Luego
del asesinato de Enzo
Bordabehere
en la sesión de la Cámara de Senadores del 23 de Julio de 1935, a
manos de un oscuro personaje vinculado al parecer con ciertos
funcionarios gubernamentales, de la Torre comienza a mostrar los
signos inequívocos que conducían al crimen, mientras se
discutía el negociado de las carnes:"Al señor José Luis
Acosta, que llegaba con frecuencia conmigo, y no le observaban la
entrada al recinto, tampoco le permitieron entrar ese día;
y al representante del Frigorífico Gualeguaychú, que tenía un
título para asistir al debate de las carnes como representante
de un frigorífico, y que había
entrado
en días anteriores a
solicitud
del senador doctor Laurencena, ese día se lo rechazó.
Y
mientras eso sucedía, un ordenanza iba especialmente a la antesala
pedido que hiciera entrar al recinto a Validez Cora.
(...)
Llegamos, entonces, a
una
primera conclusión indestructible para la opinión consciente y
serena de la República, con impresionante unanimidad: Valdez Cora no
ha sido un concurrente habitual
del
Senado, que ha asesinado a un senador en un arrebato de pasión.
(...)No
medió motivo alguno para
que
Valdez Cora sintiera un
arrebato de pasión: no
conocía al
doctor Bordabehere ni
de vista, hasta el día en que comenzó el debate de comercio de
carnes. Vino especialmente al Senado a vigilarlo.
Durante
el debate, ninguna incidencia se produjo en que fuera actor el doctor
Bordabehere, puesto que su diploma no había sido aprobado y no
tomaba parte enla discusión, y no podía pronunciar ninguna palabra
que hiriera los sentimientos que Valdez Cora ha manifestado tener
hacia los ministros. Hubiera sido más explicable que me dirigiera
los tres tiros a mí.
Valdez
Cora asesinó al doctor Bordabehere fríamente, porque lo venía
acechando para eso día a día, siempre a su espalda.
(...)
La rapidez con que procedió es la más clara prueba de
premeditación. Apenas se movió el doctor Bordabehere, le hizo fuego
por la espalda. Poco importaba que el doctor Bordabehere no tuviera
armas; poco importaba que, como lo ha declarado el secretario privado
del ministro de Agricultura, no agrediera al ministro de Agricultura.
Apenas se movió, le hizo fuego por la espalda. Estaba previsto.
(...)
Hechos y no suspicacias comprometen la posición del ministro de
Agricultura. Negó, ante la Comisión Especial yante el juez, conocer
al asesino del doctor Bordabehere, y prueban lo contrario testimonios
fehacientes.
(...)
Cometido el crimen y reconocido Valdez Cora por la fotografía, no
faltaron vecinos que interrogaron al agente de policía de facción
acerca de su
identidad,
y el agente no vaciló en admitir que la fotografía correspondía
exactamente a la persona que iba a la casa del ministro de
Agricultura. (...) Y no quiero hacer mérito de otras informaciones
que se han transmitido, del pueblo de Colón, que afirman el haber
visto a Valdez Cora bajar del automóvil de la estancia del ministro
de Agricultura, o bien de otras personas del mismo pueblo que
aseguran haberlo visto en el andén de la estación con el ministro
de Agricultura.
(...)
En la forma en que se produjo el asesinato del doctor Bordabehere, el
esclarecimiento de los hechos pudo ser quizá cuestión de horas.
Hoy, en el expediente nadie sabe nada, nadie ha oído nada,
nadie
ha ordenado nada. (...)Y muchos, al ver
encarrilarse él
proceso dentro
de
esas condiciones precarias, llegan a la conclusión de que
todo
está concluido. Yo no soy tan pesimista :
cuando se ha formado conciencia pública sobre un crimen, las
explicaciones
convencionales duran poco, y llega el
día
en
que
se sabe la verdad".
(Larra,
Raúl, Tomo II, págs. 391 y ss)
Fuente:
Extraído de la Revista “Rosario Historias de aquí a la vuelta”.
Fascículo Nº 7. Autor Marta Bonaudo. De Noviembre 1990