Por Luis Etcheverry
Pionero de la televisión
La muerte de su padre lo arrojó ala pobreza y peleó la vida a fuerza de múltiples trabajos. Es el artífice de Canal 3.
Antes de invitarlo a desensillar y dormir en el piso, junto al recado, bajo su techo, al dueño del viejo ramos generales perdido en los faldeos del Aconquija, en Tucumán, le picó fuerte que ese desconocido de habla instruida anduviera por esas soledades tras apenas unas doscientas cabezas dispersas de ganado bagual de módico valor. La curiosidad llevó a la conversación, que fue larga, y ésta al mutuo conocimiento. Al cabo, el anfitrión sentenció: "No se quede aquí. No se deje atrapar por la montaña como me pasó a mí. ¡Váyase!". Alberto C. Gollán no desoyó el consejo. Curó la hacienda, la mandó por tren al frigorífico y liquidó el ya pingüe negocio extra iniciado con la compra de los animales a sus patrones, los Posse, dueños del obraje de 60.000 hectáreas en el que trabajaba,. Luego emprendió el regreso. Tal una de las múltiples anécdotas laborales del creador de Canal 3, sólida nave insignia de sus múltiples empresas actuales.
Estando pupilo en el aristocrático La Inmaculada, en Santa Fe, después de haber sido retirado del La Salle de Rosario por pelearse con un hermano (casi un cura), Gollán, con 17 años (Rosario, 24/2/1918), recibió la infausta noticia de la muerte de su padre, un médico exitoso que visitaba asus pacientes en auto con chofer y era dueño de la clínica de bulevar Oroño sobre la cual se organizó el viejo Mapaci, hoy lCR. Esa muerte significó la debacle económica de la familia. En poco tiempo los Gollán perdieron todo, hasta los libros de medicina del padre. La madre tuvo que salir a trabajar y Alberto, el mayor de sus tres hijos, que había empezado medicina, inició su larga y matizada experiencia de vida y trabajo que ya lleva corridos más de 70 años. Hizo y fue de todo, aquí, en Buenos Aires interior.
En 1960 se obstinó enjugarse incipiente televisión. Peregrinó despachos de importantes empresarios amigos Buscaba nada más que 30 socios con 300 mil pesos cada uno. Apenas si los consiguió arañando. Muy pocos le tenían fe a una TV rosarina. ",Para qué? —le decían si ya -está LA CAPITAL". La idea plasmó exitosa y la empresa creció. Fundador y directivo de múltiples instituciones nacionales e internacionales de la publicidad, el periodismo, la televisión y la cultura, incluso dio tiempo para ser por unos meses intedente de Rosario. Premiado y condecorado reiteradas veces, hoy es además cónsul Gran Bretaña.
Con una estampa que parece detenido en el tiempo, nimbada por una vitalidad y una memoria que asombran, a me cumplir 90 años, Gollán todavía irradia el "charme" de siempre en su sobrio despacho de la avenida Perón. "Sí, varias veces me lo quisieron comprar, pero mientras y viva, el canal no se vende", responde claro sereno, tajante, como para que no queden dudas. Y entonces uno ve al joven jinete sudando (¿o tiritando?) mientras repecha la montaña, entre las ramas y espinas le castigan sin tregua el guardamotes, en busca de una hacienda dispersa que, por baguala, apenas si vale algo.
Fuente: Extraído de la revista del diario “ La Capital” 140 aniversario. Año 2007