Con la presencia del embajador de España en la argentina, don Ramiro de Maetzu, el 7 de julio de 1929 fue inaugurada la denominada "Fuente de los Españoles, en el Parque Independencia. La obra, realizada en cerámica de Talavera de la Reina (Castilla-La Mancha), por el artista toledano Juan Ruiz de Luna, fue donada por la colectividad española a Rosario, como signo de gratitud a la ciudad en su "bicentenario" de vida, festejado en 1925 haciendo caso a una interpretación histórica que con el tiempo se verificó como inaceptada.
La presencia de Maetzu convirtió a aquel acontecimiento de una trascendencia singular. Se trataba de uno de los intelectuales españoles de mayor predicamento de su tiempo, enrolado en una corriente nacionalista católica. Integrante de la llamada "generación del 38", actuó en el periodismo y en las letras. Moriría fusilado en 1936, en el inicio de la "Guerra Civil Española".
Dada la presencia del ilustre huésped, el gobernador de Santa Fe, el radicó Pedro Gómez Cello, decidió tributarle un banquete en su honor, que se realizó en el Palacio Municipal. La colectividad española había hecho el día anterior lo propio en la Confitería Cifré con un baile en el Club Español.
El embajador solicitó conocer las municipales instituciones que represen de alguna manera a la Madre Patria entre ellas las financieras. Así visitó instalaciones del Banco Monserrat. La "Fuente de los españoles", emplazada en los jardines del Rosedal, ámbito preferido para el paseo del familias de la dirigencia rosarina adaptó sus trazados a la misma, una expresión refinada del arte cerámica, con una altura aproximada de seis metros alcanzando su diáme- tro a 18 metros, revestida por mil cerámicos. Su autor, Juan Ruiz de Luna, quien había resucitado el o de la cerámica talaverana desperecida da un siglo antes como consecuencia de la Guerra de la Independencia contra Francia, alcanzaba por ente su máxima reputación como ati maestro, y resucitador del arte de cerámica.
Había sido distinguido por entonL por el rey Alfonso XIII de España. El museo de cerámica más importante que España tiene en la actualidad lleva su nombre.
La hermosa obra talaverana había arribado al puerto de Buenos Aires el 12 de septiembre de 1928, y se pensaba inaugurarla un mes más tarde, pero la burocracia relacionada con los trámites por la exención de la tarifa aduanera postergó los primeros planes. El diario La Capital recogió la versión que decía que la fuente había sido consagrada por los especialistas como la obra de cerámica más importante del mundo, coincidiendo con la opinión de los críticos que la habían observado en su taller. Asimismo publicó una fotografiá de Ruiz de Luna sentado junto a la columna central de la fuente que medía dos metros y medio de altura.
El nuevo emplazamiento ornamental, que nada tenía que envidiarle a los construidos en los distintos pabellones de la Feria Internacional de Sevilla del año 1929, pasó a formar uno de los rincones más elegantes de la ciudad, como un testimonio del agradecimiento de los hijos de España hacia Rosario, en la que labraron su prosperidad económica y formaron su familia.
Distintos oradores hicieron uso de la palabra desde el palco montado a pocos metros de la pieza artística. El gobernador santafesino asistió acompañado de su gabinete.
El presidente de la Comisión Pro Fuente de los Españoles, Angel García, uno de los grandes mecenas de la colectividad en el siglo XX, que dos meses antes, junto a su hermano, había inaugurado el imponente y elegante palacio de la tienda La Favorita, de Córdoba y Sarmiento, expresó: "Entregamos a la ciudad esta fuente monumental laborada con tierra de España, por mano de artistas españoles. Queremos con ella los españoles residentes en esta gran urbe asociarnos al júbilo general del pueblo viril que en solo 200 años de existencia, de una modesta capillita sobre la barranca esplendorosa del Paraná se ha convertido en la ciudad populosa con medio millón de habitantes, con industrias y fábricas y talleres y comercio y vida propia, con uno de los más importantes puertos del mundo y con una ruta abierta hacia el porvenir llena de provisorias esperanzas", agradeciendo en distintos tramos de su alocución a la ciudad.
El intendente municipal Tobías Arribillaga le contestó: "Nada tienen los españoles que agradecernos porque al estrecharnos cotidianamente en el ceñido abrazo del trabajo somos como dos hermanos que se apoyan mutuamente para llevar siempre más allá el agradecimiento de ambos pueblos que unidos pueden realizar las grandes obras que la humanidad necesita y espera de ellos".
El diario La Capital se refirió de la siguiente manera a la intervención de Ramiro de Maeztu: "Cada párrafo suyo fue subrayado por el aplauso de los oyentes. Habló de la España, madre gestadora de naciones, con verdadera unción e hizo un canto de alabanza a los valores morales que condicionan el espíritu hidalgo de la raza de Hispanoamérica”; y concluyó con la siguiente expresión de deseo expresión de deseo: "y sea esta fuente de salud, de frescura y bienaventuranza para vosotros". La ciudad superaba en 1929 los 400 mil habitantes, casi el doble de la población de 1914. De ellos la mitad era extranjera, predominando los italianos y
españoles. Rosario en los últimos años de la década del 20 “recogio” la prosperidad de una región agro exportadora y mercantil. Pujanza que se trasladó en la proliferación de obras arquitectónicas y artísticas que forman en la actualidad parte del patrimonio identitario de los rosarinos.
Fuente: Extraído de la
Revista “Rosario, su Historia y Región “ . Fascículo N.º 151 .
de Mayo de 2016.-