Escudo de la ciudad

Escudo de la ciudad
El escudo de Rosario fue diseñado por Eudosro Carrasco, autor junto a su hijo Gabriel, de los Anales" de la ciudad. La ordenanza municipal lleva fecha de 4 de mayo de 1862

MONUMENTO A BELGRANO

MONUMENTO A BELGRANO
Inagurado el 27 de Febrero de 2020 - en la Zona del Monumento

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martes, 31 de julio de 2018

EL DESARROLLO



Aquella primera rifa siguieron otras que, administradas por la entidad, redituaron los ingresos necesarios para Intentar nuevas realizaciones en el campo de la educación popular.

En 1960 se crearon los primeros "Jardines de Infantes" ya partir de entonces se suceden, en forma vertiginosa, diversas actividades educativas y culturales; aquellos primeros cursos de guitarra se convierten, entonces, en una Escuela de Música. La Escuela de Teatro, la de Artes Visuales, los cursos de expresión creadora Infantil, de artesanIas, de educación física, comienzan sus actividades en forma sucesiva y cuentan con numerosos Inscriptos. Para posibilitarlas, la Biblioteca arrenda varios locales hasta que en 1963 Inaugura su primer edificio propio.

La participación de los vecinos fue nuevamente decisiva. Cumplidas las habituales jornadas de trabajo en fábricas, comercios, talleres o en los corretajes callejeros, destinaban el poco tiempo que disponlan para posibilitar la realización de las distintas obras iniciadas o colaboraban en la atención de las tareas administrativas que se fueron complejizando a medida que la Biblioteca se desarrollaba. Así algunos aportan sus oficios; otros se improvisaban albañiles, plomeros, pintores, soldadores, pudiendo decir, como lo había dicho el poeta José Pedroni: Todos vamos a construir el edificio. Un verdadero conglomerado humano se asentó en la biblioteca, que pudo de ese modo proyectarse con firmeza.

Claro y peculiar ejemplo de una institución creada y conducida por el pueblo, con la firme intención de superar antiguas carencias, la Biblioteca se define como un ámbito de "la gente del barrio" que, además de demostrar la verdadera capacidad creadora que poseen sus integrantes, permite el crecimiento individual y social de los mismos y, por lo tanto, su reconocimiento como efectivos agentes de transformación.


Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario Historia de aquí a la vuelta”. Fascículo N.º 16, de octubre 1991. Autor: Rubén Naranjo

lunes, 30 de julio de 2018

LA BIBLIOTECA



La nueva actividad estaba atendida por un hombre mayor Nicasio Gómez, nacido en Sevilla, que además de proporcionar los libros y anotar los respectivos préstamos, abría el local y lo limpiaba. Todo era de trámite muy simple: Castro traía los libros y el abuelo Gómez los facilitaba. Esto, y solamente esto, fue la biblioteca de la vecinal que comenzó a funcionar el 9 de julio de 1944.

Su actividad fue apoyada por los vecinos y muchos jóvenes frecuentaron aquel modesto salón, aún existente en calle Alem 3033. "El ambiente era rruly sencillo: una larga mesa que servta para la lectura y otras actividades, un escritorio, algunas sillas, cuadros de próceres y un banco", describe un folleto editado por la institución en 1966.

Adolescentes, hijos de trabajadores de la zona que iniciaban sus actividades laborales como aprendices o empleados, junto a otros jóvenes que Intentaban estudios secundarios, formaron en 1953 la primera "Subcomisión de Biblioteca". Continuaron con el préstamo de libros y revistas y organizaron charlas, concursos de dibujo y de pintura para niños, clases de guitarra y danzas folklóricas. Mediante exhibiciones de películas, la realización de bailes y festivales, recaudaron los fondos necesarios para Impulsar la pequeria biblioteca. Así aumentaron las Instalaciones y se pudieron comprar los primeros libros.

El de 1957 fue un arlo Importante para la Institución que empezaba a crecer, por dos circunstancias. La primera esta ligada a su existencia formal porque determinó la elección de su nombre: Constancio C. VlgIl.

La segunda circunstancia se refiere a sus recursos económicos, por cuanto se organizó ese ano la primera rifa, que al brindar Importantes beneficios económicos, posibilitó una venta que creció en forma ininterrumpida. Una motocicleta ofrecida como primer premio -cada número valía diez pesos-inauguró la política de recompensas que satisfizo expectativas y creó una excelente relación entre los compradores y la institución, relación que posibilitaría, arios después, el emprendimiento de obras muy Importantes.

En lo inmediato, aquel éxito inicial permitió Implementar nuevas actividades, entre ollas un teatrillo de títeres, y cursos de ajedrez. Pero el reducido local no se adecuaba ya a las exigencias de las novedades Incorporadas, razón por la cual se alquiló una casa modesta ubicada en la misma calle, mejorándose sus precarias instalaciones con el trabajo -otra vez más- de los solidarios vecinos.

La Subcomisión de Biblioteca se habla consolidado en sus aspiraciones a partir del cumplimiento de los programas elaborados, y segura de sus propias fuerzas, decidió independizarse de la Sociedad Vecinal. Nació como institución autónoma el 11 de noviembre de 1959.

Los chicos del barrio crecieron entre pelotazos y lecturas. Ya adolescentes, desplegaron sus alas. Se inicia entonces una nueva, una gran etapa...


Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario Historia de aquí a la vuelta”. Fascículo N.º 16, de octubre 1991. Autor: Rubén Naranjo

viernes, 27 de julio de 2018

LOS PRIMEROS TIEMPOS



Los ferrocarriles de trocha angosta aparecieron en Rosario hacia 1891 y las vías de la línea Rosario-Córdoba o Central Córdoba, atravesaron la ciudad desde el oeste siguiendo el eje de la actual calle Gálvez terminando el recorrido en el puerto. Cuando se determinó su traza, la ciudad mostraba su peril a mucha distancia, ya que entonces el casco urbano no excedía el área delimitada por las actuales calles Mendoza, Urquiza y Paraguay. El desarrollo de la economía regional -al canalizar las exportaciones a través del puerto local- creó las condiciones favorables para el crecimiento de Rosario, que pudo incorporar los adelantos tecnológicos de las urbes modernas: tramways, gas, alumbrado eléctrico, entre otros.

Estos servicios esenciales se detenían, sin embargo en las referidas vías, que de hecho se constituyeron en una auténtica barrera, porque hasta ella llegaban el pavimento y las distintas redes de agua potable, de obras sanitarias. Más allá, hacia el sur, todo era distinto.

Algunas calles empedradas y muchas de tierra -cunetas siempre cubiertas por aguas estancadas-, árboles en las desparejas aceras, modestas edificaciones y numerosas viviendas levantadas con material precario.

Muy lentamente se fue consolidando un núcleo urbano detrás de la estación del Ferrocarril Central Córdoba -ubicada en Avda. 27 de Febrero y Juan Manuel de Rosas-y de la similar de la Compañía de Ferrocarriles de la Provincia de Buenos Aires, Instalada en 1908 en San Martín entre Virasoro y América (actual calle Rueda) y hoy sede de la Gendarmería Nacional.

Las Instalaciones del Club Central Córdoba y la severa presencia del Hogar Asilo Buen Pastor, caracterizaron a un barrio que reconocía a la calle Alem como su principal referencia, ya que era el camino obligado para el tránsito pesado que salía hacia Buenos Aires buscando la Ruta Nº 9 en Molino Blanco, junto al arroyo Saladillo.

Lo habitaba gente también humilde que en su mayoría trabajaba en las fábricas de la zona, vinculadas a la industria frigorífica; otros operarios se desempeñaban en aserraderos, en depósitos de materiales de construcción o en el puerto.

El barrio tenía, como era previsible, muchas falencias y los vecinos trataban de encauzar los continuos reclamos a través de su entidad representativa, la Sociedad Vecinal del Barrio Tablada y Villa Manuelita, nombres con que se conocían las dos zonas que conformaban el barrio: Tablada, lindera al ferrocarril y al club Central Córdoba, extendida hasta la calle Abanderado Grandoli, y Villa Manuelita, más alejada de la anterior, ubicada sobre el puerto o más precisamente en los accesos al puerto con centro en el llamado puente negro que mostraba -y aún muestra- su estructura de hierro en las proximidades de las calles Ayolas y Convención. Zona brava, por aquellos tiempos, en los que habitualmente las cuestiones se dirimían con facones que sabían dibujar la mueca de la muerte y reclamaban un silencioso respeto para cubrir el espanto de las ofensas saldadas en tamafla ceremonia de coraje...

