Por
Nicolás E. De Vita
De manera alguna. se aceptaba que Rosario, con una población
entonces de más de medio millón de habitantes, pudiera encontrarse
al margen de ello. Tanto Buenos Aires como Córdoba, sin contar con
otras ciudades de la América del Sud, muchas de ellas de menor
importancia que la nuestra contaban ya, desde hacía mucho tiempo,
con esa clase de conjuntos; entonces ¿por qué Rosario no podía
ponerse al nivel de aquellos otros núcleos ciudadanos? Esas y muchas
otras preguntas afines y con sobrada razón se efectuaba la enorme
legión de amantes a la buena música de nuestra ciudad; pero el
problema persistía; hasta qué, a comienzos del año 1932, comienza
a hacer eclosión la vieja idea y por inspiración de un prestigioso
grupo de hombres de Rosario, músicos y no, se echan las bases para
la creación de una notable Institución Musical que adopta el nombre
de "Asociación Sinfónica de Rosario", cuyo objetivo
principal lo era, por excelencia, el de elevar el nivel cultural y
artístico de nuestra población; para lo cual se llama a integrar
una orquesta estable a los más destacados músicos de la ciudad en
cada una de las especialidades afines; se le confiere la dirección
de la misma a un prestigioso maestro rosarino, don José Francisco
Berrini; y se fija, en principio y como meta, el deseo de efectuar
conciertos dominicales, con preferencia en horas de la mañana, a
precios accesivos a todas las clases sociales y con programas de
carácter exclusivo de música sinfónica, clásica y moderna, pero
sin dejar de lado todo aquello, de importancia, cuyos autores lo
fueren de carácter nacional.
Es así como la orquesta de la "Asociación Sinfónica de
Rosario" compuesta por aproximadamente 80 profesores, cuyos
nombres y especialidad habremos de recordar más adelante y bajo la
batuta del maestro Berrini, hace su debut oficial el día 2 de
setiembre de 1932, no en horas de la mañana como se tenía previsto
originariamente, sino a las 21.30 horas, en el desaparecido Teatro
Colón de calles Corrientes y Urquiza, en cuya oportunidad, ante un
entusiasta público que colmaba la sala con exceso, brindó el
siguiente programa: Primera parte: Beethoven, Sinfonía N° 7, Op.92,
poco sostenuto, vivace, allegro presto, assai meno presto, allegro
con brío; y en la segunda parte: Ricardo Wagner: Lohengrin: Preludio
veracini y minueto (arcos sólos). Saint Saens: Le Ronet d'Omphale
(poema sinfónico); y Weber: Oberon Obertug.
Con ese concierto, que fue considerado brillante no solo por los
concurrentes al mismo sino también por la más exigente crítica
especializada, puede ser considerado, sin exageración alguna, como
el nacimiento de la música sinfónica en nuestra ciudad, pues esa
recordada orquesta, tanto en lo que respecta a su dirección, como
por el número y calidad de sus ejecutantes, todos ellos
profesionales del más alto nivel, sino también por sus difíciles
repertorios, instrumentaciones acordes con la' importancia de quienes
debían ejecutarlos, etc., fue el factor principal que hizo posible
que, ininterrumpidamente, durante 17 largos años este notable y
afiatado conjunto orquestal brindara excelentes conciertos que
gozaron del mayor beneplácito por parte de los críticos musicales,
público asistente y, principalmente, de todos los grandes maestros
de la época que lo dirigieran, actuaran como solistas o,
simplemente, los escucharan.
En su inicio el plantel de la Orquesta Sinfónica de Rosario
estuvo integrado por los profesores que, por instrumento y orden
alfabético se indican a continuación: VIOLINES: Abbati, José;
Allegro, Alberto; Alsina, Adolfo; Benítez, Ernesto; Brunelli,
Amelio; Cañete, Esteban; Corrales, Juañ; Di Módena, Dante;
Drzazga, Clara S. de; Perrera, Raúl; García, Juan Carlos; García
Puente, José; Gendelman, Adolfo; Grillo, Oscar; Hacker, Luis;
Ithurralde, Justo; Lomónaco, Enrique; Mantovani, María; Ottado,
Vicente; Paccotti, Arístides; Pallarés, José; Rollón, Rodolfo;
Rossi, Mario; Sá Pereyra, Roberto; Silveyra, Manuel; Spreáfico,
Angel; Tvy, Marcel; Zanfagnini, Guerino, y Zito, Vicente. VIOLAS:
Amelong, Germán; Borzatta, Francisco; Costa, Oscar; Di Bernardo,
Eduardo; Ponzone, César; Robustelli, Enrique, y Spagnoli, Domingo.
VIOLONCELLOS: Barone, Andrés; Consentino, Antonio; Cudiciotti,
Matías; Farruggia, Pedro; Llacuna, Juan; Mazzara, Gregorio, y Paiva,
Emilio. CONTRABAJOS: di Bernardo, Fioravanti; Godoy, Manuel;
González, José; Ranzulli, Felipe; Sánchez, Antonio; Sánchez,
Miguel, y Santiago, Juan. FLAUTAS: Aleandro, Juan; Claps, Juan, y
Muñiz, Félix. OBOES: Alessio, José (h) y Lattanzio, Pedro. CORNO
INGLES: Fumarola, Juan. CLARINETES: Alessio, Antonio y Meazza, Pedro.
