Por Lorena Ratner
Hace ya cien años, la ciudad de Rosario festejaba el primer centenario de la patria. Tal como sucedió este año para el bicentenario, la ciudad se vistió de fiesta con los colores celeste y blanco, pero sin dudas, la protagonista fundamental de aquellos festejos fue la iluminación. Así como todos los rosarinos fuimos partícipes del estupendo espectáculo que vivió la ciudad frente al Monumento a la Bandera, colmado de luces y de centenares de fuegos artificiales, también para 1910, el recurso más explotado para engalanar las calles fue el de la iluminación eléctrica, la cual recién comenzaba a imponerse como fuente de energía principal. El servicio de alumbrado en nuestra ciudad fue evolucionando conforme al desarrollo urbano a través de las diferentes épocas. En un principio se realizaba con faroles, encerrando velas de sebo, lámparas con aceite de potro luego, y más tarde kerosene. Hacia el año 1863 comenzó la instalación de faroles a gas, extendiéndose por vastos sectores de la ciudad. A partir de 1888 y durante varios años se alternaron los faroles a gas y los focos eléctricos predominando con el tiempo estos últimos. La conseción para el alumbrado eléctrico pasó por varias etapas en manos de diferentes compañías y, ya para la década de 1910 el censo indicaba que en Rosario había 4.938 casas que contaban con luz eléctrica, 2.129 a gas, y una mayoría que sumaba 12.357 viviendas alumbradas a kerosén mediante los viejos y tradicionales faroles de mecha y tubo vidriado.
Este avance tecnológico se pudo vislumbrar con todo su esplendor durante las fiestas mayas de 1910. Una de las mayores atracciones fue la espectacular iluminación de los principales edificios públicos y privados. Las imágenes de los hermanos Pusso nos muestran la Plaza 25 de Mayo durante el día, e iluminada durante la noche. El diario El Municipio se refiere al aspecto de la Municipalidad diciendo que el frente del edificio "...desaparece tachonado por miles de lamparitas de colores patrios distribuidas con arte exquisito en alegorías y leyendas alusivas a la gloriosa fecha que se conmemora. La plaza de Mayo ofrece un aspecto encantador. En la pirámide, fuentes, y avenidas se han colocado con gusto ponderable guías de lamparillas". Gran cantidad de edificios fueron iluminados para la ocasión, entre ellos: la Jefatura Política, los bancos Francés, de Londres, Británico, Español, Londres y Brasil, Hogar Argentino, el Club Social, el Círculo Italiano, Club Español, Rotiserie Cifré, El Municipio, La Capital, la Compañía Sudamericana de Electricidad, El Louvre, Casa Zamboni, la torre del Central Argentino, la Bolsa de Comercio, Banco de la Provincia, Asociación del Profesorado, Sociedad Rural, y otros muchos. Las actividades realizadas para conmemorar el primer centenario patrio se extendieron por una semana completa, la cual fue decretada feriado, por realizarse múltiples actividades organizadas tanto por instituciones públicas como privadas.
Según las crónicas de la época el entusiasmo fue tal, que el tránsito por las calles principales se hacía difícil por la cantidad de público que las recorría en todas direcciones. Esto, unido a las manifestaciones y desfiles de tropas y escuelas, dieron a la ciudad un animado aspecto festivo. La Municipalidad hizo acuñar medallas conmemorativas en cobre, las cuales fueron repartidas al público en general, y otras acuñadas en plata fueron entregadas a los concejales y profesores.
Tanto en el día como en la noche, en teatros, plazas, y otros lugares públicos se realizaron durante una semana, desfiles, y actividades gratuitas para toda la población. Los fuegos artificiales, cinematógrafos, funciones de teatro y de circo gratis, fueron los números más concurridos por el pueblo.
Durante la semana de mayo, las Escuelas Particulares se reunieron en la plaza de mayo, en cuya pirámide colocaron una placa de bronce que lleva la siguiente inscripción: "En el 1er centenario de mayo.- Los directores de colegios particulares.-1810-1910".
Los festejos de la Semana de Mayo incluyeron diversos actos de beneficencia en los cuales las Escuelas y asociaciones privadas se ocuparon de distribuir calzado, ropa y comida a los niños pobres.
Las calles céntricas fueron espectacularmente adornadas con arcos colmados de lamparitas eléctricas. Las crónicas de la época relataban que "... la calle Córdoba es un derroche de luz, desde 25 de Diciembre hasta el bulevar Oroño, se han distribuido millares de lamparitas eléctricas celestes y blancas y bombas de gas, de los mismos colores". A cien años de aquellas luces, los rosarinos seguimos recordando y celebrando nuestros aniversarios patrios iluminando aquellos lugares que nos identifican. El imponente sistema de iluminación instalado en el Monumento a la Bandera es un ejemplo de ello. Como homenaje a este segundo centenario de la patria, la Escuela Superior de Museología realizó una muestra fotográfica que incluye una serie de vistas nocturnas de la ciudad tomadas en 1910, más otras imágenes cedidas por Alumbrado Público de la Municipalidad de Rosario.
La muestra se expone en la planta baja del Palacio Municipal, y podrá visitarse todos los días hábiles hasta el mes de agosto, y luego será expuesta en los diferentes Centros de Distrito Municipales.
Bibliografía:
Anuario estadístico de la ciudad de Rosario de Santa Fe de los años 1908, 1909, 1910 y 1911. Talleres Peuser. Buenos Aires. 1912. Bergnia de Córdoba Lutges, María A. Alumbrado público de Rosario, su evolución. En: Revista de Historia de Rosario. Año 1 N° 3. 1963. Diario El Municipio. Números varios. Rosario. Mayo de 1910.
Revista Caras y Caretas N° 609. Buenos Aires. 4 de junio de 1910. Revista Monos y Monadas N° 1. Rosario. 12 de junio de 1910.
Varón Manuel. El servicio público de electricidad en Rosario. Editorial Liberación. Rosario. 1936
Fuente: Artículo publicado en la Revista “Rosario, su Historia y Región. Fascículo Nº 86 de Junio 2011