Por Raúl Antonio Pedemonte
La centenaria Abadía del Niño Dios de los Monjes Benedictinos de Victoria, Entre Ríos está rodeada de un hermoso paisaje de suaves lomadas, coloreadas de todo tipo de verdes. Toda la zona está regada por arroyos que desembocan en el riacho Victoria, afluente del Paraná, o en los bañados adyacentes al mismo. En la cima de una de las colinas del lugar se levanta el conjunto de los edificios del Monasterio. El parque circundante tiene una gran variedad de árboles y plantas, incluso especies exóticas y medicinales. Asimismo cobija gran cantidad de aves. La Abadía del Niño Dios fue fundada el 30 de agosto de1899 por la Abadía de Belloc, Francia, y es el primer monasterio benedictino de Hispanoamérica.
Como todo monasterio benedictino la Abadía del Niño Dios está gobernada por un abad, que significa padre, y según San Benito hace las veces de Cristo. El abad es elegido por toda la comunidad y su tarea principal es trabajar por el bien espiritual de los monjes y atender la administración de los bienes del monasterio. Desde 1997 el abad es el padre Carlos Martín Oberti.
La vida fraterna de los monjes es uno de los rasgos característicos del estilo de vida de los religiosos, ya que son monjes cenobitas, es decir, viven en comunidad. San Benito en su testamento espiritual desea que exista entre ellos un amor sincero basado en el Evangelio, dice él "un celo bueno" que los impulse a una verdadera vida de hermanos. La búsqueda de Dios es el objetivo principal de la vocación del monje. Celebrar la alabanza divina durante el día y la noche con el canto de los salmos e himnos y con gestos y signos litúrgicos que los impulsa a penetrar en el misterio de Dios. Los huéspedes y visitantes participan de la oración litúrgica y experimentan esa paz llena de Dios a la que la oración conduce.
El trabajo para el monje es una manera concreta de colaborar con la obra creadora de Dios, a la vez que posibilita el sostenimiento de la Comunidad y ayuda a los más necesitados.
La Comunidad benedictina realiza una gran variedad de trabajos manuales, entre ellos: tambo con fabricación de dulce de leche y quesos; elaboración de un rico licor artesanal compuesto de 73 hierbas, apicultura (miel, jalea real, propóleo). El Monasterio ha sido pionero en la actividad apícola de la región. Elaboran también una amplia gama de fitoterápicos. Todos estos productos se comercializan con la marca Monacal que hoy es símbolo de calidad y prestigio en todo el país. La Abadía tiene también una surtida santería La Iglesia Abacial está dedicada al Misterio del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Es de estilo neo-románico. Consta de una nave central y dos naves laterales, enmarcadas por columnas y arcos. Comporta una gran luminosidad interior para marcar el paso de la luz. Durante el día el templo se inunda de la luz natural, jugando con los coloridos ramos que vienen del vitral. Esta luminosidad permite constatar el paso del tiempo, a lo largo del día, señalando las distintas horas, momentos en que la comunidad monástica se entrega a la alabanza y a la intercesión por las necesidades del mundo entero. Durante los oficios nocturnos, el prebisterio ofrece una luz blanca intensa, signo de la presencia de Dios en su palabra, y la nave central una iluminación adecuada para la meditación contemplativa propia de estas horas.
Con la luz amarilla se exalta la línea arquitectónica de columnas y arcos (en el interior); las galenas y la torre en el exterior. La hospitalidad es otra característica de la vida monástica. Los monjes benedictinos abren su casa para que todo el que sinceramente busca a Dios pueda encontrarse verdaderamente con él y consigo mismo. Los huéspedes se alojan en un edificio especialmente preparado para ellos y participan libremente de las celebraciones La amplia hospedería de la Abadía funciona también como Casa de Retiros y con esta actividad se brinda un lugar de paz, silencio y descanso a todas las personas que se acercan, sin importar su credo ni su condición social.
La Abadía del Niño Dios de Victoria fundó la Abadía de Cristo Rey en el Siambón, Tucumán, en 1956; el Priorato simple de la Pascua en Canelones, Uruguay, en 1976, y en 1982 asume como Priorato simple al Monasterio de San Benito de LLíu- LLíu, de Limache, Chile.
De la Abadía del Niño Dios depende el Instituto Privado John F. Kennedy de Victoria y el Instituto del Profesorado San Benito destinado a la formación docente y profesional. La comunidad benedictina ha promovido la construcción de un barrio de viviendas cuyo primer grupo fue inaugurado en 1971, y es atendido con mucha dedicación por las Hermanas Dominicas Misioneras. También nació por iniciativa de los monjes el club social y deportivo San Benito, centro de diversos eventos culturales. Además, es preciso señalar que la Abadía es una importante fuente de trabajo para el vecindario. Este es el camino que los monjes benedictinos transitan desde el siglo VI, siguiendo las huellas de su padre fundador San Benito.
Fuente: Abadía del Niño Dios.
Fuente: Artículo publicado en la Revista “Rosario, su Historia y Región. Fascículo Nº 92 de Diciembre de 2010