por.
Héctor N. Zinni
Algo más está sucediendo en 1933, es que, a partir del 1ro. de enero han cesado en sus actividades las casas de tolerancia ubicadas en el radio urbano rosarinos Mucho he escrito sobre el tema prostibulano en mis obras anteriores: Prostitución y Rufianismo, El Rosario de Satanás y la Mafia en la Argentina. Al comienzo de los años 30, en pleno auge del espectáculo en Rosario, recrudecen las discusiones entre abolicionistas y reglamentaristas de la prostitución, por ello:
El
fracaso del Primer Año
Para mayor abundamiento de
todas las " ventajas" del abolicionismo y de todas las
"desventajas" del reglamentarismo, es de sumo interés leer
el Diario de Sesiones del Concejo Deliberante de la Municipalidad de
Rosario de fecha 29 de abril de 1932, donde intervinieron los
concejales: Juan Carlos Alvarez, Atilio De Sanctis, Rodolfo
Galaretto, Angel L. Fiasco, Francisco Bodetto y otros, sobre el
dictamen de la Comisión de Higiene, referente a la ordenanza de los
lenocinios. La erudición de unos y otros fue el exponente de dicho
debate. La mayoría se inclinó por las tendencias abolicionistas del
momento. Pero el concejal Atilio De Sanctis sostuvo brillantemente la
verdadera posición científica, social y legal de la prostitución.
Demostró que la prostitución es un "hecho social"
inextirpable, de graves concecuencias para la salud pública, al
dejarlo librado a las contingencias del clandestinismo.
El movimiento abolicionista
de Rosario fue iniciado por la cátedra de Dérmato-sifilografia,
cuyo profesor Enrique Fidanza, desarrollo una labor decidida y
eficiente contra el régimen reglamentarisfa. Uno de los médicos
adscriptos a su cátedra, José María Manuel Fernández dio una
conferencia en el Círculo Médico local, en el mes de Junio de 1932,
sobre El problema médico- social de la Prostitución, de carácter
doctrinario, manifiestamente orientado hacia las tendencias
abolicionistas de la cátedra a la que pertenece. Después de un año
de haber sido puesta en vigencia la ordenanza municipal aboliendo la
ordenanza de la prostitución, el citado médico volvió a ocuparse
de esta cuestión, publicando a principios del año pasado una
interesante comunicación sobre La experiencia abolicionista de
Rosario. No pudo menos que reconocer el aumento de la morbilidad
venérea con el cambio de régimen llevado a la práctica. El fracaso
del primer año fue evidente. Esto mismo ocurrió en Bélgica, al
punto que el estado decidió volver al restablecimiento de la
reglamentación, aunque con menos rigidez y más en consonancia con
las leyes proteccionistas. Para explicar los inconvenientes del
primer ensayo abolicionista en Rosario se han buscado fallas: en la
deficiente organización de la campaña antivenérea, en la
intervención policial contraproducente y en la ausencia de un
regimen uniforme en toda la provincia.
Censores
de la conducta sexual
Ahora, la provincia de
Santa Fe, por una reciente ley cuyos fundamentos prestigió el
diputado Malamud, es abolicionista. Habrá que esperar los resultados
para emitir opinión.
El error fundamental del
abolicionismo consiste en atribuir a la reglamentación, por
insuficientes métodos de control sanitario, las causas principales
de la morbilidad venérea. Se basan en las curas estadísticas.
Confundir a todas las personas enfermas de males venéreos en una
cifra y adicionar ésta al montón de la prostitución, son dos
operaciones aritméticas de la que ha de huir siempre la ciencia: la
primera es una información incompleta por alimentarse en datos mal
llevados; lo segundo, es un acoplamiento arbitrario ante la razón,
porque no puede sumarse lo heterogéneo en la práctica.
Hay que convenir que la
estadística de la morbilidad conduce a errores lamentables. Es muy
usada, porque mediante ella puede demostrarse todo. Quetelet dio a la
estadística una importancia extraordinaria. Llegó a llamarla Física
Social. Pero otros menos avenidos a considerarla como elemento de
valor la han denominado La gran mentirosa, por la dificultad que sus
datos ofrecen, por la ambiguedad interpretativa de los hechos
reunidos y por la incompleta ordenación de los elementos de la misma
especie.
