Por Rafael Ielpi
Aquella experiencia surgida de la visión de una institución cerealista
iba a encontrar pronta competencia con la aparición de lo que sería LT8 Radio Rosario, la que a partir de su consolidación como tal protagonizaría una
extensa y brillante trayectoria que la ubica hoy entre las emisoras más
importantes del interior del país, en permanente disputa de audiencia con sus
colegas LT2 y LT3 y una extensa nómina de radios de frecuencia modulada, que proliferarían después de 1960.
La nueva broadcasting
—para respetar la terminología entonces vigente y en la actualidad poco menos
que peri-mida- se gestaría sin embargo bastante antes, en los inicios de la
década del 30, gracias al tesón y entusiasmo de otros dos apasionados por la
radiofonía, Juan Colón y Alberto
Millelot, que instalaron un
precario equipo transmisor en los fondos de un comercio emplazado en Salta
2133. Con él, comienzan las emisiones de la que —de acuerdo a las distintas
etapas que se consideren, anteriores a 1931- se llamaría indistintamente Radio Millelot, LV5 Radio Millelot o Radio Colón,
ya estuviera en manos y dirección de uno u otro
propietario.
Distintos vaivenes, que
incluirían una etapa posterior en Sarmiento 884 -al ser adquirida por el
ingeniero Julio F. Blomberg- iban a anticipar la etapa de definitiva
consolidación de la radio, que ocurriría con su traslado a Córdoba 1825 no sin
que atravesara todavía una serie de modificaciones, que harían que su presencia en el éter (para aplicar otra frase cara a esos años) fuese irregular.
A mediados de la década del
30, la radio pasa a constituirse en filial rosarina de una de las grandes
emisoras porteñas, LR5 Radio
Ex-celsior, de capitales británicos.
Esta influencia se deja sentir en la programación diaria, con novedades que
iban desde la lectura de diarios ingleses a la irradiación de grabaciones de
música clásica, registradas por alguna de las grandes orquestas sinfónicas o
filarmónicas del mismo origen, que llegaban al país en los discos de 78 rpm de
grandes dimensiones.
Todo ello daría personalidad
y perfil peculiar a LT8, hasta constituirla casi en una radio para melómanos,
en la que todo (desde los sobrios y atildados locutores a la programación
misma) parecía estar a ese servicio, por lo menos hasta 1940, año en que su
programación incluía aún al tenor Luigi Battaglia, la soprano Flavia Milano y
la guitarrista Nelly Ezcaray, como para interesar a los amantes de la música
clásica, aunque compartieran programación con números de música popular como la
Orquesta Característica Barone, la Orquesta del
Litoral, de Nicolás Barbatto, o
las emisiones en cadena de radioteatros porteños, con los elencos de Norma
Castillo-Lalo Harbín ("Amor y sacrificio") o de Jorge Lanza.
Aquel concepto selectivo inicial iba a
sufrir un brusco cambio cuando Jaime
Yankelevich se convierte en 1953 en
propietario de LT8 y la incluye como un eslabón más de la que llamara Primera Cadena Argentina de Broadcastings, cuya cabecera era LR3 Radio Belgrano, la radio porteña que también lo
tema como dueño. En rigor de verdad, Yankelevich ya había incursionado en la
ciudad en relación con la radio al obtener la concesión —por parte del diario
"La Capital"- para explotar una emisora de onda corta, LRR Radio Ovidio Lagos, cuya dirección ejercería Néstor
Joaquín Lagos. La misma iniciaría sus
transmisiones el 15 de marzo de 1944, con un acto en el teatro "El
Círculo", en el que se alternarían el Coro de la Schola Cantorum Perosiana
con la Orquesta de la Sociedad Filarmónica dirigida por Juan José Castro, con
el cellista Pedro Farruggia como solista. Sus estudios estuvieron primero en
Córdoba 1736 y luego en Córdoba 1825.
La concepción de lo popular de don Jaime iba a transformar a LT8 en una "radio viva", con inclusión a partir de entonces de productos como el radioteatro, las actuaciones de orquestas en vivo en el auditorio, los programas episódicos, etc. Aquella condición se mantendría sin modificaciones substanciales hasta la década del 60, cuando la irrupción de la televisión y la modificación de modas, gustos, usos y costumbres determinan para la radiodifusión el inicio de una etapa de cambios y la aparición de propuestas creativas que le permitieran competir y sobrevivir. Fuente: Extraído de la colección “Vida Cotidiana – Rosario ( 1930-1960) Editada por diario la “La Capital –