Por
Adrián Gerber
MATEMATICA
Y DIGNIDAD
Fue un genio dentro de una disciplina dura y
árida. De origen judío, llegó a la ciudad por la discriminación
que sufrió en la Italia fascista. Y aquí dejó un legado de
humanidad y conocimiento.
Se dice que los hombres de ciencias se dividen en dos tipos:
los que crean algo nuevo y genial a los 20 o 30 años, y los que
producen sistemáticamente toda la vida. Beppo Levi, uno de los
matemáticos más importantes del siglo XX, fue de estos últimos. Su
presencia era inconfundible: tenía un físico pequeño (medía menos
de 1,50), frente ancha, barbita en punta, mirada profunda y sonrisa
amable, y se caracterizaba por una fuerte personalidad. Si bien
consideraba que la matemática es una ciencia, más que todo creía
que es un modo de pensar, una filosofía.
Nació en Turín (Italia) en el seno de una familia judía.
Gracias a su inteligencia y su dedicación alcanzó el doctorado en
matemática a los 21 años.
Desarrolló una importantísima obra en la investigación. Creó
teoremas propios, pensó ejercicios matemáticos originales que hoy
son utilizados en todas las universidades del mundo y resolvió
problemas hasta ese momento insolubles, como el de Fermat, que
llevaba 300 años sin que se conociera su resultado. Trabajó
principalmente en geometría algebraica, aunque también incursionó
en otros campos, como el análisis matemático yio que más tarde se
llamaría análisis funcional (donde un importante teorema lleva su
nombre) y la didáctica de la matemática. Sus cientos de trabajos
están recogidos en numerosos libros y revistas especializadas. En su
obra "Abbaco, de 1 a 20" , por ejemplo, discute los
criterios pedagógicos de acuerdo con los cuales debería
introducirse al niño a la aritmética.
Desde el principio se manifestó en contra del movimiento
fascista. Las leyes de discriminación implantadas en Italia en 1938
cortaron su carrera al ordenarse la expulsión de los judíos de
todas las ramas de la enseñanza. Esta situación amenazó con
quebrar su carrera y su vida, pero él adoptó una actitud digna y
serena. "Me privaron de la cátedra. Pensé, equivocadamente,
que sería transitorio. Perdí gran parte de los contactos con
colegas, discípulos, alumnos. La biblioteca de la Universidad fue
entonces mi refugio. Pasaba en ella muchas horas por día. Una
mañana, al proponerme entrar en la misma, el bedel me informó:
“Tengo orden de prohibirle el ingreso a la biblioteca”. Esa misma
noche dejé Bolonia", relató Ley. A través de sus contactos
científicos pudo emigrar a la Argentina. Así, gracias a las
gestiones de Cortés Plá, decano de la entonces Facultad de Ciencias
Matemáticas de Rosario (hoy Ingeniería), se lo contrató para que
se hiciera cargo de la dirección del Instituto de Matemática.
El 6 de noviembre de 1939 desembarcó en Buenos Aires acompañado
de su esposa y sus dos hijas (su tercer hijo decidió emigrar a lo
que era entonces Palestina, hoy Israel). Dos días después se
instaló en Rosario para asumir la dirección del Instituto, donde
inició una verdadera esa matemática y tuvo como alumnos a quienes
luego serían importantes matemáticos argentinos. Con su presencia
le otorgó prestigio y difusión internacional a esta Facultad. Las
publicaciones seriadas del Instituto, las únicas que aparecían con
regularidad en el país sobre matemáticas se convirtieron en
un centro de atracción. Su adaptación al nuevo ambiente fue
rápida, y a ella contribuyeron la cordialidad y aprecio que encontró
en Rosario.
Al terminar la 2º Guerra Mundial (1945) pudo volver a Italia,
pero decidió quedarse en la ciudad argumentando que no podría
abandonar el Instituto por razones afectivas y morales.
En 1948 se hizo cargo de distintas cátedras de la Facultad de
Ingeniería, y demostrando toda su humildad, también dio clases
entre 1956 y 1960 en el profesorado de matemáticas de la Escuela
Normal Nº1 Nicolás Avellaneda.
Levi dejó innumerables alumnos, enseñó todo lo que sabía y
creó y recreó prácticas docentes en una especialidad dura árida,
casi sin matices.
Murió el 28 de agosto de 1961.a los 86, y tras vivir 22 años en
Rosario. En su tumba en el viejo Cementerio Israelita de Rosario hay
una placa que simplemente reza: "Beppo Levi: matemático".
Fuente:
Extraído de la Revista del diario “ La Capital de los 140
aniversarios” . De 2007