Basta leer el último
trabajo de José María Manuel Fernandez (1) para comprobar la
exactitud de lo dicho sobre la interpretación de las estadísticas.
Al hablar del aumento de los enfermos de sífilis y blenorragia que
arrojan las cifras del año 1933 -año del ensayo abolicionista- y al
compararlas con las del año 1932 , escribe textualmente: "Quiere
decir entonces que si bien hay un aumento en el número de enfermos
también hay un aumento en el número de Servicios. Las estadísticas
comparativas de los dos años no son pues correlativas y cabe
preguntarse si la mayor facilidad para tratarse que implica la
creación de nuevos Dispensarios no habrá atraído un número mayor
de enfermos que en otra forma no hubieran consultado médico
Con este criterio se puede
anticipar desde ya, que la morbilidad venérea de toda la provincia
de Santa Fe en el corriente año, alcanzará cifras inprevistas,
aterradoras...
Los sifilógrafos,
venereologos y hasta los higienistas pretenden invadir con sus
principios de profilaxis antivenérea, el campo de la sexología y de
la sociología. Para ellos la prostitución se reduce a la sifilis y
a la blenorragia. Asumen el rol de sensores de la conducta sexual
humana. Hacen por su cuenta hipótesis gratuitas que le sugiere un
elemento parcial de la realidad. Se pierden en apreciaciones
unilaterales.
Destrucción
de la organización prostibularia
Dígase que la prostitución
es la ocasión, para el contagio venéreo, pero no que es el contagio
único de la sífilis y de la blenorragia, y se estará más cerca de
la verdad. De lo contrario podría argüirse, ajustándose a las
medidas profilácticas que para evitar la transmisión de las
enfermedades infectocontagiosas de la infancia, debería abolirse la
enseñanza primaria y con ella las escuelas.
Se ha dicho muy
elocuentemente: "la
lucha sexual debe dirigirse contra la prostitución y no contra la
prostituta ".
Luchar contra ella no significa extirparla. Para lograrlo debe
recurrirse a la reglamentación que es disciplina y no por la
abolición de la disciplina. Los ingleses, por ejemplo, hacen gala de
los éxitos del abolicionismo a base de disciplina viril en el
hombre y de preceptiva moral en las mujeres.
Al decir reglamentación,
equivale a reconocer la necesidad de imponer normas dentro de la
convivencia por una educación sexual, amplia y racional. Que es lo
que en resumidas cuentas realizan los abolicionistas, al proponer
obligaciones y deberes en reemplazo de las medidas reglamentaristas.
Cierran los prostíbulos; declaran libre la combaten el proxenetismo
y en su lugar establecen: el tratamiento obligatorio, la denuncia
obligatoria y el delito de contagio venéreo.
Emery, al analizar las
causas del incremento de la morbilidad venérea a través de la
prostitución, puso de relieve que la mujer prostituta representa la
canalización de tráfico sexual tanto más peligrosa como menor es
su grado de notoriedad pública.
No se debe desconocer la
importancia de las campañas abolicionistas.
Gracias al impulso de sus
teorías y doctrinas se ha podido destruir la organización
prostibularia con todas sus ignominias. (2)
Esta última afirmación del doctor Raimundo Bosch, de cuyo extenso trabajo se publica aquí una parte, se ha constituido en el éxito más rotundo del cierre prostibulario, ya que han debido emigrar de la ciudad los representantes de la poderosa organización internacional de trata de blancas llamada Zwi Migdal -incluyendo los de la Varsovia así como toda una cáfila de personajes vinculados con la prostitución encabezada por macrós y gerentas de prostíbulos, habiendo dejado de percibir sus jugosos estipendios funcionarios venales de la justicia, la policía y la municipalidad (3)
Recién tres años después de haberse dispuesto la clausura de los lenocinios en Rosario, se hará lo propio en Buenos Aires, el 30 de diciembre de 1935 de la ley 12.331, ordenará abolir las casas de tolerancia en todo el país, aunque algunas provincias ignorarán la disposición. Vale la pena transmitir una carta que me fuera enviada por el doctor Cintra con referencia a la provincia de Corrientes y que dice así:
"Estimado señor
Zinni:
"Queda el interrogante
del porqué siguieron abiertos los prostíbulos en Corrientes, tanto
en la ciudad capital como en otras localidades -Goya por ejemplo- a
más de cuarenta años de la sanción de la Ley Nacional 12,331
denominada Ley de Profilaxis Antivenérea.
