Escudo de la ciudad

Escudo de la ciudad
El escudo de Rosario fue diseñado por Eudosro Carrasco, autor junto a su hijo Gabriel, de los Anales" de la ciudad. La ordenanza municipal lleva fecha de 4 de mayo de 1862

MONUMENTO A BELGRANO

MONUMENTO A BELGRANO
Inagurado el 27 de Febrero de 2020 - en la Zona del Monumento

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miércoles, 24 de mayo de 2017

¿POR QUE ROSITA?

 

Nuestra provincia se ha des­tacado por las múltiples e impor­tantes experiencias educativas lle­vadas a cabo a lo largo y ancho de la misma, en distintos momentos históricos. Cuando se trata de se­leccionar alguna de ellas, aparece, sin dudas, la opinión generalizada de que la obra de Rosa Ziperovich merece especialísima atención.
Rosa Weinschelbaum de Zipe­rovich. conocida en la docencia de nuestro medio como Rosita. Rosa, o la Ziperovich*. como la llamába­mos algunos docentes antes de co­nocerla personalmente, ha llevado a cabo una tarea docente y político-gremial que. por la influencia en el tiempo y en el espacio, par la in­fluencia que ha ejercido y por los principios que la sostienen, bien puede servimos de modelo institu­yen te. de valioso paradigma en es­tos momentos de cierto desasosie­go por los que atraviesa la tarea do­cente.
La intención de este trabajo no se reduce a la simple narración de anécdotas valiosas, sino que inten­ta reflejar las convicciones que per­manentemente guiaron la tarea de Rosita.
Todo su quehacer, profesional y político-gremial, se destaca por un profundo optimismo y compromiso con la realidad. Estas dos convic­ciones aunadas la preservaron de adoptar posturas ingenuas o inmovilistas. Desde su posición, la es­cuela es entendida como una insti­tución inserta en la problemática histórica, pero también como lugar en el cual se lleva a cabo una prác­tica social que, como tal, está llena de contradicciones, y que según como se la asuma puede contribuir a generar las transformaciones nece­sarias en pos de una sociedad más justa, democrática y solidaria.
Para Rosita, el compromiso con la transformación de la realidad requiere del trabajo con la realidad. Por ello se negó      a participar en experiencias llevadas a cabo en situaciones especiales, creadas para tales fines. O con experiencias traspoladas mecánicamente de una realidad a otra. Todo su quehacer se desarrolló a partir de situaciones reales y concretas. Con los recursos humanos y materiales con los que se contaba. Sin duda, se nece­sitó de una permanente puesta en marcha de la creatividad y de la imaginación, así como de una pro­funda convicción democrática, ba­sada en la confianza en los otros, hayan sido directivos, docentes, alumnos, padres, vecinos, o todos aquellos que quisieran aunar es­fuerzos.
Rosita promovió siempre la dis­cusión libre, los diferentes crite­rios, los puntos de vista encontra­dos. Todos podían aportar en favor de la educación, desde la perspec­tiva a la que cada uno adhiriese. Pero lo que no podía hacer, aquel que hubiera elegido la docencia co­mo medio de vida, era "hacerse el distraído". Esta convicción la cu­brió de un halo de cierta dureza. Quizás sea la dureza que le permi­tía penetraren la gente, contagiar, movilizar, descubrir en cada uno de sus compañeros de trabajo aquello que mejor podía aportar al pro­yecto en común. Y quien aportaba tenía su lugar, tenía algo para ha­cer, algo que decir, algo para mostrar a sus colegas.
Quiero destacar también que predominó en toda la trayectoria, de Rosa, una permanente interac­ción entre teoría y práctica. Trabajar inmersa en la acuciante cotidianeidad de la escuela no le hizo perder de vista, en ningún momen­to, la importancia de buscar, de le­er, de elaborar los sustentos teóri­cos necesarios para guiar la acción. No escatimó esfuerzo para que los docentes de su escuela, de su cir­cuito, se acercaran a la lectura per­manente. Tampoco para compro­meter a profesionales que podían esclarecer y aportar a la compren­sión y resolución de diversas pro­blemáticas.
La trayectoria de Rosita es un claro ejemplo de praxis, entendida como dice Freiré en "Pedagogía del Oprimido: la unión inquebranta­ble entre acción y reflexión. . . para transformar el mundo".
 
Rosita tiene además el raro pri­vilegio de disfrutar de todo lo que hace. A pesar de las épocas y expe­riencias duras que le tocó vivir. Pe­ro ha podido, ha sabido emocionar­se con su trabajo, gozar y sufrir.

Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, Historia de aquí a la vuelta” . Fascículo Nº 4 Autora Liliana Olga Sanjurjo. De junio 1990