En general, la arquitectura rosarina de todos los
tiempos casi nunca se presentó en "estado químicamente puro". Los
estilos siempre han estado teñidos de ciertos toques eclécticos o extraños a
los mismos, con reiterados acentos localistas derivados principalmente de reinterpretaciones
conceptuales alejadas de los centros de gestación, del recambio de materiales
y técnicas constructivas. Por esta misma causa, "lo rosarino" a su
vez ha tomado una idiosincracia propia, que lejos de quitarle valor la inserta
desde otra zaga en el devenir histórico-urbano. Una condición distintiva de
gran parte de nuestra arquitectura es el trabajar proyectualmente para la
fachada. Rosario sin que la afirmación pretenda ser
inamovible, es una ciudad de fachadas. Son innumerables los frentes
deslumbrantes -en cualquier estilo- que traspuesta la línea de edificación dan
lugar a interiores mucho más contenidos, neutros en ciertos aspectos, o con
acentos muy puntuales respecto del discurso exterior.
En el Art Nouveau, ello se patentiza en forma
especial, ya que sin proponer modificiaciones estructurales en plantas y
concepciones generales de edificios, se utilizan sus elementos con sentido
directamente decorativo, cuya influencia se lee fundamentalmente en fachadas afectadas
a mezclas de todo tipo, a cambios de uso en elementos propios del estilo, con
variantes de una solución a otra en el empleo de barandas, rejas,
revestimientos, solución de balcones, marquesinas y detalles decorativos en
general.
La guía sobre Art Nouveau editada
por el Centro de Arquitectos, afirma textualmente: "...resulta difícil
agrupar según un estilo dominante, siguiendo las clasificaciones europeas del
Art Nouveau en arquitectura: aquí la variedad es enorme como así también las
mezclas (...) construcciones presentan conjuntos híbridos, con aberturas
redondas, elementos de hojas y flores de cerámicos rojos y blancos, y elementos
academicistas en remates de balcones de novedoso movimiento (...) proliferaron
las fachadas de diversos estilos, sin estilo, y los clásicos pastiches a que
se recurría para salvar el deseo manifiesto del comitente de diferenciarse
claramente del vecino". Como se ve, una actitud netamente facha-dística,
de volcar el ingenio sobre lo que está a la vista pública. El interior,
pertenece a la intimidad de cada uno...
Como apretada ilustración de lo que se afirma, es
conveniente señalar algunos hitos del estilo en la ciudad, como la vivienda de
Pte. Roca 455 de Conrado Nalé, el frente de Entre Ríos 368 de Amador Soler con
su voluminoso, potente y extraño balcón cerrado proyectándose hacia el espacio
de la calle, o la construcción de Rioja 1260 con su combinación de balcones en
"loggia" y ricas barandas metálicas y aberturas
de madera respondiendo a la expresión general.
En Rosario se hizo inteligente uso
del revestimiento de frentes con azulejos multicolores que remiten a escenas
de tipo naturalista y contrapuntos lineales de sus componentes como son el caso
de los tres paneles del primer piso en Mitre 431, o los bellos paños florales
de Montevideo 1037 o Corrientes 927 de Virgili y Cisa. Pero quizás sea en el
interior de los viejos prostíbulos de Pichincha o en la intimidad de los acogedores
zaguanes familiares diseminados por la ciudad, en donde se pueda gozar de la
belleza y variedad de los azulejos Art Nouveau, casi siempre fabricados en
Inglaterra.
En cuanto a
un ejemplo de cómo la tipología de frente italianizante es renovado con la
aplicación decorativa de los "latigazos" combinados con motivos
florales, quizás el más acabado se encuentre en La-prida 841, o en el grupo
escultórico que articula la esquina de Co-mentes y Santa Fe, en la antigua sede
del Jockey Club, luego "Hotel Roma", hoy sometido a trabajos de
reciclaje, con respecto de la casi totalidad de su fachada original.
El ya citado Gaetano Rezzara, aporta
también la vivienda de Urquiza 1285 (hoy oficinas), con interesante juego de
motivos del estilo en su fachada. En Rosario se hizo inteligente uso del
revestimiento de frentes con azulejos multicolores que remiten a escenas de
tipo naturalista y contrapuntos lineales de sus componentes como son el caso de
los tres paneles del primer piso en Mitre 431, o los bellos paños florales de
Montevideo 1037 o Corrientes 927 de Virgili y Cisa. Pero quizás sea en el
interior de los viejos prostíbulos de Pichincha o en la intimidad de los acogedores
zaguanes familiares diseminados por la ciudad, en donde se pueda gozar de la
belleza y variedad de los azulejos Art Nouveau, casi siempre fabricados en
Inglaterra.
En cuanto a
un ejemplo de cómo la tipología de frente italianizante es renovado con la
aplicación decorativa de los "latigazos" combinados con motivos
florales, quizás el más acabado se encuentre en Laprida 841, o en el grupo
escultórico que articula la esquina de Corrientes y Santa
Fe, en la antigua sede del Jockey Club, luego "Hotel Roma", hoy
sometido a trabajos de reciclaje, con respecto de la casi totalidad de su
fachada original.
También
detectando bellos rostros femeninos insertados compositivamente en frentes donde
el estilo está presente puntualmente sólo por ellos, como el caso de la esquina
noreste de Corrientes y Catamarca. Otros elementos aislados dan cuenta de la
presencia del estilo: el picaporte o la boca para cartas de alguna puerta
exterior, una puerta cancel, alguna baranda solitaria, los azulejos del baño o
la cocina...
Fuente: extraído de la revista “Rosario, Historia de aquí a
la vuelta Fascículo Nº 23 . De
Abril 1993. Autor: José Mario Bonacci