"También ocurrió lo
mismo en la ciudad de Salta, capital de dicha Provincia, donde aún
en 1975 partía de la plaza central en las horas del atardecer y
hasta la madrugada una línea de colectivos urbana, que allegaba
gente hacia el barrio de los Prostíbulos.
"Siendo la ley de
carácter nacional. ¿porqué causas no se aplicó en dichas
provincias argentinas como en las demás?. Hubo otra excepción
Comodoro Rivadavia, creo, en la provincia de Chubut, pero según me
informé se debió a que esta ciudad estaba bajo régimen de
jurisdicción militar "…
Mi estadía permanente en
la ciudad de Corrientes comenzó en 1966 prolongándose hasta fines
del año 1978 y, con sorpresa, encontré allí no menos de cuatro
prostíbulos habilitados oficialmente.
"Uno se denominaba
Tiburón o El Yacaré y estaba en la calle Córdoba entre las de
Lavalle y Gral. Paz y tenía más de veinte habitaciones ocupadas por
las respectivas pupilas. Era un caserón muy antiguo edificado, tal
vez, antes de fin de siglo. Cerró hacia 1977 y se convirtió en
Pensión de Estudiantes, siéndolo aún al presente, posiblemente por
su gran cercanía con la Facultad de Medicina, a dos cuadras de
distancia. Según me enteré no fue cerrado como prostíbulo por
disposición oficial, sino por fallecimiento de la propietaria, y los
herederos, que no residían en Corrientes sino en la Pcia. de Buenos
Aires, optaron por darle destino de pensión de estudiantes, pues no
les interesaba explotar el inmueble con el rubro que tuvo
anteriormente.
"Otro estaba mucho más
céntrico, en la esquina del Mercado de Piso, o sea el Mercado de
Abasto de la ciudad. Constaba de un gran patio, con 15 habitaciones,
y se llamaba La Esterlina o La Libra Esterlina, cerró en 1974. Los
otros dos estaban uno a la par del otro en la calle Lavalle, entre
Avenida Alberdi y la continuación de la calle San Luis, denominada
Guastavino en el plano oficial, pero que la población sigue llamando
San Luis.
"Se denominaban La
Paiva y La Blanca, y mantuvieron estos nombres hasta 1973, en que
pasaron a llamarse, sencillamente Whiskería. También tenían 15
habitaciones alrededor de un gran patio. Estos dos fueron los últimos
en cerrarse, hacia fines del año 1978, por disposición oficial
emanada de la Intendencia. Pero esta disposición no se refería a
Ley de Profilaxis alguna. El cierre se fue realizando en varias
etapas, con leves intervalos de varios meses entre ellas en que
volvían a abrir. La cuestión era porque los dueños no se ajustaban
al Reglamento de Higiene y Bromatología Municipal. Se multaba al
establecimiento por transgresión a tal o cual ordenanza municipal
relacionada con los baños, o similar. Pagaban la multa, cumplían el
período de clausura -15 días tal vez-, mejoraban los baños o lo
que fuese y volvían a abrir. Esta situación duró hasta la fecha
indicada, fin del año 1978, en que ya no volvieron a ser
habilitados.
"La habilitación de
un prostíbulo, siempre indicaba un permiso legal Municipal y
Provincial completo, pues la Municipalidad hacia concurrir un médico
semanalmente que revisaba el estado de salud de las pupilas, y por
parte del gobierno Provincial se enviaba un policía que cuidaba el
orden de cada uno de ellos. Con esto se aclara que funcionaron
legalmente y que no eran clandestinos.
"Incluso puedo citar
una anécdota curiosa de lo que presencié en La Paiva, pues vivía a
tres cuadras de allí, sobre la Av. Alberdi:
"En la manzana donde
estaba ubicada esta casa funcionaba un cine de barrio. La sala daba
sobre Av. Tres de Abril, arteria muy importante en la ciudad de
Corrientes pues es el acceso que une a esta con El Chaco cruzando el
Paraná y que se habilitó en 1973.
