Sería
a partir del cierre de los mercados externos y luego del estallido de la
Segunda Guerra Mundial cuando se hace imprescindible la producción local de los
productos manufacturados que hasta entonces se importaban. Es a partir de ese
momento que, con lo que se define como la industrialización sustitutiva de
importaciones, la actividad industrial se convierte —junto con un aumento
notable del comercio— en protagonista decisiva del crecimiento económico
rosarino. El crecimiento de una ciudad que estaba dotada de una infraestructura
de servicios que la conectaba con el resto del país (redes ferroviarias, rutas
y caminos, navegación fluvial) posibilitó asimismo el incremento de las
migraciones internas que iban a acrecentar la población. Los trenes de
pasajeros, hoy añorados como un cómodo y eficaz medio de transporte, y los de
carga, así como la creciente flota de transporte vial y el crecimiento demográfico,
fueron entre 1930 y 1960 valiosos aliados del desarrollo.
Ese
aumento poblacional y las demandas que el mismo exigía ¡bar a provocar algo
más: el surgimiento de empresas manufactureras ', de la industria liviana, en
especial la metalmecánica, así como deIa medianas y pequeñas empresas
rosarinas, a la que debe sumarse l de construcción de máquinas-herramienta.
Algunas de esas empre sas estrechamente asociadas en muchos casos a los nombres
de su fundadores o impulsores iniciales forman parte ya de la historia de
desarrollo industrial de Rosario como Cindelmet Emara, Bianchi, Ma neta,
Establecimiento Litoral, Acindar, Chaina, Cura Hnos., Forja, Mi gra, Cipar,
entre otras; lo mismo ocurre con las que se vinculaban coi la industria
automotor en la producción de elementos para la misma Daneri y Cía., Fric-Rot,
Cametal, Montenegro Hnos, Decaroli Hnos. La producción de la industria textil
en el país tendría en Rosario aportes relevantes, sobre todo a partir del
inicicde la década del 40, con la instalación de Estexa SA, que alcanzaría
proyección regional, y de otras comoTextil Rosario, Piacenza e Hijos, mientras
que la mecanización en la confección de indumentaria en pequeños talleres
posibilité en la ciudad la instalación de fábricas de máquinas de coser como
Lander y Gardini. Industrias vinculadas al rubro de la alimentación, que en
algún caso habían iniciado su actividad antes de 1930, formarían parte de la
fuerte actividad económica de la ciudad entre ese año y la década de 1960,
lapso que incluiría el advenimiento del peronismo al poder. En esa nómina
pueden incluirse empresas como La Virginia, Martín y Cía., Cervecería Schlau,
Aceitera Santa Clara, La Cabaña, Upar, Cotar, Minetti y Cía., entre otras.
Los
gobiernos del fraude patriótico del período 1930-1943 contribuyeron asimismo a
que Rosario fuera favorecida con obras públicas importantes como las conexiones
viales: la ruta Rosario-Santa Fe (1933), la conexión Rosario-Buenos Aires por
Pergamino (1935); el camino a Córdoba (1936) y las inauguración de la Ruta 9 a
la Capital Federal el mismo año y a Casilda en 1939. La habilitación de los
nuevos edificios de la Aduana de Rosario y del Correo Central en 1938, durante
la presidencia de Roberto M. Ortiz, fueron asimismo concretadas en ese período
y lo mismo ocurrió con el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino y
la Maternidad Martin, construidos a partir de dos donaciones privadas. La
intendencia de Miguel Culaciati (1935-38), luego ministro de Obras Públicas del
presidente Justo, se destacó asimismo por su impulso a ese tipo de tareas en la
ciudad: pavimentación de calles, habilitación del Parque Norte, por ejemplo,
siendo importante su apoyo -ya ejerciendo el cargo nacional mencionado- en el
proceso que culminaría, en 1957, con la inauguración del Monumento Nacional a
la Bandera.
Fuente:
Extraído de la Revista del “Diario La Capital Rosario La ciudad que amamos” .
145 aniversarios en 2012