Marcos Abascia, el peluquero; Rafael Villafuerte, el farmacéutico; Natalio Corengia, el marquero; Rubén Klass, el médico; Miguel Oliva, el ferroviario; Tomas Santos, el corredor de comercio; Narciso López de Alda, el lechero; Mariano Passini, el portuario, son algunos de los nombres que perduran de los integrantes de la lejana vecinal. No los únicos, porque hubo otros. Hombres del barrio que pretendían vivir en condiciones más dignas y que para ello dedicaban sus horas de descanso a la preparación de petitorios; a veces para solicitar el pavimento; otras para pedir la extensión de un recorrido de colectivos y de tranvías. El corte de yuyos los demandaba en ocasiones, o las veredas sin baldosas, que el agua de lluvia convertía en extensos espejos donde los chicos jugaban sus cándidos sueÑos marineros.

También vivía allí un carbonero que recorría con su carro las calles del barrio, portando el único combustible que los obreros consumían. Como su trabajo lo llevaba hasta la vivienda de sus vecinos, mejor dicho hasta el patio del fondo o hasta las cocinas, descubrió revistas y libros sin otro destino aparente que su lectura circunstancial. Un día se animó y los pidió para "la vecinal".

Poco a poco los estantes de un armarlo de la Sociedad Vecinal del Barrio Tablada y Villa Manuelita, en Alem 3033, se fueron poblando con los impresos que Salvador Castro, carbonero de oficio, portugués de nacimiento y de condición analfabeto, obtenía de los habitantes del mismo barrio, muy lejos todos ellos de Imaginar que, sin saberlo, estaban fundando la mayor experiencia de educación popular del continente.

La vecinal Inauguró entonces otra sección: la biblioteca.
Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario Historia de aquí a la vuelta”. Fascículo N.º 16, de octubre 1991. Autor: Rubén Naranjo

jueves, 26 de julio de 2018

El último clásico de la era amateur

Por Leonardo Volpe (1), Cristian Volpe (2) y Soccorso Volpe (3)

El domingo 31 de mayo de 1931 se enfrentaron en el estadio del Parque de la Independencia los equipos de Newell's Old Boys y Rosario Central. En un día nublado y gris los cuadros salieron a la cancha para disputar el clásico rosarino. Pero ese partido no sería uno más, sino que iba a quedar en la historia por ser el último de la etapa amateur, ya que a partir de julio de ese mismo año quedó inconcluso el campeonato Vila, que ponía en juego la Liga Rosarina de Football y se creó la Asociación Rosarina, que organizó un torneo profesional, poniéndole fin a la participación amateur de los conjuntos más representativos de la ciudad de Rosario. El citado encuentro se lo adjudicó el elenco rojinegro, que consiguió imponerse por 2 a 1.

Siendo las 14.50 de la tarde el árbitro Nicolás Bartolo dio el pitazo inicial y se puso a rodar el balón. Rápidamente a los 7' Alfredo Chabrolín abrió el marcador para el conjunto anfitrión, sin embargo poco le duraría la alegría de la primera conquista, debido a que seis minutos después Nazareno Luna logró la igualdad, mediante un fuerte remate que venció la resistencia de Gerónimo Díaz. Luego en el complemento La Lepra sufrió la baja del futbolista Seghini, que se quedó en el vestuario reponiéndose de una dolencia física. En aquella época no existían los cambios, por lo tanto Ñuls tuvo que afrontar todo e1segundo tiempo con un hombre menos. A pesar de la desventaja numérica el cuadro local selló la victoria a los 29' cuando Agustín Peruch sacó un potente disparo que se clavó en un ángulo del arco auriazul. Al terminar el partido el público rojinegro festejó jubilosamente el triunfo, sin saber que sería el último de una era donde se jugaba sólo por amor al fútbol y a la camiseta.

Newell's formó esa tarde con Gerónimo Díaz; Idelfonso Bureu y Fermín Lecea; Alfredo Chabrolín, Cataldo Spitale y Antonio Denessine; Agustín Peruch, Napoleón Seghini, Andrés Cachero, Máximo Fernández y Pedro Galimberti. Mientras que Rosario Central alistó a Fidel Casagrande; Francisco De Cicco y Juan González; Arturo Podestá, Teófilo Juárez y Ernesto Cordone; Pascual Salvia, Luis Indaco, Nazareno Luna, Gerardo Rivas y Juan Francia.
(1) Periodista deportivo. Investigación
 (2) Diseñador gráfico. Gráfica.
 (3) Licenciado en antropología.
Asesoramiento.
Consultas en Internet:
 leovolpe81@yahoo.com.ar
Espacio dedicado a la Historia del Fútbol Rosarino:
http://histofutbolrosarino.blogspot.com 
 Bibliografía
 Diario La Acción de/lunes 30 de mayo de 1931, Anales del fútbol Rosarino (Cipriano Roldán, diario La Tribuna 1958).
 Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario su Historia y Región”. Fascículo N.º 110, de agosto 2012.

miércoles, 25 de julio de 2018

La sustitución de importaciones



A partir de 1930 se inicia una etapa el cambio, que sucede a La declinación del período de gran expansión agroexportadora. Es indudable que los cambios afectaron La estructura de toda la economía argentina, no escapando a ello Rosario, máxime cuando la región había sirio el centro principal de dicha dinámica.

El crecimiento industrial de los años posteriores al auge agroexportador se produjo de una manera espontánea, como un proceso histórico impulsado por las circunstancias internacionales

El crecimiento industrial de los años posteriores al auge agroexportador, como un proceso histórico impulsado por la circunstancia internacionales. Las fábricas se crearon “ naturalmente, para ir abasteciendo el mercado interno antes satisfecho con producción externa.

El desarrollo previo de Rosario la había dolado de una base industrial importante, así como de una infraestructura de servicios que le permitieron absorber la fuerte migración interna proveniente de áreas rurales. Este proceso de industrialización de las primeras décadas del siglo XX, fue inducido por la expansión del mercado local y por las posibilidades del sistema de transporte establecido para colocar los productos en el mercado nacional. En general eran actividades complementarias, tales como las industrias de exportación ( molinos y frigoríficos), las de productos perecederos que no podían ser provistas por las importaciones o aquellas ligada a la construcción. Todos ellos se caracterizaban por ser de baja complejidad técnica y poco intensivas en capital.

Sin embargo en febrero de 1929 se fundó Celulosa Argentina S.A para la fabricación de papel a partir de la paja de trigo y otras materias primas de origen nacional, adaptando procesos utilizados en Italia. Esta empresa se radicó en Capitán Bermúdez aprovechando varios factores locacionales: 1- la existencia de tres tipos de transportes en la zona: el fluvial, por río Paraná, el ferroviario, a través del Ferrocarril Belgrano y el terrestre por la ruta Nº 11. 2- el gran caudal de agua del río, esencial en el proceso productivo encarado. Y 3- el ser ésta una zona netamente triguera y, por lo tanto proveedora de una de sus materias primas esenciales. Esta industria trajo grandes modificaciones a nivel comunal por la afluencia de mano de obra con destino a los puestos de trabajo por ella creados.

En el año 1931 Celulosa Argentina S.A. tenía 285 personas ocupadas, incrementando su dotación de personal al mismo tiempo que sus actividades, llegando en 1959 a casi 1.800 puestos de trabajo. Favoreció, además, la radicación de otras industrias, como es el caso de Electroctor S.A que se conforma con la sección de electrólisis de Celulosa Argentina y con aportes también de Duperial S:A.


Detenida la expansión de la producción agrícola las actividades del puerto tendieron a transportarse de exportadoras en importadora. Ya no es sólo el punto de salida de productos agropecuarios sino que se ocupa ahora de introducir las materias primas, los productos y los bienes de capital requeridos por la actividad manufacturera.

En 1931 se inaugura el elevador de granos construido por Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), hecho que fue catalogado por el entonces presidente provisional de la Nación, Gral. Uriburu como fundamental para contribuirá independencia del país.

Para 1934 se notaban ya signos de reactivación económica, habiendo descendido la desocupación sobre todo por la absorción •de mano de obra en la construcción de caminos y otras obras públicas.

En este sentido, en estos anos se concretan las rutas pavimentadas a Casilda, a Santa Fe; en 1939 a Buenos Aires y un año después a Córdoba También se mejoraron otros caminos que unían a la ciudad, no sólo con su zona aledaña sino, prácticamente, con casi todas las zonas del país..
 
Fuente: Historia de Rosario

martes, 24 de julio de 2018

Los impactos de la crisis



No es fácil reunir información estadística que permita un análisis detallado del impacto inmediato de la crisis de 1929 sobre la estructura económica de la ciudad, especialmente en el momento inicial de la sustitución de importaciones.

