Por Anibal Fucaraccio
El primer Puma
El Gringo fue el único rugbie rosarino que jugó en 1965 ante los Junior Springboks e la gira por Sudáfrica en la que el seleccionado argentino fue bautizado como Los Pumas
Eduardo España eligió vivir sin la necesidad de repasar las postales de su memoria. A los 69 años, las imágenes que le regaló el rugby conforman la naturaleza de su orgullo pero no las utiliza como cartas de presentación. Sus añoranzas recorren otro sendero. Más íntimo y visceral. Con profundas raíces cargadas de mística. Aquellas que construyó en su participación en la histórica gira por Sudáfrica en 1965, cuando el seleccionado argentino dio un salto de calidad en el contexto internacional y fue bautizado Los Pumas. Esa gesta de su pasado le permitió conocer la gloria y atravesar los tiempos, de la mano de la leyenda.
España fue un wing fuera de serie. Su potencia y velocidad lo elevaron de categoría y le reservaron un lugar de privilegio en la historia del rugby nacional. Su corazón minado de ambición le permitió ser el único rosarino de los tres que realizaron la gira (los otros fueron José Luis Imhoff y Juan Benzi) que disputó el partido más trascendente de la serie. No sólo eso, además anotó un try que se perpetuó en el bronce del reconocimiento.
El mito de Los Pumas nació en ese viaje al sur de África. Su génesis todavía emociona, por lo casual. Una crónica de la revista Wackley Farmer, de Rhodesia,
fue la responsable del apodo. En el primer partido de la serie, ante el combinado local, un periodista sudafricano confundió el yaguareté que llevaba bordado en el pecho el seleccionado argentino con un puma y de allí nació el mote. Con el correr de los partidos, ante cada triunfo argentino, ya se hablaba de Los Pumas.
El Gringo debutó en el seleccionado a los 27 años y jugó siete test-matches. El punto más alto de su carrera se produjo en la "Suid Mrika Argentinie Rugby Tour 65". Viajó como suplente y terminó siendo titular, disputando 14 partidos de los 16 de la gira. El 19 de junio marcó el segundo try en la victoria 11 a 6 sobre los Junior Springboks, en el Ellis Park de Johannesburgo, un templo del rugby mundial, ante 50 mil personas. Ese fue su tiempo. Aquella fue su firma.
España nació el 30 de octubre de 1938. Se crió en Pasco entre Colón y Ayacucho, en el corazón de la República de la Sexta. Hizo la primaria en la escuela Mariano Moreno y durante la secundaria sus bríos peregrinos lo llevaron a atravesar tres instituciones: el Liceo Militar de Santa Fe, el Nacional Nº 1 y el Nacional Nº 2.
A los 17 años comenzó a jugar al rugby en Logaritmo por invitación de un primo. esa edad debutó en primera división contra Saladillo. Pasó por varias posiciones pero fue ubicado en cuarta como wing.
Por pedido de sus amigos en 1957 pasó a Duendes, en el año de su fundación. Al jugó hasta 1972y cosechó 12 títulos. Si condiciones físicas lo llevaron a destacarse como gran jugador de rugby reducido El seven lo mostró en su máxima expresión. En 1963 obtuvo el Seven de la UAR con Duendes. Allí llamó la atención y nombre comenzó a sonar para Los Puma Un año más tarde fue convocado.
En 1965, su año mágico, se consagró campeón argentino con el seleccionado Rosario, venciendo en la final a Buen Aires ante un rival que ostentaba diez Pumas en sus filas. Fue otra hazaña que brilla entre sus pergaminos. Nunca más mi Rosario pudo repetir ese título nacional.
Se retiró como jugador con la camiseta verdinegra a los 37 años y se dedicó entrenar juveniles. Combativo y temperamental. Arriero de su propio esfuerzo Ferviente cultor de la amistad. Ni tan joven ni tan viejo. Puro corazón con espíritu de rugby. Así es el Gringo Eduardo España. Conserva en su alma la sanguínea esencia de aquellos Pumas que con primer rugido lograron clavarle sus garras a la leyenda. Y crearon la fábulas para siempre.
Fuente: Extraído de la revista del diario “ La Capital” 140 aniversario. Año 2007