Por
Nicolás E. de Vita
Antes de introducirnos en el tema principal de este libro, es nuestra obligación detenernos preferentemente en la figura de un hombre que, en su momento, y por su actuación, llegó a ser factor preponderante para el desarrollo de la aviación civil.
Nos referimos a don ALFREDO J. ROUILLON, quién si bien nunca llegó a poseer un brevet de aviador, y del que desconocemos haber siquiera aprendido los más rudimentarios conocimientos del arte de volar, por todo lo bueno y positivo que aportó durante la mayor parte de su vida en pro del desarrollo de la aviación, llegó a ser vastamente conocido en todos los círculos aeronáuticos no sólo de nuestro país sino del mundo en general. La pasión por una incipiente actividad que sólo la mente de un privilegiado sabía de enorme porvenir, le nacía desde 'o más íntimo de su ser, y el entusiasmo que irradiaba, en cuanta oportunidad se trataba el tema, lo inyectaba de inmediato a sus interlocutores.
Su espíritu generoso, altruista, estuvo presente tantas veces como lo fue necesario, mediante el apoyo desinteresado e incondicional dado en efectivo o en especies, aportes que en la mayoría de las veces terminaron, indefectiblemente, en expontáneas donaciones.
De volar, quizás poco supo, pero sus conocimientos históricos, teóricos, organizativos, bondad y hombría de bien, suplieron en demasía aquélla falencia.
Don Alfredo J. Rouillón fue en realidad un privilegiado, un verdadero elegido para llevar a cabo una empresa que por su magnitud bien puede ser colocada al lado de los grandes acontecimientos que hicieron posible el desarrollo general de nuestro país.
Extenderse en otras consideraciones con respecto a la figura consular de don Alfredo sería caer en redundancias. Son copiosos los elogios que se brindaron sobre su personalidad. El Diario La Capital, en su edición del 20 de junio de 1938, con motivo de la fundación del nuevo "Aero Club Rosario", al referirse a este ilustre ciudadano, decía:
"Don Alfredo Rouillón hace ya tiempo dejó de ser una figura admirada únicamente por los argentinos para convertirse en la atracción de los principales centros de aviación del viejo mundo que lo contaron entre los verdaderos animadores y propulsores de nuestra aviación hace ya algunos años, Las personas que han seguido de cerca el desarrollo de nuestra aviación, no pueden por menos que recordar las grandes épocas que esta pudo vivir en esta ciudad bajo el impulso generoso de un hombre que demostró que en Rosario había comprensión para incorporar deportes un tanto peligrosos en esas épocas y con perspectivas de trasuntar un progreso en diversos órdenes. El señor Rouillón: "estuvo siempre presente en cuanto movimiento se insinuaba.
En la Capital Federal, cuando se hablaba de aviación bajo el aspecto civil no se podía en ése onces prescindir del señor Rouillón para afrontar cualquier asunto. Lo sabían atrevido en concepción generosa y supieron reconocer en un valor de positivos méritos ya que de su prerulio hizo erogaciones grandes en la adquisición de máquinas y otras cosas derivadas que lonían enormes gastos que el sólo supo afrontar".
A su vez, ése otro gran pionero de la aviación Rosario, Don Humberto Gatti, al referirse a distinguida personalidad, se expresaba así:
Don Alfredo Rouillón, que ahijó muchas iniciativas, no pudo cumplir su misión con más éxito porque tropezó con la indiferencia de los más...”
Las grandes figuras de la aviación mundial, que por esa época viajaron a la República Argentina, se vincularon estrechamente con el señor Rouillón, porque interpretaron debidamente que sí sólo el mismo constituía toda una entidad de prestigio y le rindieron su homenaje de admiración. Santos Dumont, Almonacid, Demarchi, Mermoz, y muchos otros más le dejaron recuerdo imborrables que constituyen toda una tradición para nuestra aviación y un tesoro para una : Las pocas personas que se hicieron acreedores de tanta admiración.
La enorme pasión que sentía por la aviación » llevó, conjuntamente con otros amigos imbuídos del mismo entusiasmo, a fundar en el 1919 el primer Club aero deportivo que tuvo nuestra ciudad, entidad que por los motivos que habremos de referirnos en capítulo aparte. ajenos a la voluntad de sus creadores, no pudo llegar a subsistir pero que realidad fue la simeente de los que luego habrían de sucederle.
Don Alfredo J. Rouillón estuvo casado con Dooña- María Hortensia Echesortu, hija de otro gran ciudadano rosarino que se llamó Ciro Echesortu, cuyo matrimonio hubieron nueve hijos llamados: Alfredo, Elena Francisca, Armando Ciro,Guillermo Alberto, Ernesto Rodolfo, Jorge Alberto. Stella María de los Angeles Clara, Fernando José, y María Hortensia Rouillón y Echesortu.
Sus estudios los realizo en esta ciudad para comentarios luego en Suiza de la que volvió con el espíritu templado para afrontar las contingentas de la lucha por la vida. Hábil, de inteligencia despierta y conocedor del ambiente y del tiempo que vivía actuó con un afán singular en las esferas comerciales y principalmente en los negocios tierras de las que fue un experto conocedor, lo desde el punto material sino del más importante el progreso. Formó parte de la histórica sociedad rosarina fundada por los señores Ciro Echesortu y Casiano Casas, en la que llegó a ocupar el cargo de Vicepresidente de su Directorio ejerció con notable empeño y capacidad de profesión de martillero público, pero industria, el comercio, la banca, los operaciones bursátiles, etc.. todo aquéllo que en la vida moderna pudiere significar un paso hacia adelante lo contaron como un eximio conocedor.
Como hombre de relación, los principales clubes del país lo contaron en sus filas, y en muchos de ellos, a los cuales les tocó presidir, dejó el recuerdo de esa acción proficua y llena de tesón que marca el ritmo del avance, y los lleva a cumplir el destino para el que fueron creados. En cuanto al deporte, el mismo lo atrajo siempre y. como a otras actividades, le aportó no solamente su entusiasmo, que suele ser en muchos casos fundamental, sino también la ayuda material que sirvió para cristalizar ideas e ilusiones que en su momento parecieron irrealizables, como es el caso del tema que interesa a este libro. La política no le fue ajena. Fue concejal, Intendente de Rosario, elector de Presidente de la República, y, en todas esas manifestaciones de inquietud ciudadana, demostró la misma capacidad constructiva que desarrollara en su vida privada. Don Alfredo J. Rouillón, falleció en nuestra ciudad el día 14 de junio de 1951.
En cierta ocasión alguien, refiriéndose a tan ilustre personalidad, dijo: "PARTE DE SU VALIOSA EXISTENCIA PERTENECE A LA AVIACION, COMO QUE, PARTE DE LA AVIACION CIVIL ARGENTINA PERTENECE A SU VIDA". Nada más exacto, dado que, por todo ello, su recuerdo será imperecedero, y el presente capítulo no sólo sirve como un justo y leal reconocimiento por todo lo que él hizo en beneficio de la aviación de nuestra ciudad, sino de justiciero homenaje para quién, .creemos sin temor a equívoco alguno, bien podría adjudicársele el honroso título de: "PADRE DE LA AVIACION AERO-DEPORTIVA DE ROSARIO".
Fuente:
Extraído de Libro “ Acercamiento a la Historia del Aero Club
Rosario- Impreso en Impresiones Modulo S.R.L – 1988.