El 23 de noviembre de 1958, al término de un congreso argentino de cooperativas realizado en Rosario, nacía el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos.
Con la finalidad de centralizar, compensar y encauzar el movimiento emergente de las operaciones realizadas por las cooperativas asociadas, en su mayoría cajas de crédito populares, inspiradas en los nobles postulados de la cooperación; apoyando en cada momento las de producción agropecuaria, extractiva, industrial, comercial, profesional, de vivienda, consumo, de crédito y todas las ramas que atañen al movimiento cooperativo, contribuyendo en todo sentido al progreso económico y social de las más vastas regiones del país", la flamante entidad ocupó al principio un pequeño local en la cortada Sargento Cabral, siendo designado Moisés Scheinfeld como presidente del consejo de administración.
Se inicia así lo que se convirtió en la época dorada de las cajas de crédito, los llamados 'banquitos con alma', que revolucionarían el sistema financiero argentino atendiendo con créditos a bajo interés y largo plazo a un vasto sector social ignorado hasta entonces por la banca tradicional: pequeños y medianos empresarios, comerciantes, industriales, productores, artesanos, profesionales, obreros, empleados, amas de casa... Diseminados por ciudades y pueblos de todo el país y comprometidas con las necesidades cotidianas de sus habitantes (al punto de que fueron decisivas en la financiación de obras comunitarias como pavimentos, luz eléctrica y construcción de viviendas y escuelas), las cajas de crédito fueron hallando en la zona de Santa Fe, particularmente en el sur provincial y en la ciudad de Rosario, un campo muy propicio para desenvolver sus actividades. Habiendo inaugurado la etapa del cooperativismo financiero como sistema, al IMFC le cupo desempeñar un papel esencial no sólo en la evolución cuantitativa y económica de las organizaciones cooperativas sino también, y acaso fundamentalmente, en la difusión de la filosofía "rochdaleana, o sea la de los pioneros de la localidad inglesa de Rochdale donde el pensamiento cooperativo vio la luz a mediados del siglo pasado.
Fue así como desde el primei momento los dirigentes del Instituto decidieron crear un medio de comunicación que divulgara las ideas de solidaridad, ayuda mutua y transformación social inherentes a la práctica de la cooperación y fue as¡ como se denominó precisamente "Cooperación y Crédito" la publicación de 26 páginas que, con una tirada de 4000 ejemplares, apareció casi de inmediato. Algunos años después esa revista precursora dejó lugar al periódico "Acción", un quincenario que desde la mitad de los años sesenta comenzó a ocupar un espacio significativo en el periodismo nacional (no ya sólo cooperativo), constituyendo hoy (en 1991, cuando acaba de celebrar su cuarto de siglo y cuando su tirada bimensual es del orden de los 70.000 ejemplares) un modelo de periodismo alternativo, tanto en el valor conceptual de sus textos como en la creciente calidad de su presentación gráfica.
LA PROPUESTA COOPERATIVA
El modelo de gestión solidaria iniciado por el IMFC comenzó a manifestarse en la práctica desde el principio y en un doble plano. Por un lado, su crecimiento como organización; por otro, la continuidad de un enfoque doctrinario que en una trayectoria de luchas incesantes, se nutrió siempre de la activa y protagónica participación de los asociados.
Desde el punto de vista de su progreso cuantitativo, los resultados se vieron casi de inmediato. Ya a mediados de 1959 había 57 cooperativas adheridas (las nuevas habían surgido, además de Santa Fe, en Chaco, Entre Ríos, Córdoba y Buenos Aires) y en menos de dos años la cifra ascendería a 141 (de las cuales 86 eran cajas de crédito).
