese amargo momento— pareció estar vengado. Y hubo largos "festejos" de la parcialidad canalla que pocas veces como en aquella ocasión inventó tantas y tan originales "cargadas" a sus eternos rivales.
Todavía hoy, con sus tres descensos a cuestas y sus puntuales reincorporaciones a primera división al año siguiente, celosos hinchas auriazules les recuerdan a sus colegas del Parque que el equipo rojinegro estuvo tres años consecutivos* en la "B" (durante 1951, 1962 y 1963) participando en el torneo superior en 1964 sin haber triunfado el año anterior en el ascenso y en razón de una absurda reestructuración que tuvo como abanderados a los soberbios presidentes de Bcca y Ríver. Y recuerdan también los "analistas" canallas que en el año de su reestreno en primera división profesional —1964Newell's OId Boys llegó último y si no retornó a la "B" fue por obra y gracia de la mencionada reestructuración, que suprimió los descensos.
La memoria de aquel año de 1960 muestra abundantes vistas fotográficas del balneario, sus vestuarios y las terrazas y demás comodidades dispuestas para atender las exigencias que acarreaba la gran expansión institucional del club de Arroyito, cuyas autoridades terminaban invitando —en la contratapa de la rendición de cuentas bianual— a sus asociados y simpatizantes a asistir a los bailes de carnaval. Por esa época eran numerosas las entidades de nuestro medio que competían para atraer la mayor asistencia de público en las fiestas de carnaval. Central ofrecía ese año a la muy cotizada orquesta típica de Juan Sánchez Gano, a la jazz de Rudy Machado y a Walter Gómez y sus Globetroters.
Volviendo al fútbol de 1960 corresponde señalar que a la defensa centralista le correspondió el triste privilegio de ser la que más goles soportó en la temporada: nada más y riada menos que 71, en 30 partidos. Curiosamente, 10 goles le fueron convertidos a Bertcldi en los cinco partidos que jugó: los otros 61 fueron para ese arquerazo —uno de los mejores en •toda la historia centralista— que se llama Edgardo Andrada.
Fuente:Colección Andrés Bossio