"Si hubiera jugado al fútbol hubiera
sido
mejor que Maradona, y si hubiera corrido
autos hubiera
sido más conocido que Fangio".
(Luciano Ortíz de Guinea)
Por
Rubén Pereyra
Más o menos dicho así fue una semblanza dedicada al maestro
fallecido el pasado 16 de julio, por parte de don "Lucho"
Luciano Ortíz de Guinea, el conocido periodista especializado en
turf por más de 45 años. Recuerdo su imagen en la pantalla de
canal 5 en la década del 70 junto a otro periodista que se encargaba
del futbol en el bloque de deportes, Héctor Evaristo Allen, ya
desaparecido.
Deseando realizar una breve biografía podemos iniciar diciendo
que había nacido en la localidad bonaerense de Azul el 1° de mayo
de 1921. Azuleño de nacimiento y rosarino por adopción como hace
nuestra ciudad a aquellos que llegan profundamente al corazón,
placer no dedicado a todos.
Maestro, Patita, el Flaco, Campeón, Bara, son los apodos con los
que se conoció a don Angel, en una trayectoria impecable durante más
de cinco décadas empuñando la fusta.
El comienzo no fue sencillo para Bara.
El hipódromo de Las Flores lo vio hacer sus primeras armas en
1936, y la primera victoria llegó al mes de haber debutado pero las
cosas no se daban e incluso estuvo a punto de dejar la profesión. No
pasó mucho tiempo para que don Angel decidiera cambiar el rumbo. Es
así que emprendió la retirada de Santa Fe para radicarse en el
hipódromo donde brillaría: el del "Independencia".
Los aires rosarinos le sentaron bien al campeón que comenzaría a
mostrar todo su repertorio con faenas inolvidables a lo largo de 56
años en los que desplegó su maestría y sabiduría para conducir un
caballo de carrera. Se estima que ganó más de 3.500 caperas, una
cifra impresionante si se tiene en cuenta que sólo se corría los
fines de semana.
Se quedó con 26 estadísticas, 21 de manera consecutiva. Su
figura adquirió mayor dimensión el 15 de diciembre de 1957. Ese día
don Angel Barattucci se quedó con el programa completo al ganar las
8 carreras del programa rosarino. Aquel día histórico, Barattucci
provocó el delirio de los burreros rosarinos montando a los caballos
Triquiñuela, Val, Tour de Force, Maletín, Ganador, Panamá,
Eltondoc y Modelado. Ese récord aún vigente refrendado en la
publicación inglesa el Libro de Récord Guinness y
"volteando"(desmontando) el que ostentaba nada menos que
Irineo Leguisamo que había ganado 7 y en la restante fue placé.
Además tiene otro récord menos conocido como el de ganar 160
carreras en 1966.
No le quedó hipódromo por ganar: Palermo, San Isidro, La Plata,
Mendoza, Las Flores, el Independencia, Casilda, entre otros, pudieron
apreciar sus dotes donde enfrentó a otros grandes jockeys como Juan
P. Artigas, Cayetano Sauro, Oreste Cosenza, los hermanos Ciafardini,
Aníbal Echart, entre otros. Localmente tuvo grandes disputas en las
pistas con Aguilera, Juan Ublich, Ferreyra, Quintero, Pancho Cáceres,
Tito Mernies, Natividad Agout, los hermanos Merli, Libre, Ublich,
Sauro, Figueroa, Bortulé, Quevedo, Galloso, Constantino, Bayardi,
Pedro y Froilán Maldonado, Farias, Héctor López, Pato Soto, y
muchos más. Siempre todos en los comentarios de otro maestro, éste
en la radiofonía: don Víctor Mainetti. El maestro Baratucci era
dueño de un cuerpo privilegiado,
siempre en los 50 a 52 kg, el ideal para ser jockey y fue el mejor
de Rosario, en una época en que el turf o "los burros" en
el idioma callejero, era una pasión. Cuentan que prefería los
caballos de 3 a 5 años y preparaba todo un día antes: primero hacía
el "paseo", y luego la carrera. A pesar de todo rodó
muchas veces, una vez encima de la raya. El recuerdo más vívido de
los nostálgicos es cuando doblaba el último codo de la pista y
enfrentaba las tribunas de la oficial y la multitud le gritaba a
coro:
"Baratucci.. ..grande!!
.viejo nomás!!!
Un adiós en silencio
Así como llegó a Rosario se retiró. En silencio, sin
estridencias, como lo hacen los grandes. En octubre del 89 sería el
último año de su campaña en las pistas. Fue montando a la yegua
Snow Festival, bajo el entrenamiento de Eduardo Carello representando
los colores del stud Rojo y Negro, y como no podía ser de otra
manera... con una victoria. Tras el alejamiento se hizo cargo de la
Escuela de Aprendices a la que aportó a los pibes sabiduría y
experiencia hasta fines del 2000.
Justo reconocimiento
Aunque un poco tarde, llegó el reconocimiento de toda la ciudad.
El Concejo Municipal lo honró nombrándolo "Ciudadano Ilustre"
el 24 de agosto de 1995. Poco tiempo más tarde se sumó el de la
Cámara de Diputados de la Nación, que lo condecoró con el título
de "Mayores Notables".
Comentarios de su familia
Su esposa, Luisa, a la que conoció gracias a su amigo y colega
Cayetano Santos Saurom, sus hijos Luis y Angel Oscar junto a los seis
nietos y cuatro bisnietos. "Mi papá ganó muchos premios como
jockey, pero el más importante para toda la familia es el legado que
nos
dejó como persona, era un hombre íntegro, y así lo pueden
ratificar todos quienes lo conocieron", dijo a Télam su hijo,
Oscar Barattucci.
Y agregó: "nos sentimos muy orgullosos de su trayectoria, de
los enormes logros deportivos que obtuvo a lo largo de su vida
consagrada al turf, pero a nosotros, insisto, nos dejó su humanidad
su hombría de bien, eso es lo importante", remarcó.
El hijo del prestigioso jockey comentó además que su padre amaba
al mundo del turf. "A los 7 años ya estaba al lado de mi abuelo
con los caballos, y a los 15 empezó a correr. Tuvo numerosos
ofrecimientos para radicarse en otros lugares del país y en el
exterior, pero él siempre prefirió quedarse en Rosario". Por
último, dijo: "fue amigo de Irineo Leguisamo, y corrieron
varias veces en distintos hipódromos argentinos y sudamericanos. Una
vez en Brasil, mi viejo llegó segundo, y Leguisamo tercero",
recordó Oscar Barattucci.
Fuente:
Extraído de la Revista “ Rosario, su Historia y Región”.
Fascículo N.º 132 .Agosto 2014.-