En lo atinente a su inserción en la sociedad, la adhesión del IMFC a una multitudinaria con-centración convocada por la Federación Agraria Argentina en marzo de 1959 no fue más que el primer eslabón de una larga serie. En efecto, en cierto modo la historia del movimiento cooperativo nucleado en torno a esta entidad de segundo grado es la historia de la participación popular, de los actos públicos, de la,, marchas por las calles como par. te de una lucha por las más anheladas y justas reivindicaciones populares. En ese sentido, la nómina de actividades es prácticamente inabarcable en una crónica breve pero se hace insoslayable mencionar los masivos actos del estadio Luna Park de Buenos Aires -con 40 ó 50.000 personas en la década del 60, cuando el golpe militar encabezado por Juan Carlos Onganía intentó destruir el funcionamiento de las cajas de crédito- o de la década del 70 es ese mismo ámbito, en la Federación Argentina de Box o en el Teatro El Círculo de Rosario. Esa presencia popular y esa lucha sistemática en defensa de las entidades dio sus resultados más de una vez en una realidad cambiante, contradictoria: como consecuencia de esa lucha se logró recuperar al movimiento tras el apagón de 1966 y se logró proyectarlo en una nueva etapa coincidente con la recuperación de las instituciones democráticas (por las que siempre bregaron sus dirigentes y asociados). Entre los muchos nombres que jalonaron esta trayectoria, el de Amero Rusconi (1905-1979), ex presidente del IMFC, suele erigirse a menudo como un ejemplo de conducta, de actitud ética y de identificación con el ideario cooperativo.
HISTORIA DE PARTICIPACION
Durante los años aciagos de la última dictadura militar el movimiento debió apelar a diversas maneras de continuación de ese espíritu participativo: el apoyo de millares de entidades y asociados fue decisivo en la férrea oposición (manifestada en solicitadas,declaraciones, actos, etc.) que impidió el proyecto elaborado por el ministerio de Economía (ya en manos de Martínez de Hoz), para desarticular definitivamente la operatoria de las cajas de crédito. La respuesta, obligada por esas circunstancias, determinó la creación, durante el año 1979, de los bancos cooperativos, a partir de las fusiones de aquellas entidades pioneras.
En la actualidad forman parte, como asociados y/o utilizando los servicios del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, los bancos Aliancoop, Ces, Coopesur, Credicoop, de la Ribera, Horizonte, Institucional, Local, Nordecoop, Sycor, Vaf y otros. Asimismo, forman parte del movimiento, muchas cooperativas asociadas de otras ramas, entre las que se destacan 'Campo de Herrera' (Tucumán), FRI-000P (Cooperativa de Carniceros de Rosario), C.A.M.I. (Rosario), C.O.M.I. (Bs. Aires), Segurcoop, Residencias Cooperativas de Turismo, C.O.F.A.R., C.O.P.R.O.A., Club Cooperativo Los Pinos de Recreación y Turismo, TAWA (Cooperativa Fílmica), Argentina de Productores Agrarios y muchas más diseminadas a lo largo y ancho del país.
E! IMFC, a su vez, reparte su quehacer (consistente en las prestaciones de servicios a esas entidades, en una amplia y variada gama que va desde la tarjeta de crédito Cabal a su centro de cómputos; desde el periódico Acción a las tareas educativas organizadas por el Instituto de la Cooperación-Fundación Educacional (IDELCOOP) en filiales en Buenos Aires, Mendoza, Mar del Plata, Bahía Blanca, Córdoba, Tucumán y Litoral. La sede de esta última es asimismo la casa matriz del Instituto: está ubicada en Urquiza 1539, Rosarioyconsta -además de todos los adelantos tecnológicos necesarios para la eficaz prestación de aquellos servicios- con una sala de espectáculos que funciona regularmente y está abierta para toda la comunidad.
Hoy por hoy, el movimiento cooperativo nucleado en el IMFC continúa con su conocida posición en defensa de un sistema financiero al servicio de los sectores populares y nacionales, por una política económica independiente y en beneficio del mercado interno; todo ello en el marco de las instituciones democráticas, del respeto de la ley y de los derechos humanos.
Todo ello aparece desarrollado en La Propuesta Cooperativa", un documento que, tras analizar la actual crisis propone un conjunto de soluciones alternativas para su superación.
Fuente. Extraído de revista “ Rosario aquí a la vuelta” Fascículo Nº 12 Autores: Héctor G. Deppler- Ricardo Rocuzzo De Mayo 1991.-