Por
Adrián Yodice
Mientras todo esto sucedía en Capital Federal, Rosario mantenía su sistema en base a Tranvías y Omnibus. En 1932 se pone fin a las controversias con el concesionario tranviario y el transporte urbano pasa a una sociedad de capitales privados y estatales denominada E.M.M.T.R Empresa Municipal Mixta de Transporte de Rosario- y más adelante en 1944 se transforma en E.M.T.R. Empresa Municipal de Transporte de Rosario-. De esta forma la prestación por tranvías y ómnibus estaba a cargo del Estado Municipal complementándose ambos modos y sin competencias.
La flota automotora estaba compuesta por vehículos Mercedes Benz, Volvo, Leyland y Krupp, todos ellos de origen extranjero.
En 1942 la Municipalidad decide la compra de 30 unidades para algunas líneas que requerían de vehículos más ágiles y de menor capacidad, especialmente para trasbordos, refuerzos o servicios nocturnos en barrios alejados como Alberdi o Saladillo. Es así como llegan a la ciudad los Chevrolet 42 similares a los utilizados por los colectiveros en Buenos Aires, creados a partir de chasis de camión y carrozados por artesanos carroceros. Su capacidad era de 16 asientos por lo que para su clasificación se trataría de un micro-ómnibus y no un colectivo. De todas formas, influidos por la cultura porteña, se adopta el término colectivo a nuestro léxico.
La aparición de estos coches el 25 de mayo de ese año sorprendió a los rosarinos y pronto fueron apodados "las cucarachas", por su tamaño más chico al resto de la flota y su color marrón oscuro. Además tenían como particularidad que el ascenso y descenso se hacía por una única puerta a diferencia de los ómnibus.
Fuente: extraído de la “Revista Rosario, su Historias. Fascículo
N• 35 de Octubre 2005