Metafísica
al óleo
El
poder de síntesis y los colores puros definen la obra de un creador
de severo talento,
que
dio cuenta -de su entorno físico de una manera tan intensa como
personal
Por
Fernando Farina
Hay
imágenes inconfundibles, reconocibles, que llevan la marca del
artista, como las famosas acuarelas de los hombres y mujeres que
viven a la orilla del río pintadas durante años por Carlos Uriarte
(Rosario, 1910-1995). Estas imágenes, que contaron con amplia
aceptación del público, se convirtieron en una estampa en muchas
casas no sólo de Rosario sino de todo el país.
Uriarte perteneció a una familia de origen vasco, fundadora,
junto con otras, del barrio Echesortu. Con claras inclinaciones
artísticas, comenzó su formación en la academia de Fernando
Gaspary, pintor francés que le enseñó dibujo y pintura. En sus
primeros trabajos las temáticas giraron en torno a su barrio y la
quinta de sus abuelos, las cuales fueron reemplazadas luego por las
costas del Paraná, sus islas y pescadores, una fuente de inspiración
que perduró a lo largo de toda su producción.
En 1929 realizó su primera muestra individual y obtuvo un pronto
reconocimien to en el medio, aunque su consolidación se produjo en
los 50 cuando fundó el grupo Litoral junto con Juan Grela, Hugo
Ottmann y Leónidas Gambartes, entre otros.
Esta agrupación, que logró posicionarse tanto en el campo
artístico local como en el de Buenos Aires, reunió a artistas que
coincidían en la necesidad de la renovación artística, a partir de
la búsqueda de un lenguaje universal que pudiera dar cuenta de las
problemáticas locales, en abierta oposición a la política cultural
del peronismo.
Si bien cada uno de sus integrantes tuvo una estética propia,
todos ellos fundaron una tradición de lo moderno en términos
regionales, cuyas representaciones oscilaron entre la figuración y
la abstracción.
Por entonces, la obra de Uriarte se alejó de la interpretación
naturalista y se inclinó hacia las propuestas no figurativas,
abogando por la síntesis de elementos y por la utilización de
colores puros. No obstante, su lenguaje estético se definió a
partir de la segunda mitad de la década del 50, cuando sin abandonar
la representación, eligió trabajarla pintura con mayor libertad.
Entonces absorbió elementos de las corrientes informalistas y
aunque continuó con sus temas predilectos, eligió quitarles a sus
pinturas carga literaria o anecdótica.
Este tipo de obras le permitió ganar en 1965 uno de los
galardones más importantes de la Argentina: el premio Palanza.
Destacado maestro, Uriarte fue profesor de dibujo y pintura en la
Escuela Normal N 2 y en el Instituto Superior de Bellas Artes de la
Facultad de Filosofía y Letras de la UNL. Y Rosario lo reconoció
concediéndole el título de ciudadano ilustre.
Para la memoria colectiva quedan muchas obras fáciles de
identificar: las pintaras metafísicas donde expresa la soledad de la
vida de los pescadores y también las de los pueblos blancos
españoles. Sin embargo estos trabajos producidos en serie nunca
alcanzaron el reconocimiento de la crítica, que contrariamente no
olvida aquellos óleos que realizó entre los 50 y los 60.
Fuente: Extraído de la
Revista del “Diario La Capital” del 140 aniversario. Año 2007.-