No queda lugar en la
cancha de Villa Sanguinetti para presenciar el clásico. A los costados se
forman varias hileras, las vías del ferrocarril sirven de escalón para ver
aunque sea diez centímetros más arriba de los que están abajo, unos vagones fuera
de servicio se convierten en tribuna.
La pasión está en
juego.
Harry Hayes se mete
entre los zagueros Varni y Ongay, remata: 1 a 0. Al rato aumenta Antonio
Blanco, pero sobre el final descuenta "Lito" González con un potente
derechazo. El primer tiempo termina 2 a 1.
Arranca el segundo
tiempo y Harry marca el tercero. Lito González pone a su equipo nuevamente a
tiro: 3 a 2. Los roces adentro de la cancha son ínfimos; las hinchadas parecen
exhibir certificado de buena conducta. El local sigue atacando, respetando el
toque, la gambeta, y tiene su premio. Ennis Hayes. Antonio Blanco y Harry Hayes
estremecen a sus hinchas con otros tres gritos de gol.
Central le ha ganado a
Newell's 6 a 2 y los jugadores son llevados en andas por sus simpatizantes. Es
25 de mayo de 1914. Tras casi dos años Rosario se reencuentra con el clásico. Y
nuevamente hay fiesta en el barrio Talleres. Hasta que amanezca el nuevo día.
La transición ya había pasado y pese a que en
1913 Rosario Central obtuvo el campeonato de la Federación y Newell's Oíd Boys
el de la Liga, al fútbol de la ciudad le faltaba la sal y la pimienta. Además,
en los partidos interprovinciales e internacionales los combinados rosarinos no
podían reunir a sus mejores futbolistas y esto incidía en los resultados y en
el interés del público.
De allí que se
reanudara el diálogo entre la dirigencia y los integrantes de la Federación
decidieran disolverla. Central y los otros clubes regresaron a la Liga.
El 3 de abril de 1914
se declaró el cese de hostilidades.
Y con la calma llegaría
un año inolvidable para Central pues lograría el campeonato sin perder un
partido, invicto. Jugó 20, ganó 19 y empató uno. Hizo 99 goles y le hicieron
10. El maestro Harry Hayes fue el goleador con 51 goles. Sobre la raya, en la
derecha, apareció un muchacho que quedaría ligado fuertemente a la historia del
club: Federico Flynn.
La alegría esta vez sería total. Al triunfo sobre
Newell's en el reencuentro por 6 a 2, se da -para los centralistas- otro
acontecimiento.
El escenario es la cancha rojinegra, en el Parque
Independencia. Una muchedumbre constituida por las dos hinchadas no deja
claros. Curiosamente, Newell's inicia el partido con diez jugadores, a los
pocos minutos ingresa Mac Master y completa el equipo.
La pelota es de Central y el dominio también. Los
goles no tardan en llegar: Harry Hayes y Fidel Ramírez derrotan al arquero José
Airaldi en el primer tiempo. El medio rojinegro Caraciolo González se enoja por
un fallo del referí y se va de la cancha. Vuelve en el segundo tiempo. Central es el
dueño del partido. Y Harry sigue siendo el verdugo: convierte dos goles más, el
último después de una brillante jugada personal. Su hermano Ennis cierra el
marcador.
Rosario Central ha goleado 5 a 0 y se consagra campeón en cancha de
Newell's. Es 11 de octubre de 1914. Los hinchas comienzan una larga marcha
victoriosa por la calle Plata (hoy Ovidio Lagos), toman por el pasaje Celedonio
Escalada. Y nuevamente hay fiesta en el barrio Talleres. Hasta que amanezca el
nuevo día.
Fuente: Artículo Publicado en el libro “ De Rosario y
de Central , Autor: Jorge Brisaboa Impreso
en Noviembre 1996 por la Editorial Homo Sapiens.