Por
Jorge Brisaboa
Con el profesionalismo —y las malas actuaciones del equipo— surgieron las o] gaciones para los jugadores. Los dirigentes elaboraron un reglamento. Corría l9 Debían entrenar dos veces por semana con buen o mal tiempo.
Debían concentrarse en vísperas de partidos de importancia.
Debían presentarse a dormir en el estadio (donde había quince camas) los miér les, jueves y viernes alas 21.30.
Debían permanecer los sábados a la espera del partido del domingo.
Debían quedar bajo el control del mayordomo del estadio que cumplía órdenes la comisión directiva.
Debían salir a almorzar y a cenar —mientras estaban concentrados— acompaña de un miembro de la comisión directiva.
Debían pagar multas si violaban estas normas.
Con el profesionalismo los jugadores comenzaron a conjugar el verbo deber. Lametamente ellos, que hacían del futbol una transgresión.
Fuente:
Artículo Publicado en el libro “ De Rosario y de Central , Autor:
Jorge Brisaboa Impreso en Noviembre 1996 por la Editorial Homo
Sapiens.