El Swift actuaba en la Argentina desde 1907, como un desprendimiento del poderoso Beat Trust de Chicago. Los matarifes importantes de dicha ciudad
habían organizado un pool dentro de los propios Estados Unidos, cuya influencia se hizo evidente al punto de provocar la aplicación de una norma antitrust, la llamada Ley Sherman.
Cinco grandes frigoríficos de Chicago maniobraban para evitar la libre competencia en los mercados de producción y consumo, con el fin de asegurar un reparto de altos beneficios. Ellos eran Armour, Swift, Morris, Wilson y Cudshy, que coordinaban precios uniformes en la compra del ganado a los productores rurales, y en la venta de sus productos en el mercado interno.
Ante la aplicación de la mencionada Ley Sherman, uno de ellos, el Swift, se instalo en la Argentina en 1907, siendo el primer frigorífico norteamericano en hacerlo; años mas tarde siguieron su ejemplo el Armour y La Blanca.
En 1918, el Swift organiza un nuevo rubro legal, la Swift International Sociedad Anónima Argentina, que vigilaba los intereses de la empresa y de sus subsidiarias en Brasil, Paraguay, Uruguay y Australia. Pese a la aparente división entre los intereses de la Swift &, Co. de Chicago y la Swift International de Buenos Aires, lo cierto es que la empresa de Charles y Harold Sw{ft mantenía el control tanto en una como en otra ciudad.
La instalación, del frigorífico en el Saladillo, en una zona no ganadera por excelencia (que imponía al animal el desplazamiento al lugar de faena, manteniendo las cámaras frigoríficas cercanas al transporte marítimo) representó una estrategia americana en un ámbito de influencia británica. Con ello se quebraba un cierto equilibrio logrado por las potencias imperialistas a partir de la Conferencia de Fletes de 1915, que afirmó la incorporación de capitales de Estados Unidos en la Argentina. En dicha reunión se coordinaron los intereses y operaciones de embarque de carnes hacia Gran Bretaña, siendo la expresión del entendimiento anglonorteamericano que dominaba la industria frigorífica.
Las nuevas técnicas introducidas y la utilización de una flota propia permitió al Swift obtener menores costos y con ello margen para pagar mejores precios a los ganaderos argentinos, exigiendo una mayor cuota de participación en la exportación de carnes.
El desequilibrio causado por la apertura de la planta industrial del Swift en Rosario, que ocupaba 65 Has., con cámaras frigoríficas que abarcan un edificio de cinco pisos, faenando 600 cabezas diarias y dando ocupación a alrededor de 1600 obreros, se compensó con el levantamiento de la unidad del Dock Sud, en Avellaneda, por los británicos. Esto no significó un real ajuste de la influencia inglesa ya que los norteamericanos aplicaron técnicas experimentadas ya en su mercado interno, que posibilitaban la producción del "enfriado" y de los elementos componentes del animal y productos derivados aplicados a la industria de la alimentación, química, etc., que no constituían actividades permitidas ni en los Estados Unidos ni en Inglaterra.
El procedimiento utilizado prefirió un determinado tipo de carne proveniente de animales de alta mestización: Shorton, Aberdeen Angus, Hereford, etc. Esta zona, centro vital de la economía agropecuaria del país, es por otro lado receptora natural (por la envergadura de sus operaciones) de la hacienda vacuna existente en la zona de la Mesopotamia, norte del Litoral, así como de gran parte de la Pampa húmeda.
El procedimiento exige, además, especialización de pasturas, lo que incidió en la división del sector productor ganadero entre los invernadores, especializados en el engorde , ligados a los frigoríficos., y a los criadores, que proveían a aquellos hacienda, vinculados al interno, que no compartió» grandes beneficios obnidos por los primeros.
Fuente: Extraído de la revista “Rosario, Historias de aquí a la vuelta”. Fascículo Nº 15 de Julio 1991. Autores: Sandra A. Bembo-Nelly I. Sander de Foster – Marisa Richa