Pero sí es posible inferir que sus efectos fueron muy importantes ciado que la crisis quebró el sistema de comercio y finanzas internacionales, de cuyo buen funcionamiento la prosperidad de Rosario dependía tan fuertemente. Un síntoma de esto fue el estancamiento demográfico durante la década de 30 y parte del 40, cuando la inmigración europea virtualmente desapareció y en momentos en que la migración interna todavía no era significativa. Como ya se dijo, la crisis puso fin al crecimiento basado en la expansión de la demanda externa de productos agrícolas y derivados, marcando el comienzo de una etapa difícil. La caída del comercio exterior y el estancamiento del sector rural determinaron un reducción del rol intermediador que había jugado durante mucho años, disminuyendo los movimientos de mercancías por el puerto local.

La capacidad para importar se reduce por el menor volumen de exportaciones en i 930 y, sobre todo, por la fuerte disminución de su valor al caer los precios internacionales de los productos de exportación argentinos. La caída de los precios agrícologanaderos provocó la cesación de pagos de numerosos arrendatarios de tierras.

El sistema financiero se vio obligado a disminuir los créditos,dada la menor cantidad de depósitos y el aumento en los índices de morosidad, causando así mayores efectos adversos en el circuito económico.

Las décadas de 1920 y 1930 fueron también las de las aparición del automotor de personas y mercaderías. Conjuntamente con las consecuencias de la crisis, este hecho redujo la importancia relativa del sistema ferroportuario local, en el marco de una reestructuración general de los medios de transporte.

Entre 1929 y 1930 la ciudad presentaba entonces un panorama desalentador, con un puerto agroexportador —otrora impulsor del desarrollo regional—debilitado, con relocalización de industrias y comercios, muchos de los cuales se trasladaban a Buenos Aires, dejando en la ciudad, a veces, alguna sucursal; también obviamente, se cerraban establecimientos industriales y comerciales. Ramas como la molinera y la de refinería de azúcar decayeron. En 1930 por ejemplo, cierra la planta Refinería Argentina de Azucares. En ese mismo predio comenzó a funcionar, en 1953, la Mal- tería Argentina, que pasó luego a denominarse Maltería Rosario SAFAC. Según un texto publicado por la Fundación Banco de Boston en 1989 en Rosario, «el número de quebrantos comerciales fue aumentando: en el año 29 se produjeron 251; en 1930 llegaron a 293, y en 1932, 435. Para 1934, la situación mejora sensiblemente, hasta situarse en niveles inferiores a los de 1929». Se señala, además, que otro grave problema era el precio de los alquileres, lo que motivó la constitución de la «Liga pro rebaja de alquileres», que llegó a tener 600 delegados.



En los años siguientes, la crisis también se manifiesta en la disminución de los permisos concedidos para edificar que disminuyen en un 50% en los primeros tres años-de la década, repercute en el nivel de empleo y la situación laboral. Así en 1931 aproximadamente un 10 % de su población estaba desocupada, sucediéndose una serie de huelgas y conflictos laborales. lnternamente comenzaron a surgir rigideces en la oferta de factores productivos y de bienes.

La ocupación de la tierra pampeana se completa, por lo que el incremento de la producción agropecuaria, que históricamente dependía de la incorporación de capital .a. nuevas superficies explotables (margen extensivo), se estanca. A su vez, la oferta interna de procluctos manufacturados de consumo y de bienes de capital importados se reduce por las dificultades internacionales y las bajas disponibilida- es nacionales de monedas fuertes.

En suma, el cierre de los mercados externos dejó nuestro país sin capacidad de obtener las divisas necesarias para cornprar los productos manufacturados que antes se importaban . Esto creó la necesidad producirlos en el país, y se inició así el proceso conocido corno “ industrialización sustitutiva de importaciones” donde, la industria se constituyó en el sector dinámico del desarrollo.

Este desarrollo, es cierto, fue favorecido por me-dictas de política económicas. Así, para superar- la crisis se restringía el gasto público pero simultáneamente, se incrementaban las obras públicas, financiadas a través de empréstitos y se trataban de establecer medidas de protección para las industrias nacionales.
 
Fuente: Historia de Rosario

jueves, 19 de julio de 2018

¿MARGINAL O MARGINADO?


Rosario, ciudad “ GRINGA” se sintió invadida por gente de piel oscura. El proceso migratorio fue gradual, tuvo etapas, antecedentes, pero sobre todo en la segunda mitad de la década del 40 resultó casi explosivo. Se lo veía crecer cada día y producía en el ciudadano reacciones contradictorias. Según la ideología de clase, la filiación. partidaria, o la ecuación egoísmo-humanitarismo, el "aluvión" (aluvión zoológico" lo llamó el diputado Sanmartino), podía entenderse como muestra del progreso, del protagonismo popular, del acceso de los pobres a la vida moderna; o de la demagogia y la manipulación, de la remoción de la 'escoria" social, de la imprevisión estatal, del juego irresponsable con energías peligrosas y fenómenos de dirección incierta. 

En la perspectiva de los últimos 50 años, puede afirmarse de modo estimativo que entre 1946 y 1952 hubo un período de "esplendor” en términos comparativos, para los emigrados. Trabajo abundante, buenos salarios, expansión sindical, planes ambiciosos de bienestar social. El migrante neo-urbano pudo sentirse, si no respetado cabalmente, por lo menos tenido en cuenta. Pero no debía ilusionarse respecto a su status o consideración en la sociedad El mote de "cabecita negra" podía ser usado hasta con benevolencia, pero señalaba unos límites que no había que pasar. La Piel morena marcaba al pobre y éste tenía un lugar asignado que debía respetar. La burguesía urbana se beneficiaba en cierto modo con la nueva Situación porque la elevada oferta de trabajo le resultaba económicamente favorable y, si bien algunos años el servicio doméstico, por ejemplo, se puso escaso y caro, 

después muchas mujeres tuvieron que volver a trabajar de muchachas", porque entrar en una fábrica se iba haciendo cada vez más difícil. 

A pesar de ser el principal sostén de gobiernos populares y de haber emergido hasta cierto punto a la escena social, los cabecitas negras eran ciudadanos de segunda, puesto que seguían siendo ubicados en último lugar en el plano de la sociedad (más allá de los deseos o los discursos). Una parte adicional de su dificultad para ser admitidos plenamente, la constituía el hecho de que los migrantes pobres se debatían en una lucha de normas contradictorias: entre la solidaridad y la competencia, entre la relación personalizada y el anonimato institucional, entre la propiedad privada y el usufructo furtivo, entre una ley general dura con ellos y un código' local mucho más permisivo. 

Los valores y normas morales del habitante de la villa suelen ser distintos de los del ciudadano común. La prostitución, por ejemplo se considera de manera diferente. De acuerdo con un testimonio, con la prostituta hay un trato comercial muy claro: "cuánto es?. Tanto". En cambio la gente del centro tiene relaciones sexuales 'por gusto" y eso es mal visto por el villero. 

Puede afirmarse con fundamento que el migrante rural no se margina en la ciudad. Por el contrario, él se postula como ciudadano, dispuesto a aportar su trabajo ya usufructuar los beneficios que significa la vida urbana: ocupación, vivienda, salud, educación, servicios, comodidades. La sociedad urbana ordenada y pulcra se pone como modelo del recién llegado, pero le regatea algunos (muchos, todos) de aquellos bienes en juego. Lo deja en cuarentena, sin facilitarle los medios para superar su situación. Lo hace sentir distinto porque lo considera diferente, de otra condición o calidad. Y luego, con un golpe bajo, lo condena por ser distinto.
Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario Historia de aquí a la vuelta”. Fascículo N.º 6, de Noviembre 1990. Autor: Héctor M. Bonaparte


domingo, 15 de julio de 2018

ESTUDIO PROBLEMAS DE ROSARIO




A mediados de 1930, la economía mundial se encuentra en agudo estado de crisis. Los productos fundamentales de/país rebajan en forma alarmante de precios y los mercados exteriores se cierran a la exportación. Un desequilibrio que anquilosaba todas las energías productivas, iba creando un clima de angustia en todos los rincones de la Nación, y nuestra ciudad sufría las consecuencias más severas de ese estado económico grave. Más de 14. 00d desocupados deambulaban por la ciudad, creando un arduo y difícil problema. 

La paralización de las actividades fundamentales creó indudable preocupación en todas las esferas y pronto se iniciaron tareas atingentes a dar solución a ese estado de cosas.