CLARINETE BAJO: Rutili, Gino. FAGOTES: Palumbo, Carmelo y Roccuzzo,
Salvador. TROMPAS: Alessio, Miguel; Lopresti, José; Scaglione,
Alfonso y Tancredi, Vicente. TROMPETAS: Conti, Pedro; Garcilazo,
Octavio y Tolosa, Juan. TROMBONES: Cilia, Mario; Lepere, Fernando y
Menna, Antonio. TUBAS: Rainone, Juan y Ragusa, Domingo. BOMBO y
PLATILLOS: Beltrocco, Carlos. ACCESORIOS: Mazzasogni, Andrés. PIANO
y CELESTA: Berrini, Carlos y Navarro, Hilario. ARPA: Arias Sanz,
Argentina F. de.
Durante los 17 largos años de proficua labor, sus conciertos
fueron innumerables entre los cuales recordamos por su importancia:
El Festival Goethe, en colaboración con la Sociedad Cultural
Germano-Argentina, sus dos actuaciones con motivo del Primer Congreso
Eucarístico realizado en nuestro país; los de homenajes a Bach y
Häendel, Constantino Gaito y Raúl Spoile; los de beneficio para la
Asistencia Pública; los realizados en homenaje al Círculo de la
Prensa de Rosario y Amigos del Arte; su especial intervención,
juntamente con la Compañía Teatral de Margarita Xirgu, en la
tragedia musicada "Medea" de Séneca, y en "Bodas de
Sangre" de Federico García Lorca, cuya partitura musical de
esta última fuera escrita por ese gran músico argentino que se
llamó Juan José Castro; los conciertos auspiciados por el Superior
Gobierno de Santa Fe; por el Centro de Estudiantes de la Facultad de
Ciencias Matemáticas; los dedicados a la Asociación Argentina de
Autores y Compositores al celebrar esta su 25° Aniversario de
creación; el de homenaje a Mozart en el sesquicentenario de su
muerte, y el del Funeral Cívico a la Educadora Dolores Dabat; los
espectáculos coreo-gráficos con el Cuerpo de Baile del Teatro Colón
de Buenos Aires, como así también con el Coro Estable de Rosario;
los dados en beneficio de la Caja Mutual de Policía y de las
víctimas del terremoto de San Juan; como así también los de
adhesión a la Semana de Rosario, etc.; son en una muy apretada
síntesis, la gran cantidad de ocasiones que esta singular orquesta
deleitó con su actuación no sólo al público de nuestra ciudad
sino también a los de otros de diferentes partes del país.
A su vez, en calidad de solistas contó, entre otros, con la
participación de notables celebridades, tales como: PIANISTAS:
Josefina Prelli; José Berggrun; Hugo Balzo; Raúl Spivak; Juan
Reyes; Héctor Ruíz Díaz; Francisco Amicarelli; María Inés Gómez
Carrillo; Mieczyslaw Muz; Roberto Locatelli; Elsa Piaggio de Tarelli;
Nibya Mariño Bellini; Rubén D. Schuerlein; Celia Fasce de Galián;
Carmen Scalcione; Radamés Gnattali; Lía Cimaglia Espinosa; Mafalda
Napolitano de Quarantino; María Esther Méndez; Daniel Ericouat;
Lidia Negri; Alejandro Borovsky; Juan Smeterlin; Susana García
Montaño; Noemí Rochaix; Claudio Arrau; Wiltod Malcuzynsky; Wilhelm
Bachaus; Felicia Roon; Esperanza Lothringer; Alejandro Brorovsky;
Héctor Rivera; Mario Alessio; Delia Drangosch de Gandolfo; Helimut
Baerwald; Carlos Lilamaud, etc. VIOLINISTAS: Tomás Santesteban;
Zaira Senac; Pedro Vidal; Zino Francescati; Carlos Pessina; Ljerko
Spiller; Giuseppe Cusimano; Américo Bellotto; Henry Szering; Luis
Carácciolo; Adolfo Gendelman; Gabriel Bouillón; Carlos F. Cillaro;
Julián Olewsky, etc. CELLISTAS: Pablo Maldonado; Armando Russo;
Bernard Michelín. GUITARRISTA: Andrés Segovia. ARPISTA: Inés
Sebastiani. CLAVECINISTA: Julieta Goldschwartz. CANTANTES: Paula
Weber; María de Pini Chrestiá; Emma Brizzio; Cristina Maristany;
Otilia Armas y Sadie Miller de Steinsleger.
En definitiva, esta inolvidable primer orquesta sinfónica, que
durante casi dos décadas no sólo deleitó con sus magníficos
conciertos al pueblo de Rosario y de otras partes del país, sino que
además le dio a nuestra ciudad una indiscutible y reconocida
jerarquía artística a nivel mundial, por diversos motivos, entre
ellos el quite de apoyo oficial y privado, luego de haber cumplido
una gran trayectoria profesional en mancomunado esfuerzo de
directores, músicos y simpatizantes que la alentaran y hasta
sostuvieran económicamente, en determinado momento la llevó en el
año 1949 a suspender sus habituales actuaciones en espera de tiempos
mejores, como lamentablemente se dejó así impreso en los
considerandos o justificativos de los directivos de la Asociación al
resolver tan drástica determinación.
Fuente:
Extraído del Libro ¡Echesortu! ( Ciudad pequeña, metida en la
ciudad) Apuntes para su futura historia ( ensayo) y Segunda Parte
(Miscelaneas de la Ciudad). Editorial Amalevi. Agosto 1994.