Entre 1920 y 1930 los cines invadieron la ciudad, en la primera
posguerra del siglo, y la mayoría de los inaugurados en ese período son los que
sobrevivirían mayoritariamente hasta las décadas del 60 y 70 e incluso del 80
en algunos casos. Una enumeración de esos cines lejanos podría ser tediosa si
sus nombres no estuviesen unidos a la vida cotidiana de cientos de miles de
hombres y mujeres paras quienes ir al cine era una costumbre cada vez más entrañable y
placentera -en muchos casos incluso cotidiana- que se iría perdiendo con el
paso del siglo por distintas razones, no todas ellas de índole económica. En
1927, la prensa comentaba: "El cine está tomando cada día más incremento
en nuestra ciudad. La temporada de invierno próxima se inaugurarán doce nuevos
cines ubicados en distintos barrios y zona céntrica..."
Ese año, en efecto, se habilitan el Capitol, en San Martín al 900; el Electric, en San Martín entre San Luis y San Juan; el Córdoba, en Córdo- ba al 1100; el Urquiza, en Urquiza 1637; el Cine Varíete La Bolsa, de -Lorenzo al 1200, hoy Cine Broadway, donde cantara Carlos
Gardel: el Maipú, de Mendoza esquina Suipacha, finalmente
habilitado como Cine Rivadavia; el Buenos Aires, en Buenos Aires 2338; el 9 de Julio, en la calle del mismo nombre al 2300, que se
llamaría, en convertido en cine se llamaría luego Moderno y finalmente, más allá de 1930, Gran Rex, como hasta la actualidad; y el Mundial, en calle Entre Ríos al 2400, muchos de ellos pertenecientes a la
empresa Max Glucksmann
Anteriores y funcionando para entonces eran el Doré, de Mendoza al 1700 ; el Empire Theatre, de Corrientes 842, cuyo
hall de acceso pareció siempre tanto o más largo que la sala misma; el Gran
Cine Varíete Rosario, en Sarmiento y Santa Fe; el Alvear, en Córdoba al 2300, y los conocidos Social Theatre, Belgrano, San Martín.
Libertad, Moderno y el Buckingham Palace, en Maipú 1174, al que
la generación posterior conocería como Cine Bristol. Toda una sucesión de salas al servicio de los amantes del cine.
Para entonces, las salas habían llegado a los barrios con cines como
el Avenida, en Avda.Alberdi 623; el Marconi, de Ayacucho 5530; el Real, inaugurado en 1929, una sala amplia en la que se
realizarían grandes bailes de Carnaval e incluso espectáculos teatrales; el Apolo, en 9 de Julio 385; el Bella Vista de Riobamba 3375, que sobreviviría luego bajo
nombres como Godoy Lujan; el Arroyito, luego Cine Roca, en Avda. Alberdi 725, y el América, en San Martín 3270.
Esa proliferación de salas -en cuyas penumbras se refugiaban desde incipientes
romances adolescentes a las más apacibles pasiones por el cine-aumentaría el
número de éstas a proporciones que hoy parecen casi increíbles. Se abren
-antes de 1930- el Cervantes, en San Juan al 2400; el Avellaneda, en Bvard. Avellaneda 894; el Radar, en Córdoba al 1100, hoy convertido en una tienda; El Pensador, en Urquiza 4502, cuya nomenclatura que quizás homenajeara a Auguste
Rodin se cambiaría después, en una curiosa seguidilla greco-bb-na, por Olimpo, Lux y Luxor. Restarían otros como el Select. De Avda.Alberdi 253; el Majestic, de Corrientes 1242, convertido después en el segundo Teatro Olimpo
de la ciudad y por fin en cenizas a consecuencia de un incendio en la década
del 70, y el Estrella Ns 2, en Jujuy al 3200.
Una nómina de cines posteriores yjm algunos casos contemporáneos a los
finales de la década del 30 debe necesariamente incluir otros nombres: Ambasador, de San Martín 1968: Alberdi. de Bvard. Rondeau 2030: Astoria, de San Martín 3302: Diana, de Avda. Diana 101: El Nilo, de Sarmiento 1338; Esmeralda, de Avda.Pe-llegrini 1379; Hindú, de Güemes 2060; Heraldo, de San Martín 862; Lumiere, en Vélez Sarsfield 1027; Mendoza, de Mendoza 5050; Normandie, en Salta 2955: Odeón, de Mitre 742; Opera, de Avda.Alberdi 629; Ocean, de Bvard. Rondeau 750; Roma, de Mendoza 6490; Star, en 27 de Febrero 1065; Tiro Suizo, San Martin 5225; Victoria, en Cafferata 373 y Universal, en 25 de Diciembre 2233.
Ya sobre 1930. el furor del teatro había decrecido en la ciudad y los
grandes espectáculos operísticos y las grandes compañías empezaban a ralear
definitivamente. Sería el cine, entonces, el que posibilitaría a hombres y mujeres una recreación regular y económica, a la vez que el acceso masivo a un arte en permanente superación estética y técnica.
Bibliografía
usada de la Colección “Vida Cotidiana de 1900-1930 del Autor Rafael Ielpi del
fascículo N•2