Publicado en Nuevo Impulso, Bodas de Oro del Centro Unión de Almaceneros y Afines. -

Diciembre de 1944.-




Fuente: Historia de Rosario

viernes, 13 de julio de 2018

Situación frente a la crisis



Si bien la crisis es el hecho fundamental con el que se da por concluida la vigencia del modelo agroexportador, no se puede desconocer que ya con anterioridad habían cesado algunos de los factores dinámicos que lo sostenían. Además, durante el período de la primera guerra mundial muchos de ellos: la demanda externa, la inmigración y el movimiento de capitales, se habían enfrentado con límites su expansión.

Pese a todo, el desarrollo de la región es considerable. Como consecuencia de la primera guerra además, no siendo ya Rusia el principal oferente mundial de granos, la Argentina se transforma en el primer exportador en ese rubro, canalizándose por Rosario toda producción de su área circundante. También el sector ganadero se ve favorecido por el conflicto bélico al incremento la demanda internacional de estos productos. En 1924, en las inmediaciones de la ciudad, se instala un importante frigorífico de capitales norteamericanos: el Swift, que se incorpora al proceso exportador. 

El puerto de Rosario, nexo entre la demanda exterior y la región agrícola pampeana, fue el pivote y promotor del desarrollo acelerado de su ciudad y zona de influencia. Carente de instalaciones apropiadas, funcionó en base a sus condiciones naturales hasta la primera década del siglo XX: las aguas profundas facilitaban el atraque de buques de ultramar junto a las barrancas donde se localizaban las terminales ferroviarias, hecho éste que permitía la carga desde lo alto, por gravedad, mediante simples canaletas. 

Cuando las instalaciones portuarias fueron en definitiva construidas, previa concesión a una empresa privada, su capacidad resultó insuficiente pala las demandas de carga de la época y trabajaron al máximo hasta 1929 pesar de sus altos costos y de la falta de calado en algunos pasos del río. Rosario alcanzó en lo primeros años de la .década del 20 su máximo nivel, llegando a ser el principal puerto exportador de granos isy, junto con New York y Montreal, uno de los puertos cerealeros más importantes del mundo. Salían por él alrededor del 40% del total de trigo, lino y maíz exportado por el país. 

En estos mismos años, el incremento de la población y la elevación del nivel de ingreso expandieron el mercado local, a la vez que la posición estratégica en el sistema de Transporte y comercialización permitieron el abastecimiento de insumos y la colocación de los productos en todo el mercado nacional. 

El rápido crecimiento demográfico de la ciudad continuó aproximadamente hasta 1930 alimentado, en gran medida, por la inmigración europea y Rosario ya presentaba, en ese momento, un sector manufacturero que había surgido tempranamente, muy vinculado a las actividades agrícolas. 

Las alteraciones en el comercio internacional producidas por el conflicto bélico mundial impactaron sobre las importaciones de bienes terminados, impulsando el desarrollo de la actividad industrial en forma paulatina y progresiva, amparado por un proteccionismo forzoso. Favorecía esta situación la demanda interna existente y el hecho de que las materias primas necesarias. provenían del mercado local. 

Al terminar la guerra y crecer considerablemente las exportaciones del país, se repitieron en la región las condiciones previas, sin aprovechar las excelentes posibilidades de un desarrollo industrial, con menor dependencia del sector externo. A pesar de todo, las condiciones ya no fueron las mismas y existieron desplazamientos de las actividades al interior del sistema productivo. 

Entre 1910 y 1936 comienza a cambiar el perfil productivo de la ciudad modificándose la Porción Económicamente Activa que participa en sí en 1910 el 13,5% de la misma se encontraba en el sector manufacturero, y esta proporción pasó casi a un tercio en 1926.


Un detalle de laé empresas de entonces ( década del 20) es aún más elocuente. A fines de 1922 comienza sus actividades Cura Hnos, especializarse, en un principio, en la fabricación de artículos rurales y en la construcción de galpones pero,a raíz de los impedimentos que ocasiono posteriormente la segunda guerra mundial, cambia su producción a la laminación de hierro.

En 1924 se fundó Decaroli Hnos. S.R.L. fábrica de carrocerías. En 1928 se instalaron en la ciudad los Grandes Talleres Aeronáuticos, especializados en la reparación de aviones y hélices en general. En ese mismo año también se estableció una importante Firma fabricante e importadora de manufacturas de hilados, Piacenza e Hijos SRL.

La intermediación, por su parte, cumplía una función dominante en el desarrollo de la región adquiriendo gran importancia de sector financiero ( en 1927 capitales locales fundaron el Banco Monserrat y surgiendo casas cerealeras de capitales franceses vinculados a los mercados externos( particularmente Francia e Inglaterra).

La ciudad está en un momento de pleno crecimiento demográfico y económico que la convierten en el centro industrial y comercial más importante del interior de país. Para ese entonces ya se había consolidado su configuración que, con transformaciones, se mantuvo durante muchas décadas.

Posteriormente se densifica la trama, creciendo por completamiento o simple extensión.

Es con esta base económica, social e institucional que se debe enfrentar la crisis mundial.

Fuente: La Historia de Rosario

jueves, 12 de julio de 2018

TESTIMONIOS RACIONALISTAS EN "LA CAPITAL DE LOS CEREALES.




Igual a lo ocurrido con el art decó, el racionalismo es ampliamente aceptado y se populariza abarcando todo tipo de temas, especialmente el de la vivienda. Ejemplos comprobables hoy, son las cuadras de 3 de Febrero al 1400 (vereda norte) con más de ochenta metros de casas racionalistas gestadas por arquitectos, ingenieros y técnicos constructores que pivotan en la esquina y culminan por calle Paraguay en la Escuela "Mariano Moreno" de 1941, una de las obras cúlmines del período. Estas fachadas demuestran el manejo logrado en partes del proyecto como expresión del estilo, con diversidad de expresiones y variedad de resolución, logrando en las diferencias una coherencia de lectura para una porción de ciudad. Lo mismo ocurre en Viamonte al 1000 (vereda sur) y continuación por Pasaje Amelong. Así la ciudad ofrece ejemplos prácticamente en todo su cuerpo, sin distinción de zonas. Las casitas racionalistas se encuentran por todos lados. 

El estilo aporta obras puntuales de enorme peso y su enumeración no excluye a las no mencionadas que serán halladas en una indagación urbana, superadora de la tiranía del espacio escrito. 

El año 1937 nuclea al "Museo Juan B. Castagnino" de Hernández Larguia y Newton, concepción de avanzada para la época, especialmente por la libertad de su planta y el sistema de iluminación natural para las obras expuestas. Son también destacables los edificios de viviendas Pinasco" en Rioja y Buenos Aires y los creados por Delanoy en Buenos Aires y San Juan y en San Lorenzo al 1200. Otro valor está ene! edificio "Otis" de Paraguay y San Lorenzo, perteneciente a los primeramente nombrados.

También del 37 es la magnifica esquina suroeste de Oroño y Santa Fe para la casa Fonso, de Gerbino y Ocampo, y el "Centro Unión Dependientes" debido a Tito y José Micheletti en Paraguay al 700 con reinterpretación de elementos pertenecientes al expresionismo de Mendeishon. 

En 1938 aparece una pequeña obra de autor desconocido en Rioja 625, cuya fachada es un ejemplo directamente incluido en el movimiento neoplástico citado anteriormente. Por ese año, De Lorenzi Otaola y Roca conciben el edificio de viviendas "Gilardoni" en la esquina de Oroño y Rioja, en cuyas curvas que balconean sobre la calle quizás puedan encontrarse ecos de la impronta mendelshoniana. A ellos también se debe el pequeño edificio de Oroño y Tucumán, ochava noreste. 

Pero sobre todo la Cía. de Seguros "Industria y Comercio" de Arman y Todeschini, en Santa Fe 1345, se perfila como uno de los logros más altos de la época, al expresar al gran vacío central que ocupa la altura del edificio y se vuelca directamente a la calle. Sólo falta algún osado puente que lo cruce, para pensar en el Futurismo de Saint Ellia. 

El racionalismo rosarino parece tocar el cielo hacia 1940, en que se gesta lo que posiblemente sea la expresión máxima de lo que podía lograrse en ese momento, en cuanto al uso de una técnica constructiva, empleo de materiales y concepción urbana de la arquitectura. El trío liderado por Ermete De Lorenzi junto a Otaola y Roca y especialmente debido a su genio, planta en la esquina de Oroño y Córdoba e] edificio de "La Comercial de Rosario". Resulta contundente la solución buscada para la esquina, con su basamento de granito negro y carpintería de bronce pulidos a espejo, que continúan en el imbricamiento de un cuarto de circulo que une los dos sectores sobre medianeras por ambas calles y conforman el plano. El situado al Este supera en altura al resto y la poderosa torre, por su propio peso, se convierte en símbolo de la ciudad. Dejan también magnificas casas, como la González Theyler en Rioja 1700 y el edificio de Italia al 800, sumando por su calidad y empleo del ladrillo vítreo en sus Interiores la sede de "Industrias Grassi-Grimaldi" en Santa Fe al 1400. 

