Por Rafael Ielpi
Aquella gastronomía familiar, ejercida tanto en
las pensiones como en las casas de familia que no ostentaban aquella condición,
demandaba una serie de Aquellos almacenes y "baratillos", con su
surtido a veces impresionante de mercaderías de todo tipo, desde bebidas a
comestibles, conservas, frutas desecadas, implementos de limpieza, etcétera, no
eran sino versiones menores de los grandes almacenes mayoristas, con los que
muchos inmigrantes hicieron enormes fortunas en la ciudad. Pero las familias de
la zona céntrica o casi céntrica de entonces, a pesar de contar con muchas de
esas grandes casas mayoristas, como la de "Campodónico Hermanos",
también podían surtirse en muchos almacenes, algunos instalados en pleno
corazón de la ciudad.
Era el caso, por ejemplo, del "Almacén de la
Luna", fundado por Benito Castagnino, un inmigrante nacido en Liguria en
1848 y muerto en Rosario en 1903. Llegado a la ciudad a los 12 años, se
asociaría más tarde con su paisano Mosto para habilitar el aludido comercio en
la esquina suroeste de Córdoba y Mitre, en el mismo solar que ocupara
anteriormente la cajonería funeraria de Loreto Correas; era considerada una
casa de prestigio por la calidad de los productos que poblaban sus estanterías
y sus avisos en los programas iniciales del Teatro Colón en 1904 prueban su
popularidad e inserción en la clase pudiente rosarina.
Muy
antiguos eran asimismo otros dos, con reparto a domicilio: "El
Peninsular", con anexo de bar, en la esquina de Sarmiento y Santa Fe, en
1902, y "El Pingo", de Cortés y Fernández, en San Lorenzo y Mitre,
que garantizaban en sus envíos esmero y prontitud. El
primero, instalado en 1891 por Francisco García y Juan Gayol en Urquiza y
Corrientes, se trasladaría en 1898, a la muerte de García, a su esquina
definitiva y sería uno de los almacenes importantes del centro rosa-rino, con
especialidades como las conservas españolas "La Amistad", los
cigarros de Manuel López, traídos de La Habana, el aceite de oliva
"J.G.", la sidra "El Pastor Asturiano", vinos de La Rioja,
etcétera. Una publicidad de los primeros años del siglo decía de su despacho de
bebidas: Posee un amplio y ventilado
patio, adornado con profusión de plantas, dedicado al servicio de bar, que
nada tiene que envidiar al de las mejores casas del ramo...
De los años finales del siglo XIX, subsistiendo
en los primeros del siglo XX, eran el "Almacén del Politeama", en
Entre Ríos y Urquiza;"Al Buen Mosto", de Maipú y Mendoza, cuyo remate
anunciaba La Capital en
1914; el "Almacén de la Bolsa", de 1869, de Antonio Escalona, en
Santa Fe esquina Maipú, y "Los Dos Amigos", en Mendoza y 1o
de Mayo, frente al Mercado Urquiza, donde funcionaba hacia 1902.
Una
nómina arbitraria y seguramente incompleta podría incluir asimismo, en los años
entre 1900 y 1920, a "El Económico", de Brun Hermanos, en San Juan y
Io de Mayo; "El Perú", de Rioja y Entre Ríos;"La
Estrella", de Paraguay y Mendoza;"Blanco y Negro", de Andrés
Agulló, en San Martín 1174;"El Diluvio", en San Martín 1055;
"Santa Rosa", en Mendoza y Entre Ríos; "El Tevere", en San
Juan 1025;"E1 Movimiento Continuo", de Independencia y 9 de
Julio;"La Economía" en 9 de Julio al 1600; el "Florentia",
en Balcarce y Rioja; el "Independencia", en Rioja y Pte. Roca; el
"Guipúzcoa", de San Lorenzo y Moreno; el "Gulín", de Santa
Fe esquina Alvear; el "Saturno", de Güemes y Alvear; el almacén de
Leo Ullman, que hacia el Centenario publicitaba los oister eier (huevos de Pascua) de mazapán y azúcar,
importados, o el "Almacén de Sarasate", en Mitre y Rioja, que en 1911
publicitaba su mercadería en la prensa local.
En
1925 se podían señalar muchos almacenes céntricos cuya actividad se
prolongaría en algunos casos hasta la década del 80, como en el caso del
"Almacén Pompeo" de Arturo Ballocco, instalado ese año en San Juan
1201 y luego en la esquina noreste de Rioja y Paraguay, hasta su clausura, aun
cuando sobrevive su nombre en el hermoso edificio que lo albergara. Pueden
agregarse a él otros como el "Almacén del Cabotaje", de Pedro Díaz,
en Avenida Belgrano al 400 esquina Laprida;"La Aurora" (Córdoba 599);
el"Victoria" (Mitre 296); el "Roma", de Antonio Curto (Rioja
799); el "Europeo", de Díaz y Cía. (San Luis 1099), y "El
Pampa", de Fernández Hermanos, en la esquina noreste de Córdoba y
Paraguay, que luego se convertiría en bar hacia los inicios de la década del 50
y se haría legendario por sus picadas servidas sobre papel en las mesas de
madera.
Pueden sumarse a los anteriores el almacén
"El Favorito", de José Fernández, en Laprida esquina 3 de Febrero;
"El Fénix", de José G. Del Río, en Rioja y Sarmiento;
"España", de José Llabrés, en Maipú y 3 de Febrero; "La Primavera",
de J. Fernández, en Rioja 1401 esquina Corrientes; el "Almacén del
Correo", de A. Bustinza, ubicado en 1925 en la esquina de Santa Fe y
Mitre, y "El Ibérico", fundado por José María Avalle y de propiedad
en 1925, de López y García, en la esquina sureste de San Lorenzo y Sarmiento,
también luego famoso por los ingredientes del cotidiano vermouth.
Para
los amantes de los platos de pescado, que desconfiaban de los ambulantes
vendedores callejeros del producto, portadores de pesados canastos, la
"Bacaladería Catalana" ofrecía siempre la posibilidad de mercadería
más segura. Instalada en la ciudad en 1885, sus avisos se publicaban ya en los
diarios de la ciudad en los primeros años del siglo; en 1917 era propiedad de
Camilo Domingo, mientras que en febrero de 1930 anunciaba que por terminación de contrato en el local de San Luís y Pje. Colón, se
instalaría en la cercana esquina de San Martín casi San Luis, uno de los
locales del abigarrado Mercado Central. Por entonces contaba con otros dos, en
Ovidio Lagos casi esquina 27 de Febrero y en 25 de Diciembre 1926, que era su
local propio. En 1925, se publicitaba como especialista semillas, frutas
secas, legumbres y cereales.
Otra
salida para ciertos gustos, sobre todo hispánicos, la ofrecía la casa de Pedro
Feu, en Santa Fe 1320, proveedor de conservas españolas de pescado de todo
tipo y procedencia regional, a lo que sumaba, para acompañarlas seguramente,
vinos finos de Jerez y manzanilla de Sanlúcar.Todo con fondo de peteneras,
sevillanas y bulerías
Fuente: extraído de
libro rosario del 900 a la “década infame” tomo III editado 2005
por la Editorial homo Sapiens Ediciones