En esta época la enseñanza primaria se halla a cargo de escuelas provinciales estatales y particulares, estas últimas generalmente católicas. Por otra parte, la precupación por los problemas escolares motiva tres censos en el transcurso de 10 años: el censo infantil de 19.34, dispuesto por el Comité de Coordinación de los Consejos Escolares Electivos de Rosario; el IV Censo General de la Población Escolar, organizado por el Ministerio de Instrucción Pública de la provincia, en 1937, y el Censo Escolar de la Nación, en 1943. El último de estos trabajos arroja un 1,35 % de analfabetismo en la ciudad.
La enseñanza secundaria está repartida entre institutos nacionales y particulares. Hasta promediar la década del '30 la falta de asientos en los colegios nacionales —particularmente en el N" 1, que goza de gran prestigio— genera más de un conflicto. Con el correr de los años, al incrementarse la actividad industrial de la zona, la preocupación se extiende a las escuelas industriales.
La enseñanza universitaria se encuentra limitada a tres facultades: la de Ciencias Médicas, Farmacia y Ramos Menores; de Ingeniería y Ciencias Matemáticas, y de Ciencias Económicas, Comerciales y Políticas, todas dependientes de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). En particular, la de Medicina goza de un gran prestigio por su alto nivel académico, en tanto que la de Ciencias Económicas es la única facultad del país en la cual se cursa la carrera de Diplomacia. En 1944 ciudad se crea el Instituto Libre de Humanidades, que cumple una gran tarea, incluso después de 1948, año en que se inaugura la Facultad de Filosofía y Letras.
Los estudiantes universitarios están divididos en numerosos partidos, que tienen como común denominador la adhesión a los postulados de la Reforma Universitaria de 1918. Entre los más importantes pueden enumerarse el Partido Reformista de Izquierda, Unión Libre Universitaria, Partido Reformista, Vanguardias Reformistas, Ateneo Libre y la Asociación Estudiantil Insurrexit. Varios de estos grupos, en 1943, se enfrentan a las autoridades universitarias, debido a disposiciones del rector de la UNL, Jordán Bruno Genta. El detonante, generalmente, es algún problema académico, pero el verdadero conflicto es la profunda diferencia ideológica que existe entre los distintos componentes de la familia universitaria y las autoridades de la misma. En 1945 los estudiantes vuelven a ocupar las facultades por un corto tiempo, en previsión de una intervención. Para esta época la comunidad universitaria en su inmensa mayoría —tanto profesores como alumnos— se vuelca contra el gobierno militar y el naciente peronismo. Por eso no es de extrañar que el 18 de octubre del ‘45 los manifestantes —en su marcha por las calles— destinen algunos de sus estribillos contra los estudiantes universitarios.
Fuente:
Extraído de la Revista
del “Diario La Capital de 125 aniversario”. Noviembre del 1997