Pared por medio con este último testimonio, un edificio de Maissonave y Daumas, se expresa con u basamento que sostiene el juego d tres volúmenes en el centro de composición y destaca al cuerpo central recedido, exhibiendo u enorme vacío o hueco urbano que recorre toda la altura del edificio se aprecia nítidamente desde la calle por parte de quien lo mira. 

Otro logro es Unione Benevolenza" de Picasso, Funes y Fernández Díaz en Maipú y San Juan, con un plano de planta sumamente compacto en la disposición de los espacios -un ejemplo para la época- y expresión estética de la estructura de hormigón en la torre de fuertes perfiles, exaltada por el basamento recubierto en mármol travertino y destinado a locales de negocios. 

En 1946, Borgatto, Marquard y Puertas brindan el 'Cine Radar", Córdoba al 1000, en un contenido racionalismo -la mejor sala del momento- con curva de piso en sala de proyección pensada en base a una depurada técnica que asegura una visión perfecta por parte del espectador. 

Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario Historia de aquí a la vuelta”. Fascículo N.º 23, de Abril 1993. Autor: José Mario Bonacci.

miércoles, 11 de julio de 2018

LA SEGUNDA GUERRA Y SUS EFECTOS



En 1939 se desata la Segunda Guerra Mundial y los repuestos y neumáticos dejan de ingresar al país. Por esa causa, las unidades maltrechas comienzan a ser desarmadas para ceder sus repuestos a las más enteras. Hacia 1945 sólo el 30 por ciento de los ómnibus circulaban por Rosario. 

El tranvía, única solución para el transporte, vuelve entonces a• ocupar por un tiempo el lugar perdido, entrando en circulación nuevas unidades en 1944 y 1945, identificadas por las siglas 301, 302 y 303. Se trataba de coches grandes con plataformas integradas al salón y amplia visibilidad, chasis aligerado en tres toneladas y frenos neumáticos. 

De los 133.150.000 pasajeros transportados en la ciudad a lo largo de 1945, 109.700.00 viaja-. ron en tranvía y sólo 15.200.000 en ómnibus, en tanto el resto utilizaba otros medios. A pesar de ello, la situación económica de la Mixta era deficitaria y ya no se recuperaría, no llegando nunca a estabilizar su situación ni tampoco a dominar los secretos de una actividad tan compleja. Las irregularidades se fueron multiplicando, y dieron origen a denuncias de todo tipo por adquisición de mercaderías y repuestos sin licitación, manejos arbitrarios de fondos, reparaciones sin planificación adecuada y un pésimo mantenimiento de la flota de tranvías y colectivos. 

Aún con todo este panorama adverso, la empresa (que por empresa de Transporte de Rosario) inaugura en 1954 una nueva estación al final de la calle Mendoza, en Barrio Belgrano, que viene a sumarse a las estaciones ya existentes, Central y Córdoba. En 1959 comienza a circular en Rosario un nievo vehículo propulsado eléctricamente: el Trolebús, cuya eficacia hizo que en pocos años se multiplicara el número de líneas y unidades. 

La llegada a la intendencia de Luis Carballo firmaría la sentencia de muerte para el legendario tranvía. El 10 de octubre de 1960, en una reunión entre el intendente, el gobernador Silvestre Begnis y ministros provinciales, se toma la decisión de eliminar progresivamente el servicio tranviario, reemplazando sus unidades por ómnibus. 

Con la llegada de los primeros Mercedez Benz para las líneas 8, 9, 15, 19, 23 y 27, más el agregado de nuevas líneas de trolebuses, el número de tranvías en circulación comienza a decrecer. Hacia 1962 sólo seis continúan prestando servicios: 1, 2, 4, 6, 10 y 21. Una época, tal vez más romántica, seguramente menos alienada y cruel, estaba traqueteando sus últimas horas en el tranvía.

Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario Historia de aquí a la vuelta”. Fascículo N.º 14, de Julio 1991. Autor: Juan Carlos Muníz.

martes, 10 de julio de 2018

SOCIEDAD ARTISTICO MUSICAL DE ROSARIO


Por Nicolás E, De Vita



Nuestro pueblo ignora actualmente que en la misma época de actuación de aquellas dos grandes orquestas, la ciudad contó con otra similar la que, si bien tuvo efímera existencia, de ninguna manera, por su valor cualitativo y cuantitativo, puede quedar relegada definitivamente al olvido. 

En el año 1940, es decir en pleno auge de la buena música, un prestigioso maestro y compositor de nuestra ciudad, don Miguel Minacore, secundado por un entusiasta grupo de personas, hizo posible la formación de una entidad musical a la que se le dio el nombre de: "SOCIEDAD ARTISTICO MUSICAL DE ROSARIO", fijó su domicilio especial en la calle Vélez Sarsfield N°352, y su propósito primordial lo era el de crear una orquesta sinfónica de gran nivel artístico, idea que cuajó de inmediato dado que contó con el apoyo incondicional de numerosos profesores y adherentes. 

Luego de un prudencial tiempo de preparación, esta formación orquestal realizó varios conciertos, entre los cuales merece ser recordado, por su importancia, el realizado en ocasión de celebrarse el centenario de la primera misa efectuada por San Juan Bosco; todas cuyas actuaciones recibieron los mayores elogios tanto de la crítica especializada como así también del numeroso público que se hiciera presente en cada una de las oportunidades que esta orquesta exhibió sus innegables condiciones. 

El conjunto orquestal estuvo integrado por los profesionales que, también por instrumento y orden alfabético, se indican a continuación: VIOLINES: León Bulleron¡, L. M. Banus Vinyals, Domingo Cascio, Antonio Cerñaki, Juan Costa, Julio Cristiansson, Urbano De Giorgio, Martín Dekleva, Nicolás E. De Vita, Ramón Del Rey, Fernando Abramovich, Orlando Garcilazo, David Levit, Manuel R. López, Arturo Méndez, Carmelo Moscatello, Arístides Paccotti, Antonio Rubio, Albino Segata, Osvaldo Sotelo, José Valdivia, Manuel Vázquez y Dávid Wischnivetzky. VIOLAS: Julio Ríos y Alfredo Wende, VIOLONCELLOS: Zenda Belmonte, Sebastián Pampalone, y Damián Rodríguez. CONTRABAJOS: Vicente Rizzo y Juan Santiago. FLAUTAS: H. Márquez, Pedro Salgado y Alvaro San Julián. CLARINETES: José Carzo, Armando Crapanzano, y Esteban Moccagatta. CORNOS: Osvaldo Crapanzano y Gregorio Flores. PISTONES: Juan Latino, Orfilio F. Minacore, y Adolfo Santagostino. TROMBONES: Theodoro Guillems, Nicolás Lofiego, y Anacleto Maero. OBOE: León Burgevin. SAXOFON TENOR: Miguel Minacore (h). SAXOFON CONTRALDO: Alceo Minacore. BAJO: Luis Fenouil. ACCESORIOS: Domingo Ragusa. ARMONIO: Evasio Lavagno. PIANO: María E. Méndez y Orfilio F. Minacore. 

Lamentablemente, cuando ya se perfilaba también como otra prestigiosa agrupación orquestal, la enfermedad y posterior fallecimiento de su director Don Miguel Minacore, llevó a la disolución total de esa firme esperanza musical de alta escuela.
Fuente: Extraído del Libro ¡Echesortu! ( Ciudad pequeña, metida en la ciudad) Apuntes para su futura historia ( ensayo) y Segunda Parte (Miscelaneas de la Ciudad). Editorial Amalevi. Agosto 1994.

lunes, 9 de julio de 2018

SOCIEDAD FILARMONICA DE ROSARIO


Por Nicolás E. De Vita



Pocos años después de creada la antes recordada Orquesta Sinfónica, teniendo en cuenta no sólo el enorme éxito obtenido por la misma y del total apoyo que la comunidad le brindaba; un grupo de excelentes ejecutantes en cada una de las especialidades, que por falta de lugar habían quedado al margen de la plantilla de aquella, con el apoyo incondicional de reconocidos maestros rosarinos y apuntalados por personas no profesionales pero sí amantes a la buena música, resuelven de común acuerdo crear una nueva entidad musical a la que se le da el nombre de "SOCIEDAD FILARMONICA DE ROSARIO", y con ello la formación de una gran orquesta clásica para así también poder brindar a la culta población de Rosario espectáculos de alta jerarquía artística para los "amantes de la armonía" y por extensión a los "amigos de la música", como se define a lo filarmónico en los diccionarios de la especialidad. En verdad, con esta nueva orquesta lo que se creaba era otra Sinfónica más pues, en términos académicos, entre una de ellas, otra Filarmónica y otra Sinfo-Filarmónica, no existe el menor vestigio de diferencias; las tres cumplen el mismo rol musical. 

