En
el ano 1935, durante el gobierno del Dr. Luciano Molinas y siendo
Director General de Educación el Dr. Pío Pandolfo se trasladó
a Olga Cossettini desde su Rafaela natal para tomar a su cargo la
dirección de la escuela Carrasco. Al finalizar el primer arto de
trabajo demostró con los hechos la posibilidad de cambiar el
proceso del aprendizaje y la dinámica de la escuela oficial
convirtiendo al niño en protagonista y no considerándolo como
simple depositario de datos y transmisor estereotipado de
información.
En
tan poco tiempo Olga Cossettini logró transformar la escuela en
forma tan rotunda que las autoridades educativas la
reconocieron como experiencia piloto. Esta disposición le
permitió mayor autonomía y aval oficial para distintas
iniciativas.
Ano
tras ano va logrando en la tarea del aula la concreción de los
objetivos delineados con claridad y sensatez. El ideario pedagógico
de Olga demostró su validez, y fue reconocido a nivel internacional.
Lamentablemente
-el tiempo nos demuestra esta situación en distintos momentos de
nuestra historia- el sistema educativo argentino se cierra a
toda persona o institución que escapa de lo preestablecido. La
Escuela
Serena, con
sus múltiples posibilidades de tareas, facilitaba el respeto
por la opción del compañero, estimulaba el pensamiento sin dogma y
practicaba la observación y análisis de la realidad. Estos
niños y jóvenes que pensaban con libertad inquietaron a
ciertos funcionarios simpatizantes de las frases rígidas y
autoritarias. Aparecieron las vallas... algunas veces
encubiertas en aparentemente Ingenuos requerimientos y
otras por decreto. Es asi que en 1944, siendo interventor del Consejo
de Educación el escritor Leopoldo Marechal se suprimió, sin juicio
previo ni pruebas que lo motivaran, el decreto que reconocía a
la escuela su carácter de experimental.
Al
leer la correspondencia oficial de la escuela podemos reconstruir la
repercusión de la experiencia en dos niveles bien diferenciados.
Mientras Olga recibia invitaciones para disertar en congresos, dictar
conferencias y cursos, se editaban sus libros y recibía visitas de
artistas, pedagogos y pensadores relevantes, en el nivel
oficial, algunos personeros de la mediocridad y el oscurantismo le
negaban licencias personales, permisos para actuaciones del coro
o el teatro de los niños, se rechazaban propuestas para evaluar la
tarea escolar en forma cualitativa y hasta se intentó un compulsivo
traslado en el año 1947 que no se efectivizó por el rechazo unánime
y activo de los padres, los alumnos y el barrio. El
ensayo
continuó prestigiando a la educación santafesina hasta agosto de
1950. El día 28, por la fuerza. Olga es separada de su escuela.
Quince años de plenitud y armonía de ideales y trabajo diario
cortados por un decreto inapelable.
Fuente: Extraído de la
Revista “ Rosario Historias de aquí a la vuelta. Fascículo Nº
19. Autora. Amanda Paccotti de marzo 1992