Es una opinión muy difundida que "Rosario se hizo sola y es obra de su propio esfuerzo". Esto alude principalmente al hecho de que como no fue sede estatal, no contó con la organización administrativa como base para un desarrollo que podría llamarse "oficial" (se reducía casi a una capilla en 1746; fue declarada ciudad en 1852). Se fue perfilando en cambio como núcleo concentrador y comercializa-dor de una apreciable producción
agropecuaria de su zona de influencia. El marco de ese desenvolvimiento fue la "Argentina agroexportadora", que funcionó a pleno aproximadamente entre 1880 y 1930.
El río Paraná tenía en este sitio aguas profundas como para embarcar hacia el exterior los productos de la tierra. Con el tiempo se hizo imprescindible montar las instalaciones adecuadas para ese movimiento. La construcción del puerto (inaugurado en 1913) fue todo un acontecimiento, que movilizó capitales, tecnología y fuerza laboral en cantidades apreciables. En conexión con la salida por agua, se venían construyendo los ramales ferroviarios que complementaban el puerto y las comunicaciones con el resto del país ( en 1870 se inauguró Rosario-Córdoba).
Esas dos actividades dinamizantes se vincularon con emprendimientos industriales de importancia, que a su vez tenían que ver con aquella actividad primaria ya mencionada. Corresponde una mención especial a la refinería de azúcar, instalada en Rosario en 1889, y que procesaba caña de la provincia de Tucumán. Esta importante fuente de trabajo dio lugar a la formación de una barriada populosa, que hasta hoy se conoce con el nombre de Barrio Refinería.
Los molinos harineros constituyeron otra de las aperturas, en cuanto a industria transformadora de producción primaria (en 1887 ya había 70 molinos; en 1912 se producían en los molinos de Rosario 127.000toneladas anuales). Si una parte del trigo de la pampa se iba a ultramar en grano, otra se convertía en harina para el consumo interno y también para exportar. Esto se refiere a la actividad agrícola, que se complementaba con la ganadera, en tiempos en que las carnes argentinas eran muy cotizadas en los mercados mundiales.
Reiterando la historia de civilizaciones antiguas que se desarrollaron a la orilla de los ríos, la industria moderna se radicó a menudo junto a corrientes de agua, para volcar en ellas sus desechos y embarcar su producción.
En Rosario, en 1924, capitales anglosajones hicieron una operación similar instalando el frigorífico Swift en la costa del Paraná, en conexión con ramales ferroviarios que completaban la red de distribución.
Podría decirse que el campo hizo crecer a Rosario, creándose un encadenamiento de estímulos recíprocos. Esto dio a la ciudad un desenvolvimiento apreciable, en la medida que atraía capitales, generaba una demanda de trabajo y acrecentaba el desarrollo del intercambio comercial, del transporte, crédito, servicios y gran variedad de actividades.
Fuente
Extraído de la Revista “ Rosario, Historia de aquí a la vuelta”.
Fascículo Nº 6 . Autor: Héctor M. Bonaparte. De Noviembre 1990