EL PLUMERERO
Cuentan que existió un señor mayor ''plumerero'' que con su porte de eslavo, aparentemente era polaco, iba vendiendo plumeros y escobillones, con una mano indicando con el dedo el cielo y hablando un idioma que obviamente no era latino. Pasaba por Boulevard Oroño y les decía a los niños que estaba loco por la guerra y había que respetarlo.
Otros decían contaban que había muerto un hijo en la guerra y por eso enloqueció.
También se dice que paseaba por el parque independencia dando verdaderas cátedras en un idioma desconocido, con aire doctoral y que en los últimos tiempos ya ni llevaba plumeros, pero siempre su dedo apuntando al cielo.
En casi todas las versiones recogidas cuentan que inspiraba temor.
Aportes de Marta Susana Toralbo, Graciela Sansone , Ágata Luna, Ana María Ferrini , Sergio Ferri
LA PALOMA
Una mujer que caminaba por las calles del centro, con medias blancas, pollerita blanca plisada de tenista carita quemada por el alcohol, es decir, violácea, nariz prominente estilo patoruzu y vincha blanca o gorro blanco, zapatillas blancas, toda una tenista.
También cuentan que en su rostro se veía una sonrisa permanentes pero a su vez era resultaba una mujer enigmática pues no era de hablar con las personas que se cruzaban por el camino . Era mujer ya grande, allá por los 80.
Aportes de Carlos Enrique Katalinich Gagete, Ana María Ferrini
OFICIOS:
Vendedores Ambulantes:
Soy de la década del 50 en esos tiempos había muchos personajes singulares y cotidianos, vendían pájaros en la calle, muchos vendedores ambulantes y organilleros con loritas que te daban la tarjeta de la suerte. Agata Luna
Década 60 Yo recuerdo al plumerero que pasaba por la sección primera en su cochecito pequeño, tirado por un poni, con muchos colores, muy simpático y mucho material para ofrecer. Tocaba una campanita para anunciarnos que llegaba, casi todo el barrio era cliente de él. Creo que dejó de pasar entre los años 60 a los 70. Era una estampa muy graciosa. María Teresa Vallet Perego
También por la zona del abasto, estaba Don Tacho, que gritaba en un idioma extraño y arrastraba un montón de latas, el organillero que vendía barquillos, el organillero de la lorita que te daba la suerte en un papelito al que tomaba con su patita y un viejito que pasaba por Riobamba que gritaba lupines y los vendía en un cucurucho de papel de estraza.
Más para recordar,el hielero y el carbonero, ambos con una bolsa de arpillera sobre los hombros, uno para no ensuciarse y el otro para no congelarse con sendas mercaderías. Mi abuela tenía una heladera de roble que alimentaba con barras de hielo hasta que se compro la siam de bolita y cocina de leña hasta que la hizo de gas, que alimentaba con carbón. Ana María Ferrini
El lechero boina y faja de vasco adelante monedero con cinturón y abierto siempre, doblaba la rodilla y salía el nectar blanco de su tacho. Marta Susana Toralbo
El lechero que pasaba por mi casa (con carro tirado a caballo) era italiano y decía que tenía una hernia y usaba un braguero de cuero, que en su medio castellano llamaba "brakero di corio" y ese era el apodo por el que lo conociamos. Sergio Ferri
Mi papá que era de 1904 y siempre vivió por la zona de Mitre y la Cortada Ricardone, decía que había un lechero que salía con las vacas y vendía la leche. Creo que formaba parte de la familia Corea.
Cuando chica pasaba el camioncito de helados Marymil que se paraba en las esquinas tocaba un pito o una trompeta, casi siempre en la siesta y todos los chicos íbamos a comprar los helado tabletas. Desapareció, cuando empezaron a surgir las heladerías. María Teresa Vallet Perego
Siempre me acuerdo de la policia cuando hacía la ronda nocturna, que tocaban el pito , y se escuchaba a lo lejos que sonaban los otros contestándole, yo vivía a la vuelta de la comisaria 7º(hoy seccional 5º) de Italia y Riobamba. Sergio Ferri