Por
José M.Petunchi
DON
ANGEL
Es
leyenda. Su imagen
paternal, su carácter bonachón y su pasión por la pelota bien
tratada lo vuelven emblema no sólo de Central, el club que ar sino
del fútbol rosarino
Cuando con la sola mención del apelativo y el nombre es suficiente para identificar a alguien, cuando no necesita presentación, es porque esa persona dejó su marca. Su sello indeleble en la historia. Al punto de que al hablar de él remite inexorablemente a Central. Parecen hechos el uno para el otro. Como si uno no hubiese podido subsistir sin el otro. Una identificación única. Uno de los pocos personajes que pueden inscribirse en este rubro es don Angel Tulio Zof, un icono viviente en la rica historia canalla.
Para entender este sentido de pertenencia mutuo, esta especie de sociedad indisoluble que conformaron, alcanzaría con decir que don Ángel fue artífice de tres de las cinco vueltas olímpicas que dieron los auriazules en sus 117 años de vida. Sin embargo el Coco, como le dicen sus amigos de siempre, es todo eso y mucho más para los auriazules. Porque no sólo fue el hacedor de varios títulos, sino también el descubridor de muchas de las grandes figuras que el club entregó al mundo futbolero.
"Será que siempre luché y sin darme cuenta conseguí algo", dice, casi a modo de justificación, a la hora de recibir elogios, quien fuese nombrado como ciudadano ilustre de Rosario en abril de 2005 y en septiembre de 2007 fuera distinguido como "Mayor Notable" por la Cámara de Diputados de la Nación.
Tan grande es la huella que deja que en una ciudad donde Central y Newell's son como el agua y el aceite, porque no se mezclan, tuvo la particularidad de estar sentado en las dos veredas. Justo él, que es uno de los mayores emblemas canallas, arrancó sus sueños como DT en el banco rojinegro, allá por 1965.
Ese 13 de junio estuvo tallado por el inicio de un camino exitoso, en el que comenzó a cosechar no sólo logros deportivos, sino también el reconocimiento unánime del ambiente y el respeto de todos.
Sin embargo, lejos estuvo de que alguien le recriminara esa situación. Muy por el contrario, fiel a su estilo bonachón y paternalista, ha sabido cosechar el s incondicional de los canallas y el res de los leprosos. Una medalla que pi exhibir en su curriculum con tanto o orgullo que los éxitos deportivos. Ur pecto que cobra un significado superk en tiempos en que la razón y el ser común han perdido espacio ante la irracionalidad, la barbarie y la locura.
"Soy un hombre simple, con virtudes y defectos como cualquiera. No vi cambiar ahora. Haré la misma vida, a jugar al truco y comer asados con amigos. Seguiré siendo el Coco del barrio, el de siempre", se describe don Ángel
Con más de 40 años como técnico es elevado a la categoría de maestro aquellos que llevan más de medio siglo viendo fútbol y se refugian en el discurso de que todo tiempo pasado fue mejor que Zof pertenece a esa raza de entrenadores que han desafiado al almanaque, se permiten estar más allá de las tácticas y las estrategias, y que han superad caprichos del momento. Un tipo que no necesita recurrir a cosas rebuscadas para prestigiar una profesión en ocasiones bastardeada.
Dicen que a los hombres se los reconoce ce por sus logros. En su caso, al eterno Zof le gusta que lo reconozcan simplemente como don Ángel.
Fuente:
Extraído de la Revista del diario “ La Capital de los 140
aniversarios” . De 2007