La importante colectividad gallega fue una de las que contribuyó, con su empeño y laboriosidad a consolidar la inserción de los inmigrantes españoles en la Argentina y en Rosario en particular. Ya se ha mencionado la dedicación al rubro comercial de gran cantidad de hijos de Galicia, y el hecho de que algunas de las grandes e importantes empresas rosarinas tengan como impulsores a gallegos llegados con las corrientes inmigratorias de finales del siglo pasado y comienzos del actual, ratifica esa integración.
La entidad que los nuclea desde 1956 es el Centro Gallego, constituido el 5 de noviembre de ese ano en una reunión realizada en el domicilio de Manuel Camino, en Alvear 190, donde funcionara inl-cialmente. La asamblea constitutiva designó entonces como primer presidente a Manuel Gómez.
Aquella sede transitoria fue reemplazada tiempo después por las instalaciones del Club Policial, en Entre Ríos al 100, donde funcionaría luego, y por las del Club Español, donde también el Centro Gallego albergó sus actividades. En 1960 se adquiere finalmente el solar de calle Buenos Aires 1137, donde un ano más tarde queda inaugurada la casa propia, en la que las verbenas españolas ponen una nota de colorido y alegría todos los sábados de mayo de cada año.
En 1963 se crea la sección cultural, la que (previa aprobación del célebre crítico y filólogo, otorgada en una carta personal del 8 de mayo de dicho año) pasa a denominarse Ateneo Ramón Menéndez Pídal y lleva a cabo una destacada tarea, a través de activi dades diversas y de su biblioteca de autores gallegos.
En enero de 1987 el Centro se fusiona con la Asociación Saviñao, adquiriendo el predio de Maestro Massa 525, en el barrio de La Florida, donde se llevan a cabo desde entonces las actividades veraniegas y las grandes reuniones de la colectividad. Debe recordarse asimismo que todos los anos ésta participa de una celebración cara a los nacidos en Galicia: la fiesta de Santiago Apóstol, el 29 de julio.
Esta y otras festividades son acompañadas siempre por el plato clásico, la empanada gallega y por las danzas folklóricas de la región, laptayla muñeira (literalmente "la muchacha del molino"), aplaudiéndose a la vez a los cuerpos de baile de la entidad, cuyas evoluciones devuelven a los gallegos la gracia y la galanura de una tradición firmemente resguardada del olvido, a través de la música y de versos entrañables como los de Rosalía de Castro. En 1990, la visita del presidente del Gobierno gallego. Fraga Iribarne, movilizó entusiastamente a una colectividad estrechamente ligada a la ciudad y a sus habitantes.
Fuente: extraído de la revista “Rosario, Historia de aquí a la Vuelta. Fascículo nº 13 Junio 1991. Autor: Hilda Habichayn.