Los asturianos que llegaron a Rosario
trajeron mucho de la personalidad de un pueblo de peculiar fisonomía dentro
del mosaico de regionalismos que constituyen la España ancestral. Fueron
estos inmigrantes llegados a fines del siglo pasado sobre todo, los que dañan
origen al Centro Asturiano, la institución de ese origen más antigua de Sudamérica.
La concreción del anhelo de contar con una entidad que albergara a
los connacionales, para confraternizar, recibir solidaridad y evocar la terrtna asturiana, llegó el 1" de noviembre
de 1904, con la formalización del llamado Centro Recreativo Asturiano, cuya
primera comisión estaba presidida por el Dr. Rafael Calzada. Tres años después,
el 29 de septiembre de 1907, se modifican los estatutos y la institución pasa
a denominarse Centro Asturiano.
En 1914, la unificación con el Circulo Asturiano y luego con la Unión Asturiana,
permitió el acrecentamiento de la masa societaria y la posibilidad de mayores
em-prendimientos. En 1922 se adquiere el local propio, en San Luis 644, y en 1926 se hace lo propio con un Importante
predio en el barrio Fisherton —calle Wilde al 1300—, para utilizarlo como campo de deportes y
ámbito recreativo de la colectividad asturiana. Fue el origen del Prado Asturiano donde,
además de la colectividad regional se congregaron los rosarinos durante
décadas en los tradicionales picnics y celebraciones de particular colorido.
Allí también se llevan aún a cabo las fabadas aniversario convite gastronómico tradicional— y una
permanente actividad deportiva de variado espectro.
El Centro Asturiano cuenta también con un
conjunto estable de danzas y es sede de la biblioteca popular "Alvaro
Flores Estrada". Su condición de entidad mutual le permite asimismo la
extensión de sus actividades a la ayuda económica a los asociados, la construcción
de un panteón social y una tarea cultural que tiene como ámbito principal su
sede central, con un salón con capacidad para 1000 personas. Este centro ha sido y
es para muchas generaciones de rosarinos un sitio conocido y transitado, con la
acogedora hospitalidad de los hijos y nietos de la tierra de los primeros
inmigrantes de Asturias llegados a la ciudad.
Fuente: extraído de la revista “Rosario,
Historia de aquí a la vuelta Fascículo Nº 13 . De Junio 1991. Autora: Hilda Habichayn.