Por Andrés Bossio
Primero fue Humberto Jorge Rosa, rosarino, hecho en el club. Tras su último encuentro en el campeonato de 1954, se marchó a Italia, requerido por el Pádova y prestigiado por sus actuaciones y sus 41 goles logrados en cinco temporadas como titular del equipo centralista. Además, 'Coco" Rosa fue integrante del plantel que en el '53 compitió exitosamente con ingleses y españoles en Buenos Aires.
Poco tiempo después, al iniciarse la temporada de 1956, llegaban otra vez los italianos para tentar con una suma fabulosa (S 2.500.000 m/n) a los dirigentes centralistas. Querían al goleador de la temporada anterior, que era centralista: Oscar Alberto Massei, cordobés de Río Cuarto, quien se había estrenado en la primera auriazul en 1953. Los directivos no se animaron a adoptar una decisión pese a lo importante del monto ofrecido. Una vez más —como había ocurrido antes con el "Chuecá" García y con Benjamín Santos, como ocurriría con Mario Kempes— se acudió al mecanismo democrático de la consulta a los asociados. El plebiscito arrojó 552 votos aprobando la venta, 433 rechazándola.
Fue así cómo Massei —autor de 43 goles en sus 80 encuentros oficiales con la casaca auriazul— pasó a jugar a una de las entidades más poderosas del mundo: el Internazionale de Milán, donde revalidó sus prestigiosos antecedentes de gran goleador y excepcional jugador.
Fuente: Extraído de la Colección de Rosario Central. De Andrés Bossio