Quizás el nombre de Fisherton se asocie todavía en forma inmediata a
la idea de esparcimiento de fin de semana, a barrio de aire puro y chalets con
césped prolijamente cuidado. Si bien esas descripciones no alcanzan hoy para
reflejar por completo la actividad de la zona, son suficientes, por lo menos,
para acercarse a su pasado y a parte de su presente.
Los orígenes del barrio
(que a oeste se confunde con los limites del municipio; al norte llega a la
prolongación de la calle Albcrt Schwciztcr; al este linda con la Avenida de Circunvalación
y al su con la calle Córdoba) csluvteroi intimamente ligados a una empresa de
capitales y hombres británicos: el Ferrocarrií Central Argentino.
Fue la sociedad inglesa
la que adquirió en 1889 las tierras que actualmente conforman Fisherton. con el
propósito de levantar allí un lugar de residencia para su personal jerárquico.
El ingeniero Henry Fisher. por entonces principal director financiero y jurídico de la compañía en la
Argentina, fue el encargado del trazado del plano original
del conjunto de viviendas. De la argentinización de la expresión Ftsrtertown
(pueblo o villorio de Fisher) derivaría la actual denominación, que como ha
ocurrido en casos similares ya consignados, perdura todavía pese al cambio de
la misma por la de Malvinas Argentinas, que ostenta asimismo la estación ferroviaria del barrio.
Fueron estas circunstancias iniciales las
que determinaron que el estilo de vida y la arquitectura que predominaron en la
villa sean fundamentalmente sajones. Knight, Forrest. Talbot, Bowling, Day,
Middleton, fueron los primeros apellidos que se conocieron en ese paisaje casi
descampado, con algunas chacras y quintas (habituales en el oeste)
interrumpidas sólo por grandes mansiones de jardines geométricos, algunos de
más de una manzana de extensión. Se recuerda aún la residencia de Zavaleta y su
gran laguna artificial, que servia de habitat a patos y cisnes y donde sus
propietarios realizaban sedantes paseos en bote de remos...
De ese periodo fundacional data también
la creación del Harás Ascot —de innegable origen británico— y, en 1892, del Fisherton Golf Club, antecesor
inmediato del actual Rosario Golf Club.
La paulatina llegada de inmigrantes
italianos y españoles y la construcción de sus viviendas más modestas, que
contrastaban con las ya existentes, fue alterando la fisonomía predominante del
barrio de Fisher. De menores recursos
económicos que los ingleses, los inmigrantes latinos fueron relegados a un
status social inferior, diferencia que se suavizaría luego con el surgimiento
de las generaciones posteriores.
En 1907, la Sociedad Nueva Fisherton compró y urbanizó la
lonja que abarca desde la calle Estados Unidos hasta Wilde, y desde las vías
del ferrocarril hasta la calle Nº 9. Se inició de ese modo un período de
desarrollo más intenso marcado por hechos como la fundación de la Escuela Provincial
Na 147, en Córdoba al 8300, el nacimiento del Club Atléttco Fisherton, en 1915, o la construcción del templo católico a principios de la década del 30. A mediados de la misma,
el Jockey Club de Rosario habilitó en el predio de Córdoba y Wilde las instalaciones
de su Country, que sirvió para caracterizar asimismo a la zona.
El centro de la vida comercial de
Fisherton se trasladó desde el Bvard. Argentino, donde estuviera radicada
inicialmente, a la calle Córdoba, actualmente arteria fundamental del barrio y
acceso de salida hacia otros puntos del país. Un decreto provincial del 27 de julio de 1889 reconoció a Fisherton como pueblo. Si bien nunca funcionó como una
comunidad políticamentee autárquica, su relativo alejamiento del centro de
Rosario, apenas paliado durante anos por el lento transcurrir del tranvía Nº 14, fue estimulo suficiente
como para configurar una clara identidad barrial, distintiva y precisa.
El eje de la misma —la calle Córdoba— ha
adquirido, en los últimos anos, el dinamismo y la importancia de un centro
comercial barrial de interesantes aspectos. Sobre ella se aglutinan desde sofisticados
shoppings a confiterías. pasado británico del barrio), restaurantes, boutiques y comercios de
todo tipo (comestibles, deportes, modas), y la arteria ostenta, sobre todo en
horas de la tarde y primeras del anochecer, una vida propia dinámica y
pujante.
Fuente: extraído de la revista “Rosario,
Historia de aquí a la vuelta Fascículo
N• 18 de enero 1992.- “autor Albero Campazas”