"El asunto es que este
cine -llamado San Martin, y que en 1977 se convirtió en una gran
pizzería que desapareció al año-, tenía en cartelera ciertas
películas calificadas como prohibidas para menores de 14 ó de 18
años. El boletero no dejaba entrar a los muchachos que tendrían
unos 15 años, mas o menos, aduciendo que la Inspección Municipal
podría presentarse y el dueño del cine quedaría en un aprieto.
"El caso es que yo
estaba en la esquina y veía a los chicos tomar la Av. Alberdi, dar
vueltas a la manzana, doblar por la calle Lavalle y penetrar sin
ningún problema -vigilante policial por medio ubicado en la puerta
del prostíbulo- en La Paiva... Comentando este asunto más tarde, se
me dijo que enfrente del cinematógrafo vivía una familia
relacionada con la Liga de Madres de Familia y que se supo observar
al dueño del cine...
"Respecto al tema
capital de este escrito, nunca pude sacar nada en limpio, al pedir a
gente muy relacionada y culta de la ciudad de Corrientes una
explicación posible al motivo por el cual la Provincia escapó al
cumplimiento de esta Ley Nacional. Siempre me contestaron con
respuestas evasiva o diciendo directamente que desconocían la causa.
"Rosario 24 de Abril
de 1980.
Eugenio A. Cintra
Doctor en Ciencias
Veterinarias
Maipú 2475. Rosario
Las anécdotas prostibularias llenarían gruesos volúmenes ya que muchos sucedidos entraron a formar parte de un común denominador. Hasta llegarán a producir letras tangueras como esta, cuyo autor me hizo llegar:
Salomón Salomón / Tango-balada
Entró a Pichincha,
que brillaba como el día,
con dos pesos en busca de
alegría.
Tenía veintiún abriles,
un peso pa la cena, las
copas y el Casino.
Y otro pa la mina.
Rió, se calentó y al fin
compró la lata de un peso
en el Armenonville.
Si usó o no la lata con
Sabina,
la hermosa polaquita de la
sapie,
ni importa m se sabe.
Carlitos desde la vitrola
del patio
fue aflojando ante la
historia de la mina.
Llevaba seis semanas de
casada,
cinco que saliera de
Cracovia,
y tres de esclavizada
casi aún vestida de novia.
Salomón, Salomón
escuchó sin haber ido para
eso.
Maldijo entender el polaco
como si las lágrimas de
Sabina
no hablaran todos los
idiomas;
como si en tres semanas
no hubieran hablado también
a docenas de hombres
ciegos de pasión
y sordos de corazón.
Salomón Salomón
pensó en sí, en su propia
vida.
Y él, que había entrado
con paso de muchachón
despreocupado,
salió con miedo de hombre
pa la comisaría.
Con temor al rufián y a la
misma policía
pero decidido a torcer el
destino de Sabina.
Y lo logró,
se jugó y la buscaron.
Logró que volviera a su
nación;
que el Rosario turbulento
de los veinte,
al lado de sus llagas
mostrara un corazón.
Tal vez en Cracovia
este flor de tipo
no tenga una canción.
Tal vez Sabina prefirió
callar.
Y con razón.
Pero Rosario no olvida,
no puede, no debe olvidar
a Salomón Salomón.
(Estribillo)
Tenía veintiún abriles,
un peso pa la cena, las
copas y el Casino.
Y otro pa la mina. (4)
El final de Pichincha y los manes del cementerio de Granadero Baigorria, documentados en dos obras anteriores, citadas al principio de este capítulo y a lo largo del libro, servirá para la evocación poética, no ya con la estampa in situ maravillosamente escrita por Luis Blasco El Tuerto Pichón, o aquellas décimas surgidas del estro payadoril de José Rico El Zurdo, sino con versos producidos por representantes de generaciones posteriores, como estos que transcribo y que me enviara, desde su Villa Ballester natal, el distinguido periodista, poeta amigo y escritor popular perteneciente a la Academia Nacional del Tango y a la Academia Porteña del Lunfrdo, Roberto Selles:
Pichincha
Me convocan los quecos de
Rosario,
hoy que todo es orilla de
la nada
y Pichincha es Richieri, en
la cambiada
de un tiempo que jotraba de
corsario.
