Escudo de la ciudad

Escudo de la ciudad
El escudo de Rosario fue diseñado por Eudosro Carrasco, autor junto a su hijo Gabriel, de los Anales" de la ciudad. La ordenanza municipal lleva fecha de 4 de mayo de 1862

MONUMENTO A BELGRANO

MONUMENTO A BELGRANO
Inagurado el 27 de Febrero de 2020 - en la Zona del Monumento

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lunes, 22 de marzo de 2021

EL ROSARIO A PUERTO BELGRANO





Por Raúl Oscar Ifrán.

Rosario a Puerto Belgrano
se llamaba aquella vía
que llevaba y que traía
los frutos de la cosecha,
hoy la nostalgia repecha
rieles de melancolía.

Arrancaban de Rosario,
pasaban por Villa Diego,
saludaban al labriego
rumbo a Estación Los Muchachos
con bolsas, cajas y tachos
en  fervoroso trasiego.

Santa Fe, qué hermoso pago:
Arminda, Benard y Erasto,
gente cargando el abasto,
pueblos y campos que crecen
y las lluvias que aparecen
mojando cemento y pasto.

Corrían las locomotoras
como potro desbocado
por la pampa y el poblado:
blancas nubes de vapor
y el pito enamorador
avisando “ya he llegado”-

Bigand, Bombal y Chovet
hasta Parada El Jardín,
un horizonte sin fin
espera el paso del tren,
Estación Chapuy, también,
Runciman, todo trajín.

Va un tesoro en los vagones
de trigo, papas y afrecho
y algún linyera en el techo
con un pucho y el bagallo;
tras un alambre, un caballo
pasta orondo en un barbecho.

Cristophersen, San Gregorio,
Estación María Teresa,
paisajes que son belleza
Miguel Torres: uno más;
Santa Fe ya queda atrás
y Buenos Aires empieza.

Es un país que desfila
visto de las ventanillas,
echando a volar semillas
la Borsig cincuenta y tres
y la Five-Lilles después
entre tantas maravillas.

De los pagos bonaerenses
espera General Pinto
y el paisaje no es distinto:
sudor en la frente y manos;
en Parada Dos Hermanos
comienza otro laberinto.

Pues no es sencilla esta traza,
sube y baja el recorrido,
el campo al pueblo está unido
por esta red de durmientes
y hacen falta treinta puentes
por donde hoy anda el olvido.

De Parada El Peregrino
a Estación Los Callejones
hacen chirriar los vagones
toda su ferretería,
Nueva Suiza está en la vía
con todas sus tradiciones.

Luego viene El Porvenir,
Timote Chico, Necol,
donde siempre brilla el sol
y una milonga se escucha
en Estación La Marucha
a la luz de su farol.

El Catango, el guardahilos, 
el Señalero, el cambista,
ahí andan pidiendo pista
para seguir su faena
que hoy ilumina la pena
que, sola, salta a la vista.

Del Pago de Pehuajó
es la Estación El Recado,
Capitán Castro, y al lado,
a buena marcha de zorra
llegamos a La Cotorra
de la que hoy poco ha quedado.

Bajando el mapa arribamos
a la Estación La Carreta
con mate amargo y galleta
seguimos hasta el cartel
de la Estación Masurel
y la alegría es completa.

Mouras, Luro, La Copeta,
y en Guaminí, La Nevada,
en Suárez no falta nada
para hacer un nuevo amigo,
en Huanguelén canta el trigo
y en Zentena, la cebada.

Estación La Primavera,
Bathurst y Coronel Suárez, 
D’ Orbigny, bellos lugares
como no creo haya igual,
con Estación Quiñihual
y otros pueblos singulares.

Vamos a Estación Raulet,
Coronel Pringles, pasó
Estación Pillahuincó,
donde es un bálsamo el viento.
A Estación El Pensamiento:
el tren nunca más volvió.

Llega Coronel Falcón,
en Pringles, y Las Mostazas,
Lartigau es campo y casas
y allá por El Divisorio
la gente está de casorio
con un lechón a las brasas.

Cruzamos los Siete Puentes
cerca de Paso Mayor,
qué perfume embriagador
el agua en el pasto expande:
la gloria del Sauce Grande
en su máximo esplendor.

Bajo Hondo está de fiesta,
sus cosechas hay que ver,
en Almirante Solier
el trabajo nunca falta,
a mi querida Punta Alta
siempre quisiera volver.

Estación Puerto Belgrano:
el hondo mar a ambos lados
donde los acorazados
recortan bravos cañones
de paz en los corazones
de civiles y soldados.

Pasamos el Apeadero
que un día se llevó el fuego,
le decimos hasta luego
a nuestra alta barranca
y vamos a Bahía Blanca
para culmen y sosiego.

Rosario a Puerto Belgrano
se llamaban esas vías
de estaciones hoy vacías
donde la herrumbre y la escoria
quieren tapar la memoria
que canto en mis poesías.

Y perdón, para el final,
si me he olvidado de alguna
estación bajo la luna
que ya no ilumina al tren,
es que estoy viejo también;
mi mente es una laguna.