Es así como la ciudad de Rosario, que, durante tantos años no había podido contar con tan sólo una discreta orquesta clásica, de improviso y por circunstancias fortuitas se ve de pronto felizmente prestigiada con la existencia de dos excelentes formaciones las que, con evidente y no disimulado deseo de sobresalir una sobre la otra, van a procurar en cada una de sus presentaciones un desmedido deseo de superioridad, bajo ningún concepto criticable dado que al final de cuentas, el único beneficiario lo habría de ser el público asistente a cada concierto, y por ende, la ciudad. 

Entre una y otra disciplina, la orquesta estable de la Sociedad Filarmónica de Rosario llegó a contar con un plantel de más de 70 ejecutantes, e hizo su debut oficial el día miércoles 19 de mayo de 1937, a las 21.30 horas, en el Teatro Colón, también ante una sala totalmente colmada de público. En esta oportunidad, la dirección de la misma estuvo a cargo de cuatro excelentes directores rosarinos: los maestros Orestes D'Alo (viejo vecino de nuestro barrio), Humbertó De Nito, Aldo Gily, y Nicolás Mignona; quienes se alternaron en la conducción, y el programa preparado al efecto lo fue en base a las siguientes composiciones: Primera Parte: a) Ricardo Wagner: Rienzi-Obertura, con la dirección del maestro D'Aló; b) Humberto De Nito: Petite Suite; Invocación, Gavota, Marcha Tártara, con la dirección del mismo autor; c) Héctor Berlioz: Danza de las Sílfides. Tchaicowsky: Andante cantábile del cuarteto, op. 11, para arcos solos, con la dirección del maestro Gily; y d) Luis Mansinelli; Cleopatra: Oberture, con la dirección del maestro Mignona. 

Mientras que en la segunda parte se abordaron los siguientes temas: a) Ricardo Wagner: Tristán e Isolda, Preludio y Muerte de Isolda, con la dirección del maestro Gily; b) Carlos María Weber: Invitación al Vals, con la dirección del maestro Mignona; c) Manuel de Falla: El Amor Brujo, de la Danza del Fuego, con la dirección del maestro De Nito, y d) Pietro Mascagni; Isis: Himno al Sol, con la dirección del maestro D'Aló. 

Como lo hemos dicho anteriormente, este conjunto orquestal no contaba con un director estable, razón por la cual durante todo el tiempo de su vigencia el podio, además de los maestros antes recordados, fue ocupado por otros no menos prestigiosos, tales como: Juan Bautista Massa; Luis Mílici; José de Nito; Gustavo Funoli; Tomás Santestéban; Ricardo D. Scarafía, etc.; como así también por otros argentinos, como: Luis Gianneo; Bruno Bandini; José María Castro y, extranjeros, como: José Iturbi; Ricardo Engelbrecht; Manuel Almirall; Pablo Red¡; Erwin Leutcher; Alberto Wolff; Kurt Pahien, etc. 

A su vez como solistas, en distintas oportunidades lo hicieron: En Piano: Josefina Prelli; Nino Rossi; José y Amparo Iturbi; Francisco Amicarelli; Jorge Sandor; Wladimir Padwa; Arminda Canteros de Farruggia; Nicolás A. Alessio; Arturo Rubinstein; Celia Peñagaricano, di Miliner; Rudolf Firkusny; Wiltod Malcuzzynsky; Luis Camponovo; Claudio Arrau; Herberto Renison; Haydée Giordano; Lía Cimaglia Espinosa; Elsa Piaggio de Tarelli; Lisardo Varela, y Estrella Gregorio. En Violines: Pedro F. Napolitano; Mischa Elman; Carlos F. Cilario; Roger Salmón; Ricardo Odnoposoff; Yehudi Menuhin; Julián Olewsky; Carlos Pessina; Henryk Szering; Juan Alma; Lorenzo Romeo; 'iliana Solodkow. En Violoncello: Pedro Farruggia y Ramón Villacfára. En Flauta: Angel S. Martucci. En Oboe: Alfredo Perona. En Arpa: Tosca Barbacci. En Canto: las sopranos: María Luisa Coll Casas de Cuminetti; Julia Samiñán; Perla Valls y Haydée Lydia Varela; el tenor Mario Miglietta (también vecino de nuestro barrio); las contraaltos: Emma Brizzio y Yolanda Fiora; el Bajo: Jacobo Krasnopiurko y el Coro Estable de Rosario. 

Esta orquesta, en su mejor momento, estuvo integrada por el plantel de músicos que, por instrumento y por orden alfabético, se indican a continuación: VIOLINES: Juan Alma, José Abbati, Mario Bagnoli, Alfredo Barone, Antonio Bianchimano, Learte Carroli, Gerardo Cristinziano, Salvador Eskenazzi, Bruno Fernagni, Gustavo Funoil, Emilio Franchini, Dermidio Guastavino, Emilio Hanisch, Rafael Koren, León Liberjen, Enrique Lomónaco, Vicente Pendino, Mateo Pintos, Poliuto Pividor, Elsa Rittershaus, Lorenzo Romeo, Armando Sabatini, Luis Santiago Schiozzi, Samuel Schneider, Hermann Silberstein, José Valdivia, Marcos Waldmann. VIOLAS: Alberto Codina, Oscar Costa, Luis D'Antonio, Alberto Farruggia, Luis Freysselinard, y J. Zoppetti. VIOLONCELLOS: Andrés Barone, Genaro Della Barca, Pedro Farruggia, Juan Mazzoni, Felipe Milia y Enrique Storani. CONTRABAJOS: Salvador Alma, Vicente Ingro, Antonio Laddaga, Carlos Sanbucety, Antonio Sánchez y Marcelo Yocco. FLAUTAS: Juan Marino, Antonio Ragusa y Pedro Ritagliati. CLARINETES: Antonio Alessio y Rafael Módica. CLARINETE BAJO: Juan Angelone. OBOES: León Burgevin, Guillermo Kruger y Rodrigo Storani. FAGOTES: Francisco Alvarez y Héctor Barsotti. PISTONES: Tomás Lepere, Juan Mílici y Silvestre Panella. CORNOS: Miguel Alessio, Eduardo Balaña, Nicolás Benedetto y Francisco di Biassio. TROMBONES: Salvador Cigno, Anacleto Maero y Pedro Rossito. BAJO TUBA: Vitale Conti. TIMBALES: Mario Francisco Pinto. BOMBO: Luis Carbone. ACCESORIOS: Vicente Lepere. PIANO: Luis Mílici. ARPA: Tosca Bardacci. 

Si bien esta notable formación orquestal no llegó a sobrevivir 10 años, durante ese lapso de tiempo su labor fue más que proficua. Conciertos, audiciones, colaboraciones, etc., fueron más que numerosas, entre las cuales por su importancia merecen ser recordadas. Su intervención en los actos realizados con motivo de la celebración del 25° Aniversario de la ordenación sacerdotal del entonces Exmo. Obispo de Rosario, Monseñor Dr. Antonio Caggiano; 250 Aniversario de la fundación de la Biblioteca Argentina y de la entidad "El Círculo"; los conciertos auspiciados por el Instituto Dante Alighieri, los realizados como parte de los programas oficiales de celebraciones de las semanas de julio y de Rosario, del Tercer Congreso Provincial del Niño, del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Matemáticas, y de la Banda de Policía; las audiciones escolares en el Teatro Colón, con asistencia de más de un millar de niños y que estaban precedidas por interesantes charlas educativas pronunciadas por ese gran escritor y periodista de Rosario que se llamó Don Antonio Casablanca; el concierto homenaje al Maestro D. Juan Bautista Massa; su intervención en las Fiestas de la Coronación de la Virgen de Rosario; el de homenaje al Diario La Capital en su 75° aniversario, y a la Biblioteca Argentina en su 300 aniversario; los conciertos auspiciados por el Club Rosarino de Autores y Compositores y por la Asociación Amigos del Arte de Santa Fe; el Festival Bach que, con la colaboración del Coro Estable de Rosario, tuviera un éxito notable, sus actuaciones en distintas localidades del interior de nuestra provincia; y, finalmente, la inolvidable audición que al aire libre y en el Parque Belgrano, bajo el auspicio de la Municipalidad de Rosario, fuera realizada en los últimos días del año 1946 y que, prácticamente, marcó el final de esta formidable agrupación musical que, a pesar de los años ya pasados, se la sigue evocando con cariño. 


