El cierre de los mercados externos que sucedió a la crisis dejó a nuestro país sin capacidad de obtener las divisas necesarias para comprar los productos manufacturados que antes se importaban. Esto creó la necesidad de producirlos en el país, y se inició así el proceso conocido como "industrialización sustitutiva de importaciones', donde la industria se constituyó en el sector dinámico del desarrollo.
La caída del comercio exterior y el estancamiento del sector rural determinaron una reducción del rol intermediador que había jugado la ciudad. Pero frente a ello se fortalecieron las actividades manufactureras.
El desarrollo previo de Rosario la había dotado de una base industrial importante, así como de una infraestructura de servicios que le permitieron absorber una fuerte migración interna proveniente de áreas rurales. Esto favoreció la aparición de numerosas empresas manufactureras. Las nuevas ramas correspondían a las industrias livianas, principalmente metalmecánicas, dedicadas a la producción de bienes de uso durable y máquinas agrícolas.
Las empresas típicas de la nueva época medianas y pequeñas, de propietarios locales.
La industria pesada apareció en Rosario en 1943 con la instalación de la primera acería de la ciudad, Acindar. Este hecho tuvo efectos muy significativos, no sólo por la magnitud de esta planta, sino porque ella favoreció el establecimiento de otras que utilizaban Insumos siderúrgicos, generándose, en sus proximidades, un núcleo de concentración fabril.
En los años 40y 50, junto a las pequeñas empresas, se localizan también algunas plantas siderúrgicas y metalmecánicas de grandes dimensiones que compartían la característica de emplear tecnologías que requerían mucha mano de obra.
Esta estructura industrial alcanzó su auge en la década de 1950. En 1955 había 46.828 personas ocupadas en 6.458 establecimientos industriales.
A partir de esa época, la Industrialización en el área de Rosario ya no se llevó a cabo dentro de la ciudad, sino fuera de ella, principalmente hacia el norte, donde adquirió peso la rama de las industrias químicas y petroquímicas.
Rosario perdió peso en el contexto regional. El papel protagónico pasó a manos de las empresas de la industria pesada y semipesada, de propiedad generalmente extran.jera o pública, con instalaciones productivas fuera del municipio y administraciones centrales fuera de la región.
El empleo industrial se estancó, y veinte años después estaba algo por debajo de la cifra alcanzada en 1955, mientras aumentaba la población de la ciudad, que continuaba recibiendo aportes migratorios.
Un estudio de la Municipalidad de Rosario, "Prediagnóstico de la Estructura Productiva del Área Gran Rosario', encontró que hacia mediados de la década de 1960, en el Departamento Rosario, donde el municipio tiene gran peso, las plantas de gran tamaño no estaban asociadas a una alta productividad por persona ocupada, pertenecían a ramas tradicionales o vegetativas y utilizaban técnicas empleadoras de gran cantidad de mano de obra por unidad de producto.
Hacia 1970 numerosas empresas, que estaban localizadas en zonas donde el entonces nuevo Plan Regulador de la Ciudad prohibía sus actividades, planeaban trasladarse al Parque industrial en la localidad de Alvear.
De modo que la industria rosarina presentaba un panorama desalentador hacia el final de la sustitución de importaciones. Aparecía estancada, con síntomas de ineficiencia y obsolescencia, dedicada a ramas que no parecían tener mayores posibilidades de expansión futura. Los sectores dinámicos de la época tenían requerimientos de recursos productivos tales que no cabía esperar pudieran ser satisfechos en el interior del municipio.
En aquel tiempo cualquier pronóstico razonable hubiera augurado un futuro de desindustrialización para la ciudad. A posteriori puede decirse que lo amenazado de
desaparición no eran las industrias manufactureras, sino ciertas ramas y tipos de empresas que habían sido características de la época de oro" de la sustitución de importaciones en Rosario. Otras, en cambio encontraron nuevos modos de crecer
Fuente. Extraído de revista “ Rosario aquí a la vuelta” Fascículo Nº 5. Autores: Alicia Castagna- José Luis Pellegrini- Maria Lidia Woelflin De Octubre 1990.-