La llegada autoritaria de Uriburu al poder se traduce en la imposición de un nuevo comisionado en Rosario. Corre el ano 30 y el funcionario, imbuido del espíritu dictatorial vigente, comienza a tomar rápidamente medidas arbitrarias. En un mes decide el levantamiento de vías en Avenida San Martin, cambio de rieles en el centro y otras modificaciones que sólo acarrearían trastornos mayores al servicio.
Este funcionario es reemplazado poco tiempo después por un segundo, que llega esta vez con ánimo negociador. Comienzan las tratativas con la CGTER en busca de acuerdos y hay un Intento de regular en parte la competencia desleal de los ómnibus. Una inspección determinó en 1923 que de los 256 ómnibus existentes, sólo 16 estaban en condiciones de cumplir un servicio digno...
La CGTER envía un ultimátum el 10 de febrero de 1932 informando al Comisionado que "no se encuentra en condiciones de seguir prestando el servicio para el que fuera contratada, por lo cual se vé obligada, materialmente obligada, y muy a pesar suyo, a suspender el servicio de tranvías en el día de la fecha después de un cuarto de siglo en que ha servido a la población de Rosario..."
El 11 la amenaza se cumple y no rueda ni un solo tranvía por las calles rosarinas. El mismo mes asume un nuevo intendente. Esteban Morcillo, tras las elecciones generales, quien el día de su asunción intima a la compañía a restablecer el servicio, pero la respuesta es negativa.
El paro de CGTER se prolonga durante 27 días y la Municipalidad da libertad de circulación a todo vehículo que se quiera afectar al transporte de pasajeros. Las calles se llenan de carricoches desvencijados moviéndose en completa confusión.
En el mes de abril, por Ordenanza NQ 30 del Concejo Deliberante se crea la Comisión Fiscalizadora de los Tranvías Eléctricos del Rosario, que toma una drástica medida: municipalización de todo el sistema de transporte urbano, incluyendo los ómnibus Nace asi la Empresa Municipal Mixta de Transporte del Rosario (EMMTR), ente monopólico que tiene entre sus atribuciones la de comprar las instalaciones de la CGTER y los ómnibus circulantes. El pago a la compañía tranviaria se fija en 38 cuotas anuales, correspondientes a los años de concesión que faltaban. Era el principio del fin para el tranvía
Fuente: Extraído de la Revista “ Rosario, Historias de aquí a la vuelta”. Fascículo N• 14 d Julio 1991. Autor:Juan Carlos Muñiz.