Por
Rafael Ielpi
Ya en 1931, algunas orquesta de Rosario alternaban airosamente con las que venían desde Buenos Aires en especial para amenizar los bailes de Carnaval. Ello ocurría con la de Abel Bedrune, que a partir de entonces protagonizaría una larga actividad profesional en la ciudad. Bedrune era número destacado en las carteleras del Social Theatre, en 1931; del Teatro Colón, en 1933, con una orquesta de diez bandoneones; en el Cine Real, en 1937, todos ellos convertidos en pistas de baile que dejaban de lado su condición habitual de cines, o de teatro en el caso del segundo.
Bedrune iba a tener además un mérito que reconocerían colegas e historiadores de la música popular: su condición de maestro de bandoneonistas y responsable de la llamada escuela rosarina del instrumento, la que tendría dos exponentes de primerísimo nivel correspondientes estrictamente al período 1930-1960: Julio Ahumada y Antonio Ríos, contemporáneos y exponentes ejemplares de la llamada "Generación del 40".
Luis Chera sería otro de los nombres inevitables de la cronología del tango en Rosario hasta su muerte en febrero de 1972. Nacido en 1911, fue parte de una familia musical que incluía a sus hermanos Rodolfo, Héctor, Antonio y Julián, también integrantes y directores de conjuntos del género. Sus primeras actuaciones se remontan a 1925 y ya en los años iniciales de la década del 30 se lo puede escuchar en el Dancing Club de Avda. Pellegrini al 1600 o en Colonia Italiana, del mismo modo que a mediados de la misma es posible encontrar su nombre, junto a los del pianista Manuel Sucher y el violinista Salvador Eskenassi, como acompañantes de la cancionista Fanny Loy. En los años 40 y 50 su orquesta anima en forma habitual los bailes de Carnaval de los clubes Central Córdoba, Servando Bayo, Social Zona Sud, Echesortu, Sportmen Unidos, Provincial, Newell's Oíd Boys, Libertad, entre otros; en los cines Real u Opera o en el Centro Unión Almaceneros y Centro Castilla, alternando con las orquestas de jazz.
Chera ostentaría otra condición pionera: la de haber sido por muchos años el ingrediente tanguero exclusivo de la Boite Marina, en Mitre al 800, uno de los locales más tradicionales y exclusivos de una ciudad donde ese tipo de ámbitos era todavía habitual con su parafernalia de música, danza, cantantes e ilusionistas, mujeres tentadoras, media luz y whisky importado. También subiría la orquesta al palco del Café del Cairo, en Sarmiento y Santa Fe, convertido muchos años después en una especie de reducto intelectual y casi folklórico de la ciudad
Con Chera actuaron asimismo músicos de alta calidad como los bandoneonistas Antonio Ríos y Agustín Garnero, el pianista José Puertas y el contrabajista Domingo Sala, mientras se contarían entre sus cantores algunos de los mejores intérpretes rosarinos, como Angel Barrios, Aldo Calderón, Mario Garcés, Raúl Angeló, Aldo Maidal y Raúl Peralta, que poco después adoptaría el seudónimo de Raúl Lavié, se radicaría en Buenos Aires en 1955 y alcanzaría vasta notoriedad nacional.
Contemporáneo de Bedrune y Chera sería José Sala (nacido en 1909), otro de los grandes propulsores del tango que iniciándose como violinista y baterista terminaría siendo un sensible pianista, cuyas orquestas integrarían los elencos de las radios rosarinas prácticamente desde 1930 hasta 1960 e incluso después, con un criterio de permanente crecimiento en lo musical-instrumental. Sala sería partícipe también de los años "gloriosos" del tango en Rosario, animando bailes, reuniones y espectáculos en varietés e incursionando incluso —cosa que otros no pudieron lograr- en la cinematografía local, como musicalizador de la hoy olvidada película Viejo barrio, en la que intervendría también otro grande del tango: Francisco Fiorentino. Eran los tiempos de la llamada "Generación del 40" con su abundancia de orquestas, compositores, poetas, arregladores, directores y cantores que, des- de Buenos Aires, renovarían entre 1935 y 1960 la música popular.
Como en el caso de Chera, algunos de los cantores de las sucesivas orquestas de José Sala cantara tanto en orquestas de jazz como de tango, recuerda con minuciosidad algunas de las peripecias de aquellas veladas: "La Carpita de Junín e Lguazú, que era llamada así por el techo de lona, fue un lugar famoso de bailes en Rosario. Allí ocurrió una anécdota hora de salir a la pista. Algunos de aquéllos, como Joaquín Martiño o Ramón Zinni -cuyo seudónimo ingresaría a la literatura en "El Rosario de Satanás" de Héctor N. Zinni- competían triunfalmente en los concursos tangueros. Bianchi, como sus colegas, transitó asimismo los auditorios y salas de todas las emisoras radiales, en especial a partir de 1936 cuando su agrupación adquiere personalidad distintiva.que no olvidé jamás. No recuerdo el nombre del cantor pero hicimos un baile en invierno; hacía un frío terrible y a pesar de la carpa entraba un frío bárbaro por los costados. Entonces el cantor de la típica salió a cantar, pero con sobretodo y guantes..."
Raúl Bianchi puede ser integrado a esa nómina de importantes músicos que hicieron del tango orquestal una experiencia continuada y valiosa, en su caso desde los años 20 a 1960, cuando fallece. "El caballero del piano", como se lo llamó, había hecho sus primeras armas artísticas acompañando desde el teclado las temblonas imágenes del cine mudo en los cafés y cinematógrafos que abundaban entonces, como el Empire Theatre.
Integrado ya al circuito de los bailes en clubes, teatros, cafés y salones, Bianchi impuso a su orquesta un ritmo particular, que la hacía predilecta de muchos de los exigentes bailarines de entonces, cuando la típica y la jazz competían en ganar la adhesión de un auditorio exigente a la hora de salir a la pista. Algunos de aquéllos, como Joaquín Martiño o Ramón Zinni -cuyo seudónimo ingresaría a la literatura en "El Rosario de Satanás" de Héctor N. Zinni- competían triunfalmente en los concursos tangueros. Bianchi, como sus colegas, transitó asimismo los auditorios y salas de todas las emisoras radiales, en especial a partir de 1936 cuando su agrupación adquiere personalidad distintiva.
Fuente: Extraido de la Revista “Vida cotidianaRosario ( 1930-1960)