por Julio Fingerit
Un coche tirado por un
magnífico tronco árabe
Cuento:
Fortunato Pérez mandó levantar en la calle Córdoba, en frente de donde hoy está el palacio de los Tribunales, una amplia casa de un solo piso alto. Esta casa era por fuera muy sencilla, por dentro muy capaz. Tenía un gran jardín trasero y entrada para coches. Los fondos daban a la calle Rioja.
Pero en aquella casa grande, hecha del más rico material y amueblada con el más severo lujo, no se recibía jamás. Fortunato Pérez vivía en ella solo, con sus criados. Fortunato Pérez gustaba poco de los amigos, y tenía en efecto pocos. Era, en el fondo, muy tímido, y a sus años, todavía soñaba con una imaginación de niño.
Fortunato pasaba todos los días en su coche, tirado de un magnífico tronco árabe, por delante de la Plaza San Martín, que entonces era montuosa. Frente a la Plaza San Martín había algunas de las más grandes casas de Rosario, habitadas por algunas de las principales familias. Una de estas familias era la de Lazarovic. Al mediodía las muchachas rosarinas, solían salir, como todavía lo hacen hoy, por la calle Córdoba, bajo pretexto de tomar sol o de hacer compras, a verse las caras y saludarse. Las muchachas de Lazarovic hacían lo que todas. Todo el mundo allí se conocía, aunque ya no todos se saludaban como algunos años antes cuando la ciudad era más aldeana. Fortunato Pérez, a aquella hora, se paseaba a pie por la calle Córdoba, en seguimiento de María Lazarovic
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Fuente: Publicado en “Rosario Ilustrada” Guía Literaria de la ciudad.- Editorial Municipal de Rosario del 2004.-
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