Por Javier Etcheverry
A partir de fines del siglo XIX se instalan en el por entonces extremo nordeste del municipio, en el barrio Refinería (1), los establecimientos industriales más grandes de la ciudad. Cabe aclarar que por entonces y hasta avanzado el siglo XX predominan en Rosario los talleres artesanales y las pequeñas industrias.
En Refinería (denominado desde 1948 Barrio Las Malvinas) se encontraban los grandes talleres del Ferrocarril Central Argentino, la Refinería Argentina de Azúcar (instalada en 1887, dando nombre al barrio), la fábrica de ginebra de E. Schiffner, las destilerías de Altgelt y de Wildemburg, la empresa de Aguas Corrientes, el establecimiento de Wilson’s Sons, las Barracas Remonda Monserrat, grandes galpones de almacenamiento y muelles. El gobierno municipal había dispuesto en 1903 que el barrio se denominara Norte, pero prevaleció el nombre Refinería.
A principios de siglo XX, tres empresas ferroviarias (Ferrocarril Córdoba y Rosario, Ferrocarril de la Provincia de Santa Fe y Ferrocarril Rosario y Buenos Aires) atravesaban el linde norte de Refinería para desembocar en los mencionados muelles. A través del ferrocarril llegaba el azúcar de Tucumán y el norte de Santa Fe que era procesado en la Refinería de Ernesto Tornquist. La actual Avenida de las Tres Vías lleva justamente ese nombre porque ocupa el lugar que otrora surcaban las vías de las mencionadas empresas ferroviarias.
Para alojar a los trabajadores de las fábricas, talleres, depósitos y muelles se edificaron grandes conventillos. Allí se hacinaban centenares de inmigrantes -europeos sobretodo, pero también sirio-libaneses (denominados “turcos” porque provenían del Imperio Otomano) y algunos japoneses- y migrantes de las provincias del interior del país. De esa manera, Refinería se constituyó como un barrio netamente obrero, sacudido periódicamente por conflictos sociales y laborales que tuvieron su expresión más destacada en la huelga general de 1901 - la primera del país- (2) iniciada en la Refinería de Azúcar. Entre los propietarios de esos conventillos, que generaban pingües ganancias, figuraban destacados empresarios como Arijón (de origen gallego), Canals (catalán) y Cilvetti. La Refinería de Azúcar contaba con su propio conventillo. En la parte del año de mayor actividad dicha Refinería empleaba, entre obreros y empleados, a más de un millar de personas.
El Ferrocarril Central Argentino construyó hacia 1888 en la parte aledaña a sus talleres (denominados “nuevos” en contraposición a los más antiguos y mucho más pequeños ubicados en las adyacencias de la Estación Rosario Central, que había sido otrora el asentamiento del segundo cementerio rosarino) dos bloques de viviendas denominadas Batten Cotagge y Morrison Building. Atilio Reati nos informa al respecto:
“En el primer conjunto habitacional se instaló al personal técnico-administrativo (jefe de Talleres, de Mantenimiento, etc.) y en el segundo aquel personal necesario para casos de emergencia, como agentes que atendían el guinche de auxilio para los eventuales descarrilamientos o bomberos.” (3)
Esos complejos habitacionales se levantaron en el límite norte del barrio. Estaban rodeados de espacio verde y alejados del núcleo proletario de la barriada.
Hacia 1911 Refinería era el barrio más poblado del municipio. Contaba con cerca de 40.000 habitantes. La población rosarina se había multiplicado casi por 10 entre 1869 (año del primer censo nacional) y 1914, pasando de 23.169 a 225.101. (4) El 50% era de origen extranjero, básicamente europeo. Entre los extranjeros predominaban los italianos. Inicialmente se radicaron en Rosario lígures, fundamentalmente. Luego se establecieron italianos de otras regiones del norte de Italia (Piamonte, Lombardía, Friuli y el Véneto). Hacia fines del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX comenzó a ser significativo el aporte itálico meridional (sicilianos, calabreses, napolitanos, etc.).
A los arrabales del norte de la ciudad, como Refinería, no llegaron las obras urbanísticas y de higiene emprendidas por el gobierno municipal a finales de la década de 1880. No obstante, y como consecuencia de la peste bubónica que asoló Rosario en enero de 1900, fueron incluidos en una campaña de saneamiento. (5)