Por
Matías Loja
El
Compromiso cotidiano
Siempre joven
lucía la maestra Rosita Ziperovich. Porque cuando los ideales por
una escuela pública se sostienen con el ejemplo cotidiano del
compromiso con mayúsculas, un legado como el de esta educadora nunca
llega a marchitarse. Sobre la base de una vida coherente entre lo que
postulaba y su praxis en la educación, supo transmitir a
quienes la conocieron su pasión por la mejora de la enseñanza con
la militancia política y social.
Hija de
inmigrantes judíos, nació en la localidad santafesina de Moisés
Ville el 18 de mayo de 1913. en una familia donde el valor de la
cultura y la lectura cumplía un rol destacado.
Con 17 años
recibe el título de maestra en la Escuela Normal Domingo de Oro, de
Rafaela, donde la regente de la institución era
Olga Cossettini. Las escuelas Ne
462 de Moisés Ville y la 262 de Monje constituyeron sus primeros
pasos en la docencia. Experiencia que continuó en distintos
establecimientos de la provincia, hasta acceder a la
vicedirección de la Escuela Almafuerte.
Una nueva mirada
sobre la educación, sobre todo en cuanto a la enseñanza de la
matemática, la influencia de la corriente de la Escuela Nueva
europea y la lectura de autores que proponían una óptica
renovadora del aprendizaje nutrieron la formación pedagógica de
Rosita.
Las cesantías
fueron también parte de la trayectoria de la maestra, como las que
sufriera en 1937, entre 1950 y 1956, y ya como supervisora de
escuelas en 1976.
Pero junto a su
sólida carrera dentro del sistema educativo, en la vida de Rosita
no puede soslayarse su compromiso gremial. Desde miembro fundante del
Círculo de Maestros en Moisés Ville en la década del 30 hasta su
tarea en el Sindicato de Trabajadores de la Educación de
Rosario, bregó por una mejora de la calidad educativa y mayores
oportunidades para todos desde una intensa actividad junto a los
docentes que, en más de una oportunidad, la eligieron como
representante. Su último cargo fue el de secretaria de cultura
de la Asociación del Magisterio de Santa Fe (Amsafé).
Su perfil
pedagógico se complementa con investigaciones y publicaciones
en el campo de la matemática moderna, aportes que la llevaron a
exponer* intercambiar experiencias en distintos encuentros
latinoamericanos.
Hacedora de
proyectos innovadores enseñanza, su testimonio fue en todo sentido
una vida maestra para la comunidad. Ciudadana ilustre de Rosario en
1995 decide aceptar el ofrecimiento del Frente Grande para integrar
la lista de candidatos para la Asamblea que se preparaba para
reformar la
Constitución en i994.
Bibliotecas,
calles e instituciones educativas llevan hoy el nombre de la
educadora, fallecida el 15 de noviembre de 1995. La incansable
docente que siempre
estaba
dispuesta a aprender y escucha para nutrirse con nuevos conocimientos
y proyectos. Con la misma humildad que la encontró a mediados de los
80 haciendo la cola para ingresar a la flamante carrera de ciencias
de la educación. donde
finalmente fue profesora. Rosita a la eterna maestra que educaba
con su ejemplo
joven de vida, quería seguir aprendiendo. Y todavía hoy nos sigue
enseñando.
Fuente:
Extraído de la Revista del diario “ La Capital de los 140
aniversarios” . De 2007