La ciudad tuvo un
importante periodo volcado al gusto por lo academicista francés, auge que signa
el comienzo del siglo XX y que toma un punto de enlace aproximado con los
últimos diez años del S. XIX y la construcción del puerto moderno con inauguración
de los trabajos en 1902, por la empresa francesa Hersent e Hijos. Se ha destacado
la incidencia e
importancia del puerto en el florecimiento de la planta urbana
respecto de la cantidad y
calidad de edificios que la poblaron paulatinamente dejando un sello
indeleble, por suerte aún de mucho peso y reconocible por el caminante de la ciudad, a pesar de las
desapariciones casi irracionales producidas por la fiebre especuladora
inmobiliaria de las décadas del 60, 70 y parte del 80.
Como bien lo destacan
Gutiérrez-Viñuales "... el surgimiento de la arquitectura del
academicismo francés, había predominado nítidamente en Buenos Aires, donde los
sectores de la
oligarquía ten-ateniendo, habían adherido a la política de la élite del 80
basada en la
confluencia del aporte económico británico, la formación cultural
francesa y la mano de
obra italiana y española. El hecho de que llegue a Rosario (lo francés) con
veinte años de retraso, debemos atribuirlo por un lado al inevitable efecto de
mimetización de las burguesías del interior, es decir que es una aceptación
meramente superficial. Quizás el elemento esencial debe buscarse en el hecho de
que el Rosario cosmopolita carecía de una oligarquía tradicional que pudiera
apoyarse en un aparato cultural francés, y que más aún, aceptara y deseara
vivir a lo francés, tal cual sucedía con la élite porteña". De una manera
u otra, clientes engolosinados por estar a la moda de "lo que ocurra en
Buenos Aires", más que por su adhesión a "lo francés", desearon
su cuota borbónica en el palacete privado, o un petit hotel que recordara un
rincón de algún boulevard parisino. Así también florecieron negocios y
establecimientos variados con igual tendencia. Este período, antecedente cronológico
inmediato del Art-Nouveau, cuenta con el concurso de importantes arquitectos y
diseñadores formados en la Ecole de
Beaux Arts francesa y dejó hitos que no logran la contundencia y
brillo de sus similares porteños. pero constituyen referentes inevitables en
el patrimonio rosarino. Un ejemplo está en la ya citada esquina de
Córdoba y Corrientes, con dos casas de rentas que arman la intersección con
indudable maestría: el academicismo francés está presente en "La Agrícola" del Arq.
Collivadino (1908) y en "La Inmobiliaria" de Buschiazzo (1910),
mostrando la escala
urbana de los emprendimientos del momento.
Emilio Hugué, también académico
formado en Europa, sitúa sabiamente en la esquina de Sarmiento y San Lorenzo,
el edificio del ex-Banco Francés del Río de la
Plata que con su remate en cúpula, determina
el carácter de la esquina,
haciendo de verdadera "rótula", en el punto en donde el trazado de
San Lorenzo hace un desvío que se observa claramente en el plano de la ciudad.
Lisandro de la Torre, junto a otras
personalidades, integra para la celebración
del Centenario una comisión encargada de convocar nada menos que a un concurso
internacional para dotar a la
ciudad de un hospital de avanzada. Así nace el "Hospital
del Centenario" debido al francés Rene Barba, que decide establecerse en
Rosario para supervisar el proyecto que actualmente sigue prestando un inestimable
servicio, aunque con el frente histórico sobre calle Urquiza desaparecido, a
raíz de importantes trabajos de ampliación en la década del 70-80.
De mucha importancia dentro de la tendencia francesa
son las obras realizadas por Alejandro Cristophersen en Rosario, destacándose la salvedad de
Gutiérrez-Viñuelas sobre: "... la superación del
rigor normativo, que va adecuando diversas respuestas, por un lado proponiendo
una relativa libertad formal y ornamental que lo emparentan tenuemente con el
art-nouveau y por el otro disecando casi la propuesta académica,
donde su mayor mérito radica en las proporciones y la escala". Referentes
de lo expresado, son la
mansión que proyecta para la familia Pinasco en
Córdoba e Italia (actualmente ocupada por la Universidad Nacional
de Rosario) y la vivienda
en Pje. Juan Alvarez frente a Plaza Pringles que hoy cobija a
la Delegación Rosario
reconoce un periodo tardío-francés, que involucra en la década del 30 a los edificios de la
Aduana y del Correo Central realizados por
los equipos del Ministerio de Obras Públicas de la Nación, el ex-Banco
Municipal de Préstamos en Sarmiento al 1400 hoy destinado a dependencias
militares con Importantes modificaciones, y a varias casas de rentas debidas entre
otros a Juan Durand y Emilio Maissonave, como el ubicado en Córdoba y Laprida,
esquina suroeste.
Fuente: extraído de la revista
“Rosario, Historia de aquí a la vuelta Fascículo Nº 23 . De Abril 1993. Autor: José Mario Bonacci