A su notable talento como
arquitecto, que plasmó en obras que embellecen la ciudad, le sumó un generoso
polifacetimo y una calidez humana que lo convirtieron en maestro más allá de
los límites de su profesión. Don Hila , un auténtico ejemplo de vida.
Por Aníbal Fucaraccio
Su cuna le abrió el
camino. Hijo de una familia acomodada en el país desde el siglo XVII, Hilarión
Hernández Larguía fue un adelantado que creó, modeló y legó un universo
cultural único para la ciudad de Rosario. Proyectista y artista, incansable
promotor, fue uno de los actores más destacados e influyentes de la
arquitectura moderna en toda la región. Un maestro que se preocupó por
transmitir su pensamiento con compromiso y autoridad. Un hombre de acción que
no conoció límites disciplinares.
Don Hilarión nació en
Buenos Aires en 1892, creció en el campo y murió en Rosario en 1978. Estuvo
casado con Lucía Correa Morales y fue padre de Iván y Cristian, otros rosarinos
notables. Perteneció a un ambiente de avanzada cultural y artística que marcó a
la sociedad rosarina.
En 1912 ingresó a la carrera de Arquitectura de la Universidad
Nacional de Buenos Aires y se graduó en 1916. Fue colaborador de las revistas
"Ideas" y "Clarín" entre 1914 y 1920. En 1924 arribó a
Rosario y fundó su estudio junto a Juan Manuel Newton. Hasta 1930 su principal
comitente fue el Banco Edificador Rosarino. En ese período don Hilarión
consiguió una gran experiencia en edificios de renta. Entre 1930 y 1950, sus
realizaciones evidenciaron un comprobable eclecticismo En ocasiones se inclinó hacia el art decó,
como en el pasaje Monroe y los edificios de Laprida y Urquiza e Italia y San
Lorenzo. Pero también se apoyó en un racionalismo contundente, tales los casos
del Museo de Bellas Artes Juan B. Castagnino, su obra emblemática, y de los
edificios de San Lorenzo y Paraguay y Córdoba al 1700.
En los años cuarenta en
su estudio se incrementaron los trabajos en viviendas particulares y casas de
campo. En 1950, ya separado de Newton y con Rufino de la Torre como socio,
construye La Mercantil Rosarina (Mitre y San Lorenzo). Sobre los sesenta se
verificó una marcada influencia del finlandés Alvar Aalto, especialmente en la
sede de Aricana.
Durante su desarrollo
profesional siempre se interesó por los avances disciplinares. Investigó las
técnicas constructivas que dominaban el escenario de la construcción de aquel
tiempo, gran inquietud estética. Escribió artículos que reflejaban esa
constante preocupación. La búsqueda de la actualización fue un desafío
permanente
Fue uno de los
fundadores de la Asociación de Arquitectos de Rosario. Intervino en la ley que
reglamentó el ejercicio; profesional en la construcción. De 1931; presidió la
Comisión Municipal de Bellas Artes y desde 1937 fue el primer del Museo Castagnino,
al que convirtió en un extraordinario foco de irradiación cultural. Se
comprometió con gran; dad de entidades culturales y desde plataforma que
encontró, apoyó producción de expresiones creativas.
Su
labor y su ideología dejaron huellas tangibles. Su principal receptor arquitectura
fue el Estudio H (letra lo homenajea), constituido entre a 1967 y 1970 por
Rufino de la Torre, Aníbal Moliné, Alberto Santanera, Daniel Vidal, Armando
Torio y Raúl Utges. Pero también captaron su legado Gary Vila Ortiz Riestra
(literatura), Rubén de la Colina y Rubén Naranjo (artes plásticas), que no
dudaron en reconocerlo como a ur. referente.
Don Hila fue un
maestro. Un soñador enfundado en la discreción de su gris. Un incansable
conquistador de espacios culturales. Un arquitecto con mayúsculas que se ganó
el reconocimiento de su tiempo y su gente.
Fuente:
Bibliografía de la revista de diario la capital de los 140 años
Bibliografía de la revista de diario la capital de los 140 años