Fuente: Extraído del Libro ¡Echesortu! ( Ciudad pequeña, metida en la ciudad) Apuntes para su futura historia ( ensayo) y Segunda Parte (Miscelaneas de la Ciudad). Editorial Amalevi. Agosto 1994

sábado, 7 de julio de 2018

LAS MANGAS DE LANGOSTAS


Por Nicolás E. de Vita



Este pequeño pero voráz insecto depredador, verdadero azote de la humanidad, es conocido desde tiempos inmemorables. La Biblia, en el Capítulo del Exodo1, ya la menciona cuando Yahveh (Dios de los hebreos) al no haber encontrado eco favorable por parte del Faraón 2. para que éste pudiera hacer salir libre y pacíficamente de Egipto al sojuzgado pueblo de Israel a pesar de haberlo castigado con las siete primeras plagas, le dice a Moisés: 

"...Extiende tu mano sobre el país de Egipto atrayendo la langosta; que invada la tierra egipcia y devore toda la hierba del país...". La langosta invadió todo el país y se posó en todo el territorio egipcio... Fue caso grave. Ella devoró toda la hierba del país y todos los frutos de los árboles que el granizo dejara; no quedó nada verde ni en los árboles ni en la hierba del campo..."



Ello fue la causa de la octava plaga que según el antiguo testamento debió soportar el pueblo de Egipto. 

Pero dejando el Pentateuco 3, con sus visiones más primitivas y más próximas a la mitología del pueblo hebreo, dado que ello es ajeno a la finalidad de este capítulo, pues lo recordado lo ha sido tan sólo como un simple hecho anecdótico tendiente a demostrar la antigüedad del insecto y su voracidad depredadora, continuando con el tema principal decimos que la langosta pertenece al género de la órden de los ortópteros y a la familia de los ácridios, siendo sus principales características las siguientes: Antena filiforme; muslos posteriores alargados; la punta preesternal es más o menos aguda; su cabeza es ovoidal y posee cinco ojos, de los cuales dos son muy visibles y se encuentran ubicados a los lados de las antenas, mientras que los otros tres forman un triángulo en la parte posterior de la cabeza que los hacen pasar desapercibidos; el esternón, a cuyos costados se insertan las patas, es ancho, resistente y aplanado; y el abdómen; sin patas ni alas, se compone de 8 articulaciones.y segmentos que van disminuyendo de diámetro hasta terminar en el que lleva los órganos sexuales. El macho se diferencia de la hembra por ser más chico y más claro y su último anillo termina formando dos labios que encierran el órgano de la generación; mientras que la hembra, en el último segmento, o sea en la parte posterior, tiene la forma de un taladro que le sirve para agujerear el suelo en donde habrá de depositar sus huevos. 

Este acridio, apenas nacido del lugar en la tierra en que su madre había depositado disimuladamente los huevos para evitar que se secaran o de ser comidos por las aves, no tiene entonces más de un centímetro de longitud; es incoloro y de movimientos un poco inciertos. Al observarlos, nadie puede imaginar que sus mandíbulas, apenas perceptibles, en un breve espacio de tiempo pasarán a convertirse en tan temible objeto desvastador. Luego de nacida, la larva, inmóvil, queda expuesta al sol horas enteras con el objeto de que su cuerpo vaya adquiriendo la coloración necesaria; luego comienza a dar pequeños saltos rápidos y, a partir de entonces va en pos de su obra destructora. Al terminar ese estado, comienzan a crecerle las alas; su cuerpo se hace más sólido; las mandíbulas se endurecen; da término a su estado originario saltando sobre los árboles; refriega su cabeza contra las ramas para romper la envoltura que la cubre; y, luego de tomar sol y aire, ya en estado adulto, se incorpora a ese ejército destructor de miles de bocas qué, sin descanso, siguiendo la dirección del viento, comenzará a ejercer terror a los propietarios de cuanto sembradío, jardín o árboles, encuentre en su implacable raid destructor. 

Las langostas se clasifican en norteamericanas, marroquinas y peregrinas, siendo estas últimas las que hemos conocido en nuestra ciudad, y que, por su voracidad, causaban grandes estragos; ya qué, a su paso, no dejaban nada en todo lo que a vegetales se refiere; por todo lo cual y sin lugar a dudas, debió ser el motivo por la cual se la considera una verdadera plaga. 

Felizmente, gracias a los sofisticados medios tecnológicos conque se cuenta actualmente, la langosta prácticamente a desaparecido, pues se las ha ido erradicando paulatinamente, tanto que las últimas generaciones de rosarinos no la conocen ni imaginan la fuerza de su obra destructora. En las décadas del 20.y 30, nuestra ciudad se vió invadida en varias oportunidades de densas mangas de langostas voladoras, que con su presencia y en cada una de dichas oportunidades, proporcionaron desagradables espectáculos e ingentes perjuicios. Esas mangas, por su magnitud, llegaban por momentos a formar verdaderas nubes que obscurecían la luz solar. Entonces, el acrídio tomaba pose-Sión de plazas, calles, paredes, techos y patios de las casas, causando grandes perjuicios al dejar en lamentables condiciones huertas, jardines, parques, etc.; pues, en todas esas oportunidades, quedaban totalmente devoradas cuantas plantas y sembradiós encontraban a su paso. 

Para ahuyentarlas, dentro de la ciudad se acudía al infantil e ineficaz medio de hacer ruido con toda clase de utensilios (tapas de ollas, envases de latas, bombos, etc.), pero el acridio solamente desaparecía cuando ya todo engullido, levantaba vuelo hacia otros lares. Era tanto el deseo de exterminarlas que el Ministerio de Defensa Agrícola de la Nación ofrecía en ese entonces a la población comprar bolsas con langostas muertas; y la pauta de lo importante que eran esas invasiones lo dan las noticias de la época donde, por ejemplo, en el año 1935, luego de una de aquellas recordadas irrupciones, el antes mencionado Organismo Estatal informaba haber adquirido: En Carcarañá, 1878 bolsas de langostas, con un total de 56.340 kilos; en Roldán, 2018 bolsas, con 60.540 kilos; en San Genaro, 50 bolsas, con 1500 kilos; y en jurisdicción de nuestra ciudad, 12.317 bolsas, con 369.510 kilos; todo lo cual se lograba en momentos en que el insecto, posado en tierra, era sistemáticamente destruído por cualquier método que fuere, especialmente el uso de lanzallamas o barreras de contensión. 

Con este capítulo hemos querido recordar las incursiones de tan temible voraz insecto. En aquellos ya lejanos años, la aparición del mismo causaba tanta conmoción que hasta llegaban a paralizarse todas las tareas que se realizaban al aire libre.


1. Exodo: Segundo libro del Pentateuco, en el cual se refiere la salida de los israelitas de Egipto. 

2. Algunos historiadores han identificado a Ramsés 11(1290-1224 a.C.), con el Faraón del Exodo, pero ello no es seguro. 

3. Conjunto de los 5 primeros libros de la Biblia. Forman el antiguo testamento. 


Fuente: Extraído del Libro ¡Echesortu! ( Ciudad pequeña, metida en la ciudad) Apuntes para su futura historia ( ensayo) y Segunda Parte (Miscelaneas de la Ciudad). Editorial Amalevi. Agosto 1994.

viernes, 6 de julio de 2018

LA ANTIGUA CRISTALERIA THIRION SU ACTIVIDAD - TRAGEDIA – CIERRE

Por Nicolás E. De Vita



Para iniciar la historia de este establecimiento fabril, comenzaremos diciendo que, a pesar del pomposo nombre de "Cristalería", en el mismo nunca llegaron a procesarse artículos de primera calidad, tales como espejos, copas, jarras, etc., sino tan sólo envases comunes de vidrio, es decir botellas, damajuanas y alguno que otro utensilio ordinario para el hogar. Además, en cuanto a las damajuanas concernía, a las mismas se las empajaba con varillas de mimbre.

Este establecimiento, muy importante en su época, llegó a emplear un gran número de operarios; las tareas se realizaban en tres turnos de 8 horas cada uno; su ubicación real lo fue en calle 3 de Febrero 3331, en una gran fracción de terreno en forma de "L", con frente también a la calle Crespo (no tenía salida a la calle por este lugar); y sus mejoras lo eran grandes galpones, hornos de fundición y fabricación, depósitos para envases terminados y de vidrios rotos, etc.