Todo es un barrio gris,
triste y otario,
ayá donde tayaba la pesada
de la cafiola brava y la
encamada.
Todo es un mundo muerto y
legendario.
Pichincha, es un demonio
flolo y reo
quien te faja su réquiem
en hebreo
y en lunfa con chamuyo
oscuro y lerdo.
Y en la chinche fulera del
olvido,
no recuperará lo ya
perdido
ni el gris permanganato del
recuerdo.
Cementerio
de Granadero Baigorria
Una sombra de negro en la
fiambrera.
Es el alma de alguna puta
vieja,
Afrodita que fuera de
pendeja
en el templo del vicio que
antes era.
¿Fue linda, estuvo papa,
fue diquera?...
Qué importa? Si la parca
nada deja,
si es un lecho de muerte el
que la aleja
de una vida vivida en la
catrera.
Esa grelas de un tiempo son
un mito
al que los moishes capos de
la trata
desde sus tumbas tiran el
carrito.
Granadero Baigorria, última
suerte.
Catre y tumba es igual.
Pide la lata
la madama huesuda de la
Muerte.
Notas
1. José María Fernández:
Distinguido leprólogo de Rosario con proyección internacional. En
los años 20 advirtió la dimensión del problema de las enfermedades
venéreas, constatando la enorme corrupción que el comercio
prostibulario ejercía, tanto en el área sanitaria como en lo
administrativo y policial. Las víctimas mujeres jóvenes
provenientes de Italia, Francia, Polonia y otros paises, eran
recibidas e internadas en Rosario en lo que se dió en llamar
"privadas" o "casas privadas".
En Pueblo Esther existió
un centro de internación llamado La mariposa, lugar donde
actualmente funciona el Cotolengo Don Orione, que tenía celdas por
ambos lados y puertas de hierro. Fernández apreció en toda su
magnitud el gran problema sanitario y moral. Se adulteraban los
resultados de los análisis de control hasta el punto que debía
llevar consigo los tubos con sangre y los extendidos vaginales para
efectuarlos en la sala 4 del Hospital Centenario. Así fue como
emprendió una campaña para enadicar la prostitución oficializada
en Rosario. Luchó contra grandes obstáculos y presiones tanto
económicas como políticas a las que se agregaban las opiniones de
profesionales que creían contraproducente la eliminación de los
prostíbulos. Luego de una dura, larga y tenaz lucha, consiguió la
ordenanza municipal que abolió los prostíbulos y la prostitución
oficializada en toda la ciudad. Con el tiempo, disminuyeron las
enfermedades venéreas, éxito sanitario que fue observado por las
autoridades de la provincia de Santa Fe y del orden nacional,
aboliéndose la prostitución en todo el territorio del país-
El gran logro del doctor
Fernández contó con el apoyo de grandes profesionales médicos,
entre ellos, los doctores Fidanza, Muniagurna, Invaldi y otros. Así
fue como la Argentina erradicó la esclavitud más indignante que su
sufrieron gran cantidad de mujeres, y pudo ostentar ante el mundo el
mundo el logro de ser uno de los pocos paises sin esta lacra. Augusto
B. Mercau: Homenaje a un maestro de la leprología argentina".
La Capital. Rosario, 16-7-95.
Ver también El Rosario de
Satanás. T. I. Pág. 230.
2. Raimundo Bosch, Profesor
Titular de Medicina Legal en la Facultad de Medicina (Rosario). El
Problema la Prostitución. Separata de la Revista de Medicina Legal y
Jurisprudencia Médica. Nro. 2. Rosario , 1935.
3. V. Rafael Lelpi y Héctor
N. Zinni. Prostitución y Rufianismo, 4ta, parte, capítulos 1 al 7y
de Héctor N. Zinni, El Rosario de Satanás, 6ta. parte, cap. 1 y 2.
4. Héctor López. Salomón
Salomón Tango- balada basado sobre un hecho real ocurrido en 1930
rescatado en el libro Prostitución y Rufianismo.
Fuente: Extraído del Libro
“Rosario era un espectáculo”- vida teatral, cotidiana.
Prostibularia y Radiofonica. Tomo I. Editorial Homo Sapiens. Año
1995.