Esta fábrica inició sus actividades a mediados de la década del 20 y, hasta la trágica fecha que más adelante habremos de relatar, fue propiedad de un señor de origen belga llamado Carlos A. Thirión, casado con doña Micaela, padre de dos hijas llamadas Elena y Alicia; y se domiciliaba en una casa lindera a su fábrica, es decir, en calle 3 de Febrero 3335.

Físicamente Thirión era un hombre fuerte por naturaleza, con cierto grado de cultura, de una altura de 1,90 mts., fornido, con un peso aproximado a los 100 kilos, invariablemente vestido durante las horas de trabajo con un largo guardapolvo gris o amarillo y siempre atento a las actividades fabriles, las que controlaba personalmente. En cuanto al trato con sus vecinos, amigos, clientes, etc., a pesar de su aspecto circunspecto, era educado y amable, cosa que no ocurría lo mismo con la mayoría de sus asalariados, quizás esto dada la propia naturaleza de su negocio'y por la calidad de la gente a sus órdenes, en su mayor parte hombres sin cultura o educación alguna, muy afectos a la bebida y pendencieros al máximo, razón por la cual en no pocas oportunidades debió hacer valer su autoridad a mérito de su contextura física; y con ello, en una época en que los trabajadores se encontraban totalmente desamparados de leyes sociales adecuadas o entes que los protegieren, lo llevaba a cometer abusos injustificados. En esa forma se fue constituyendo en ese tan temido y odiado patrón de antaño, al que sus dependientes, más por necesidad que por cobardía, debían someterse mansamente asus arbitrariedades, y por lo tanto, quedar incondicionalmente a merced de sus caprichos. Además esa fama de hombre fuerte, de acción y de respeto que gozaba Thirión, estaba avalada por el conocimiento que se tenía de que el nombrado, siendo entonces dueño de una fábrica de tintas, instalada a principios del siglo en jurisdicción de la seccional 9na., había dado muerte a uno de sus operarios mediante la aplicación de un fuerte trompis que fracturó la cabeza de la víctima. No obstante, Thirión fuera de su establecimiento, aparentaba ser un hombre normal, buen esposo y padre, y muy afecto a los niños, a quienes todos los años, en vísperas de la Navidad, invitaba a su establecimiento para agasajarlos con un refrigerio a la par de hacerles entrega, en donación, de valiosos juguetes que en gran cantidad y de su peculio particular, adquiría a tal efecto.

Por haberlo vivido personalmente, aun recordamos nítidamente como se desarrollaban las actividades en dicho establecimiento vidriero. Siendo todavía muy jóvenes, invitados por el mismo patrón o alguno de los capataces, nos acercábamos para admirar la labor de esos pobres y esforzados obreros del vidrio, quienes sudorosos, con el torso aun en plena época invernal, completamente desnudo para mitigar en algo los efectos de la enorme temperatura que debían soportar al lado de los infernales hornos de ladrillos refractarios donde incesantemente se fabricaba o fundían vidrios; moldeando a mano con un tubo de hierro o caña, soplando desde su embocadura cierta cantidad de vidrio pastoso que era sacado del crisol con la otra punta del tubo al que hacían girar rápidamente, hasta que la masa candente comenzaba a condensarse, se la volvía a introducir en la boca del horno para otra vez hacerla maleable y así, sucesivamente, hasta obtener, con una facilidad y precisión de encomio, el objeto que se deseaba fabricar. Recordamos todavía a muchos de aquellos hoy ya olvidados obreros, algunos de los cuales llegaron a adquirir tal perfección en su trabajo que los llevaba a confeccionar objetos de inestimable valor; verdaderos profesionales que no caeríamos en exageración en afirmar que de haber los mismos desenvuelto sus actividades en alguna de las célebres cristalerías de Murano, por su real capacidad, habrían estado a la misma altura que los más cotizados artesanos de aquel centro cristalero. Luego venía la hora de descanso, en cuya oportunidad los obreros, bajo-los árboles de la calle 3 de Febrero, degustaban un magro almuerzo o merienda, siempre acompañados con abundante libaciones de vino con hielo y soda, esto último como medio de atemperar la enorme deshidratación que el enorme calor de los hornos les había producido durante las largas y agobiadoras horas de trabajo; otros aprovechaban para dormitar un rato; y, los más jóvenes, a disputar un picado futbolero; todo hasta que la sirena de la fábrica les indicaba el pronto regreso a sus arduas y fatigosas, tareas. Así, en esa forma, era como se desenvolvían las actividades en el antiguo establecimiento de don Carlos A. Thirión.

Así llegamos al trágico día del 31 de diciembre de 1928. En momentos que la canícula apretaba al máximo, los relojes marcaban las 15.30 horas, dentro de la fábrica se desarrollaban las últimas actividades del año y el comentario general entre todos los obreros era la forma en que, modestamente pero con gran alegría, junto a sus familiares, habrían de despedir ese año y comenzar el nuevo, de improviso los secos estampidos de un arma de fuego los deja anonadados. Corren todos de inmediato a inquirir los motivos, y a 20 metros del portón de entrada de calle 3 de Febrero, en un pasillo fuera de los galpones, vecino a la gran balanza, encuentran a un operario llamado Antonio Impellicieri, italiano, naturalizado argentino, de 27 años de edad, con domicilio en calle Zeballos 3986, con un revólver aun humeante en su mano derecha, mientras en el suelo, a pocos pasos de él, don Carlos A. Thirión yace en el suelo, aun con vida pero manando abundante sangre de su cuerpo. Requerido con urgencia los servicios de la Asistencia Pública, a pocos minutos se hace presente una ambulancia con personal médico quien al constatar la gravedad de las heridas resuelven trasladar de inmediato a la víctima al centro asistencial para una mejor atención; pero todo habría de resultar en vano, pues Thirión, que entonces contaba con 50 años de edad, nunca habría de llegar a ese destino con vida, ya que falleció durante el trayecto.

Mientras tanto el matador, voluntariamente, se hace presente en la Seccional 8va. (hoy 6ta.), donde ante el Comisario D. Lucio H. Lonné, entonces a cargo dela misma, se constituye detenido y hace entrega del arma homicida. En su descargo Impellicieri declararía luego que se vio obligado a proceder en la forma que lo hizo dado que en cierto momento y por cuestiones de trabajo, Thirión intentó agredirlo a trompis, razón por la cual, ya sea por temor o por la diferencia física entre uno y otro, al no poderse defender en otra forma, no tuvo más remedio que hacer uso del arma que llevaba consigo, la que descargó 4 veces contra su ex patrón, de las que sólo pudo dar en el blanco en 2 oportunidades, desgraciadamente ambas mortales para el mismo.

Muerto Thirión, ante la imposibilidad de su viuda e hijas menores continuar con las actividades fabriles, las mismas proceden al mme-

diato cierre del establecimiento; pero, poco tiempo después, esta vez bajo la dirección de antiguos obreros del vidrio, provenientes de otras fábricas, constituidos en sociedad bajo la razón de "Galli, Pastorino y Cía." SRL, el establecimiento reinicia sus actividades con un ritmo intenso durante las 24 horas del día; y así lo sería durante varios años hasta que, ya sea como consecuencia de la instalación dentro de la ciudad de nuevas fábricas similares pero mejor dotadas tecnológicamente, luego las llevará a fusionarse entre sí para evitar competencia inútil, al final con resultado negativo o por la adopción de otras formas de envases, la antigua Cristalería Thirión, que aun con sus nuevos dueños conservaba dicha denominación, cierra definitivamente sus puertas, y sus propietarios, que a la inversa de Thirión gozaban del mayor beneplácito de sus obreros y empleados, al dar por concluidas las actividades proceden a la venta de los bienes fabriles; la fracción de terreno es loteada para facilitar la transferencia, y, con ello, queda así cerrado el último capítulo de la hoy ya olvidada o ignorada "Cristalería Thirión". Ya quedamos pocos que la conocimos y recordamos que allí, en calle 3 de Febrero 3331, donde hoy se levantan diversas unidades de vivienda, en alguna oportunidad existió un importante establecimiento dedicado a la industria del vidrio, mediante los mismos procedimientos artesanales que, originariamente, fueran empleados por los antiguos pueblos helenísticos y romanos y que nos fueran transmitidos de generación en generación, hasta ser abolidos, definitivamente, por los sistemas de alta tecnología que hoy se conocen y que se perfeccionan 


Fuente: Extraído del Libro ¡Echesortu! ( Ciudad pequeña, metida en la ciudad) Apuntes para su futura historia ( ensayo) y Segunda Parte (Miscelaneas de la Ciudad). Editorial Amalevi. Agosto 1994.